Desde hace varios años
Intel ha estado diseñando y fabricando
sus propias placas base. Generalmente son modelos de gama alta, de distribución muy concreta y difíciles de conseguir, pero existir sí existían. Cuando probamos el i7-3770K lo hicimos sobre una Intel DZ77GA-70K, por ejemplo.
Sin embargo,
Intel ha anunciado que dejará de fabricar placas base bajo su marca en los próximos meses, una vez se inicie la transición a los procesadores Haswell que, recuerdo, no serán plenamente compatibles con las actuales placas. De esta forma Intel allana el camino a los múltiples grandes fabricantes de placas base del mercado como ASUS, Gigabyte, MSI, AsRock o muchas otras más.
Por otro lado es importante tener en cuenta aquellos rumores sobre el salto de Intel al formato SoC y que serán vitales para el futuro de la industria. Según aquella información, los procesadores Intel estarían integrados en la placa base, de forma que la distribución dependería directamente del fabricante de este último componente.
Intel se retira del mercado de placas base para no interferir en el negocio de estas otras compañías. Siempre suponiendo que tras Haswell Intel adopte ese formato SoC, algo que con sus declaraciones oficiales al respecto parece bastante probable.
Sea como fuere,
las placas base Intel nunca han sido mayoritarias, si no modelos puntuales y con pocas ventas en comparación con otros fabricantes. Los usuarios no deberíamos notar diferencias en el mercado ni por supuesto en características o rendimiento, algo que se mantendrá ajeno completamente a esta decisión de la compañía.
Fuente Xataka