Joder, no llego.
Son las 23.41, mi autobús sale en cuatro minutos y aún tengo que recorrer una parada de Metro para bajarme en la siguiente estación y andar unos 100 metros. Esta vez creo que llegaré.
Salgo del vagón y subo corriendo las escaleras, el tiempo es muy justo, pero la
esperanza, por lo que dicen, es lo último que se pierde.Salgo de la estación de Conde de Casal (la muerte de la N-III en Madrid), algo ha pasado, una decena de luces iluminan la plaza: rojas, blancas, amarillas, azules...
Cada paso que doy hacia mi parada y hacia las luces hace que el escenario se complete, lo que hace que la importancia del tiempo comience a ser relativa al tiempo que voy comprendiendo lo que pasa.
Dos ambulancias del SAMUR, unos 6 todo terrenos medicalizados, y otros tantos coches de la policía (tanto municipal como nacional), conforman los límites de la escena, junto a la cual se agolpa el público, cómo no. En el centro una tienda del SAMUR tapa la evidencia de lo sucedido.
Tan pronto analizo la situación pienso en la tienda de chinos que hay cerca, "Tal vez haya sido algún ajuste de cuentas con ellos", pienso de modo prejuicioso.
Ya hay gente allí, y algo mas lejos del "gallinero", en mi dirección, también, así que la pregunta, después de la expectación creada, no puede esperar más: "¿Sabéis qué ha pasado?", pregunto con una mezcla de curiosidad y
esperanza, "Sí, un hombre ha saltado de la décima planta del hotel (Claridge)".
Un rápido vistazo y unos básicos conocimientos de física avalan la teoría, ya que de haber sido empujado o haber caído por accidente no estaría tan lejos de la fachada. Las teorías empiezan a circular entre la gente y los comentarios macabros y fuera de lugar no tardan en llegar de las típicas personas que buscan una sonrisa cómplice. Esta vez no la encuentran.
Dentro del hotel, a través de la ventanas de la cafetería se ve a los camareros riendo mientras terminan de limpiar la barra, parece que para algunos aquello no va a significar nada, simplemente el trabajo ha terminado por hoy...
Mientras, las sombras se mueven dentro de la tienda de campaña en lo que parece un intento de reanimación, aunque la situación da a entender que la persona ha caído justo en el bordillo de la acera desde una altura de unos 25 metros, por lo que parece difícil.
El tiempo pasa, a mí ya no me importa cuanto, para ese hombre ya no hay tiempo y hace unas horas estaba en su habitación, seguramente viendo la tele, pensando, hablando con su mujer/novia/hermano... y ahora simplemente se acabó todo.
Los operarios del SAMUR han retirado la tienda y dejan al descubierto el cuerpo tapado con sábanas, lo que me enfada: me perece indigno. Conde de Casal es un punto por el que pasan muchos autobuses, coches, gente... y eso convierte la situación en un show; no creo que *nadie merezca eso tras su muerte.
"No hay sangre", comenta alguien, lo que hace de nuevo que se extiendan nuevas teorías....
Al fin llega mi autobús, el ruido al pasar junto a mí me saca de mis pensamientos y me devuelve a la prisa, los empujones y a los comentarios fuera de lugar.
Ya he dedicado suficiente tiempo a esto. Me pongo los cascos y escucho como la música lucha con estos pensamientos sin éxito. A ver si sale ya el autobús, que tengo prisa...
Joder, no llego...
Theres no secret to living
Just keep on walking
Theres no secret to dying
Just keep on flying.
Al menos espero que el hombre, que seguramente veremos mañana en las noticias, haya conseguido antes de morir aquello que buscaba alcanzar con su acción; aunque yo no consigo entender la motivación de la misma.
Ahora, mientras escribo, pienso en los EMOs, dios santo...
Descanse En Paz