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La semana pasada vimos como Steve Jobs se lucía en una rueda de prensa convocada especialmente para resolver cualquier duda referente a los problemas de cobertura que ha registrado el iPhone 4 después de su reciente lanzamiento. Jobs se encogió de hombros en distintas ocasiones y no vaciló un ápice a la hora de afirmar que todos los teléfonos, independientemente del fabricante, también tienen fallos y que el problema ya se encontraba en las anteriores versiones de iPhone 3G y iPhone 3GS.
El caso es que la solución llegó en forma de funda. Un envoltorio que Apple regalará a todos los clientes que hayan comprado el iPhone 4 antes del 30 de septiembre. Hoy se ha sabido que el famoso parche costará a Apple la friolera de 175 millones de dólares, unos 136 millones de euros al cambio actual.
Apple bautizó el problema de cobertura como “Antennagate” en la misma rueda de prensa. Steve Jobs, en ese momento, prometió que regalaría la una fundita para guardar el teléfono a todos aquellas personas que hayan adquirido un iPhone 4 y tengan problemas de cobertura. Y como las existencias de fundas no van a poder cubrir todas las ventas del iPhone 4, se optará por regalar fundas en su formato estándar. El precio de este parche ocasionará pérdidas de 136 millones de euros a una compañía que hasta ahora había cerrado los trimestres con balances más que positivos.
Jobs no supo qué decir cuando le preguntaron por los usuarios que no habían utilizado fundas para sus iPhone 3G o 3GS y no habían detectado ningún problema en la cobertura del terminal. El asunto es un misterio, o no tanto. Porque Steve Jobs defendió a capa y espada su iPhone 4 y se justificó diciendo que todos los terminales tienen problemas. “No somos perfectos. Los teléfonos no son perfectos”, declaró el CEO de Apple. Y hasta aquí todo muy bien, si no fuera porque sus clientes han pagado un buen fajo de billetes por un teléfono que se había publicitado como una solución, cuanto menos celestial.