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El Ministro de Comercio de Israel acaba de cancelar todos los contratos públicos con Microsoft. Una combinación de usuarios de Mac, una fundación ciberlibertaria y la legislación antimonopolio israelí han condenado al gigante al ostracismo y le han enseñado una lección: en un mundo globalizado Israel puede ser el mejor aliado del árabe en la red.
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MICROSOFT EN EL MURO DE LAS LAMENTACIONES
Por David de Ugarte
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Hace unos meses una serie de cartas aparecían en los medios especializados anglosajones. Se quejaban de que Microsoft no fuera a desarrollar versiones de Office en Mac que soportaran las lenguas que se escriben de derecha a izquierda: Hebreo, Arabe y Urdu. Tanto el hebreo como el árabe son oficiales y de uso común en la enseñanza israelí. Una versión de diez páginas de esta carta fue firmada este verano por centenares de profesores y académicos que utilizaban ordenadores Apple en universidades y centros de enseñanza.
Pero el salto definitivo lo produciría Hofesh Online, cuando convirtiera el movimiento en un caso antimonopolio. Hofesh Online es un una federación de grupos, en su mayoría de inspiración liberal-libertaria, que hasta ahora había encabezado la batalla por la laicización de Israel frente a los grupos políticos de inspiración religiosa. Un movimiento cada vez más generalizado en Israel que electoralmente se ha traducido en el ascenso del Shinui, el partido reformista que ha desbancado a los laboristas como segunda fuerza parlamentaria.
La legislación antimonopolio israelí es mucho más dura que la norteamericana: si una empresa ocupa más del 50% del mercado, cualquier denegación de un servicio razonable es considerada delictiva. Los acuerdos de Israel con Estados Unidos, firmados en la era Clinton, garantizan además la no injerencia de los Departamentos de Comercio o Justicia norteamericanos en éstos casos. Sin embargo, la autoridad antimonopolio israelí había firmado un acuerdo secreto en 1999, que paralizaba las acciones antimonopolio israelíes en espera de hacer extensivos a Israel todas las resoluciones que el Departamento de Justicia norteamericano tomara contra la empresa de Gates.
El triunfo histórico de las acciones legales de Hofesh Online ha conseguido que la Fiscalía General del Estado de Israel declare que la autoridad antimonopolio "se apresuró" al firmar ese acuerdo, "sin tener en cuenta todas las posibilidades". El acuerdo ha sido hecho público e igualmente se ha aplicado sin más la legislación israelí frente a Microsoft. Resultado: El estado israelí no comprará más licencias de productos Microsoft mientras éste no desarrolle sus productos para todas las plataformas con soporte para árabe y hebreo.
Consecuencias y paradojas
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Muchas son las moralejas de este caso: en primer lugar que en un mundo globalizado una fuerte legislación antimonopolio es el mejor arma contra la imposición cultural. En segundo lugar, que la democracia sustentada en legislación antitrust y lobbies ciudadanos es mucho más útil frente a los poderes monopolistas que el nacionalismo autoritario (árabe) o religioso (israelí). ¿Quién iba a decir a los nacionalistas árabes que su lengua iba a ser defendida por primera vez de modo efectivo por el Fiscal General de Israel instigado por los libertarios laicizantes israelíes?.
Ya que cancelan sus contratos con Microsoft, a ver si Ariel Sharon se digna también a cancelar la ocupación del territorio palestino.