Los seguidores de Apple se llevaron una rotunda sorpresa la semana pasada. Jony Ive, el afamado diseñador responsable de muchos de los más icónicos diseños de la firma de la manzana, anunciaba que
abandonaba la que era hasta ahora su casa para fundar un nuevo estudio. Desde hacía varios meses se rumoreaba que Ive mantenía una implicación cada vez más tenue con los productos de Apple, y un artículo publicado por el
Wall Street Journal (registro necesario) aporta nuevos datos.
El habitual secretismo de Apple hace que sea complicado conocer las dinámicas internas de la empresa hasta años después, cuando la mayor parte de los responsables de un proyecto han desaparecido o un cambio en la ejecutiva pulsa el botón de reset. Por este motivo resulta interesante que el Wall Street Journal haya podido acceder a tantos testimonios y de forma tan prolongada, puesto que el artículo se basa en conversaciones recopiladas con empleados de Apple durante más de un año.
Según el diario económico, Ive estaba cada vez más distanciado de la directiva de Apple y hacía tiempo que había abandonado la supervisión rutinaria del equipo de diseño, dejándolo "sin timón, incrementalmente ineficiente y en última instancia debilitado por una serie de dimisiones", señalan varios empleados.
Estos testimonios explican que Ive comenzó a frustrarse conforme Apple fue contratando más y más directivos con perfiles relacionados con el mundo de las finanzas y la gestión de operaciones en lugar de con la tecnología. Tim Cook, ingeniero industrial y famoso por haber perfeccionado la gigantesca cadena de suministro de Apple, "quiso hacer feliz a Ive durante años, en parte con una paga que supera sobradamente la de otros ejecutivos", pero a pesar de ello, las visitas de Ive a sus diseñadores eran cada vez más exiguas.
Ive, además, se mostró cada vez más desalentado por Tim Cook, cuyo interés en el desarrollo de productos es escaso. La relación entre ambos fue debilitándose. Otro factor que incrementó este distanciamiento con la dirección de Apple fue su desaprobación de las políticas de "algunos líderes de Apple" en lo relacionado con el posicionamiento del Apple Watch. Ive quería un accesorio de moda en lugar de un complemento para el iPhone, y el resultado final fue un producto intermedio que no dejó contento a nadie. De hecho, el Wall Street Journal revela un dato hasta ahora desconocido pero muy jugoso: la primera generación del Apple Watch solo vendió una cuarta parte de lo esperado, y miles de unidades chapadas en oro se quedaron en los almacenes.
Con todo, el artículo no exonera totalmente a Ive. Bajo su dirección también hubo productos mal planteados desde el principio. El más claro fue el
cargador inalámbrico AirPower, cancelado de forma relativamente silenciosa, resultó ser un fiasco a nivel técnico. Los ingenieros de Apple descubrieron durante las pruebas que se comportaba como una especie de "cocinilla portátil" más que como un cargador, calentándose de forma poco adecuada y siendo incapaz de cargar los dispositivos sobre el mismo de forma equilibrada.
Cabe en cualquier caso recordar que, a pesar de todo lo dicho, Jony Ive no ha cortado sus lazos con Apple. En absoluto. Según las fuentes del Wall Street Journal, su nuevo estudio, LoveFrom, facturará "millones de dólares al año para seguir trabajando" en nuevos productos. Uno de ellos podría ser las gafas de realidad aumentada de Apple, que se mantienen en desarrollo con el propósito de triunfar allí donde Google Glass fracasó.
Fuente: The Wall Street Journal