No es porque la hamburguesa sepa mejor que una dorada al horno. Los españoles son conscientes de que la dieta mediterránea es más saludable para el organismo, pero critican que para llenar la nevera de productos 'sanos’ necesiten contar con un dinero extra en el bolsillo. Según cálculos de la Universidad de Navarra, una dieta mediterránea de 2.000 calorías cuesta 1,4 euros más que la comida basura. Como están las cosas, ahorrarse unos 500 euros al año para muchos no es ninguna broma. ¿Apoyaría usted una reforma fiscal que beneficiase la dieta mediterránea en detrimento de la comida basura?.
La realidad es testigo de una situación imperante: comer productos sanos, frescos y locales es, muchas veces, más caro que comer productos procesados, importados y cargados de sal, azúcar y grasa. “Aunque también es cierto que existen alimentos baratos y sanos, y productos caros y pocos sanos, y aún así la población sigue consumiendo las cosas caras y poco sanas”, añade María Manera, dietista y nutricionista de la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas. Quizá porque son más fáciles de preparar, le gustan más, se ha hecho más publicidad sobre ellos o porque las tienen más a mano. En el fondo, la dieta mediterránea tradicional ha sido reemplazada por una alimentación con mayor densidad energética, lo que significa más grasa y más azúcar añadido en los alimentos. Y las personas únicamente somos lo que comemos y seremos lo que hayamos comido.
Conocedora de que es más una cuestión económica que de gustos, Maira Bes-Rastrollo, investigadora de la Universidad de Navarra, plantea una fórmula: favorecer una alimentación saludable entre los ciudadanos aplicando una subida de impuestos a la comida ‘basura’ y una subvención para los productos de la dieta mediterránea. “Estados Unidos ya está estudiando gravar la comida basura para reducir la obesidad”, apunta la investigadora del estudio a El Confidencial. Más de mil millones de personas adultas en todo el mundo padecen sobrepeso. De ellas, unos 300 millones son directamente obesos, según estadísticas que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, el panorama se antoja peor: si bien ocupa una posición intermedia de porcentaje de adultos obesos, el país presenta una de las cifras más elevadas en lo que respecta a obesidad infantil. Uno de cada cuatro niños españoles ya sufre sobrepeso.
La especialista ha hecho esta propuesta después de dirigir un estudio entre 17.000 graduados universitarios en el que concluía que, aunque saben perfectamente que la dieta mediterránea es más saludable, “también es más cara que la americanizada”. Los autores recurrieron a un sistema validado de puntuación para identificar si los participantes seguían una dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, pescado, legumbres, frutas, verduras y hortalizas, o un patrón denominado ‘americanizado’, con predominio de grasas, azúcar, carne roja, comida rápida, bebidas azucaradas carbonatadas y bollería industrial. “Han subido los impuestos del alcohol y el tabaco porque es perjudicial para la salud. ¿Y la comida basura? ¿En qué ayuda al organismo?”, deja en el aire la investigadora.
Gravámenes como en el tabaco y el alcohol
EEUU ha sido el primer país en el mundo en mover ficha para erradicar la obesidad en el país. Tienen estudios que calculan que incrementando el 10% de los impuestos recortaría el consumo entre el 8 y el 10%, lo mismo que pasó cuando subió el precio del tabaco, que fue el mecanismo más efectivo para que los fumadores lo dejaran.
Para equilibrar este despropósito, Manera plantea estudiar las causas de esta situación: “¿Por qué se venden refrescos al mismo precio que el agua, hamburguesas al mismo precio que el pan o patatas chips más baratas que las avellanas?”. Si se dejaran de subvencionar determinados productos, “habríamos ganado mucho”. Sólo en la Unión Europea, las estimaciones de la ESC dicen que los costes en enfermedades cardiovasculares para la economía son de 170.000 millones de euros por año, 100.000 millones en asistencia médica y el resto en productividad. En Estados Unidos, el lobi Americanos contra Impuestos en la Comida se ha echado encima y tilda a estas tasas de discriminatorias porque los impuestos "nunca han convertido a nadie en personas sanas". Según dicen, sólo falta educación, ejercicio y una dieta equilibrada para que la obesidad forme parte del pasado.
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