Jawbone se ha convertido en el último fabricante de dispositivos
wearables en morder el polvo. La firma estadounidense, que seguía levantando rondas de financiación de cientos de millones hace apenas dos años y llegó a estar valorada en 3.000 millones de dólares en su momento álgido, ha anunciado que liquidará sus activos al tiempo que su fundador Hosain Rahman ha dado a conocer una nueva compañía llamada Jawbone Health Hub que se centrará en el desarrollo de hardware y software médico.
El deceso de Jawbone se suma a la también reciente
desaparición de Pebble, adquirida y virtualmente disuelta recientemente por Fitbit por una cantidad casi simbólica. Se da la circunstancia de que Jawbone mantenía un enfrentamiento en los tribunales con Fitbit tras acusar la primera a la segunda de haber contratado a empleados que se llevaron consigo información confidencial.
Según fuentes consultadas por
The Information, tanto Fitbit como Apple trataron de hacerse con Jawbone el año pasado. Se desconoce la cuantía de la oferta, pero está claro que las negociaciones no llegaron a buen puerto.
Jawbone había orientado sus actividades hacia la venta de pulseras cuantificadoras. Jawbone, que dio sus primeros pasos como fabricante de manos libres y recientemente orientó su negocio hacia los altavoces inalámbricos y las
pulseras cuantificadoras de diseño, desaparece así de un mercado cada vez más competido.
Si bien las pulseras para deportistas han resultado ser mucho más populares que los relojes inteligentes gracias a su reducido tamaño y menor precio, este tipo de dispositivos tienen un reducido margen de beneficios que no deja mucho espacio para maniobrar en caso de error. Y Jawbone cometió muchos errores.
Con su desaparición el superpoblado segmento de los
wearables ha perdido a uno de sus pioneros. Mientras tanto, Apple, Garmin y Samsung dominan las ventas de relojes inteligentes y Google y Xiaomi (que también tiene su propia gama de pulseras económicas) apuestan por productos de corte más convencional como
chaquetas y
zapatillas cuantificadoras.
Fuente: Business Insider