Supongo que para comprenderlo debes haber vivido la época del boom RPG, allí estábamos nosotros, pequeños imberbes corriendo de izquierda a derecha pantalla tras pantalla, pegando saltitos y cogiendo power ups, disparando u matando con el hacha a todo bicho que se nos pusiese por delante, todo muy divertido.
Hasta que un día descubrimos que había otro tipo de juegos en el que podías ir aumentando tus estadísticas al estilo del rol de toda la vida con dados, en el que tenías libertad para visitar pueblos, dar vueltas por el mapa en busca de secretos, revisitar mazmorras para darles collejas a los monstruos que te las habían echo pasar putas.
Comptabas armas, armaduras, te narraban una historia que ya era algo y el juego en lugar de dos tardes te duraba un mes ¡un jodido mes!
No te digo que algunas mecánicas se hayan quedado arcaicas, aunque yo sigo jugándolos como en los 90, pero todo hay que analizarlo con perspectiva.
Cuando pillé el FFVII recuerdo pasarmelo 7 veces ese año y me lo compré en Octubre, no te digo más