Juego - Escribamos una historia

Leyendo el hilo El maravilloso mundo del foro he visto que hace años se hacían juegos literarios y he pensado que podríamos hacer uno y crear una historia entre todos.

La idea sería hacer una historia corta y con sentido, escribiendo una sola frase por post (un usuario puede postear las veces que quiera a lo largo de la historia, pero solo una frase cada vez).

Es la primera vez que participo en un juego como este, espero que os animeis y consigamos llegar al final.

Os dejo mi propuesta para empezar la historia. Un saludo a todos!

"Levantó la cabeza y vio que no estaba solo"
su mirada se encontró con la de ella.
Propongo copiar y ampliar el texto, así el formato de los párrafos queda más claro y también la lectura se hace más fácil.


Levantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.
estos juegos están muy bien para ejercitar la escritura y la capacidad de improvisar,lástima que no se anime mucha gente.



Levantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.Las dos botellas de vino barato languidecían,vacías entre los platos de postre.El le contaba viejas anécdotas,que a pesar de haberlas escuchado multitud de veces,seguían haciéndole gracia,se reía como por impulso,no una risa de compromiso o forzada,si no una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos.
Levantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.Las dos botellas de vino barato languidecían,vacías entre los platos de postre.El le contaba viejas anécdotas,que a pesar de haberlas escuchado multitud de veces,seguían haciéndole gracia,se reía como por impulso,no una risa de compromiso o forzada,si no una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos. Había tardado más de lo que habría querido en decidirse a llamarla pero las dudas le asaltaban una y otra vez, haciendo que el miedo se hiciese fuerte, hasta que en un impulso irracional, se decidió.
Levantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.Las dos botellas de vino barato languidecían,vacías entre los platos de postre. Él le contaba viejas anécdotas,que a pesar de haberlas escuchado multitud de veces,seguían haciéndole gracia,se reía como por impulso,no una risa de compromiso o forzada,sino una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos. Había tardado más de lo que habría querido en decidirse a llamarla pero las dudas le asaltaban una y otra vez, haciendo que el miedo se hiciese fuerte, hasta que en un impulso irracional, se decidió.

Y todo pasó muy rápido pero ella lo vivió a cámara lenta.
Levantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.Las dos botellas de vino barato languidecían,vacías entre los platos de postre. Él le contaba viejas anécdotas,que a pesar de haberlas escuchado multitud de veces,seguían haciéndole gracia,se reía como por impulso,no una risa de compromiso o forzada,sino una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos. Había tardado más de lo que habría querido en decidirse a llamarla pero las dudas le asaltaban una y otra vez, haciendo que el miedo se hiciese fuerte, hasta que en un impulso irracional, se decidió.

Y todo pasó muy rápido pero ella lo vivió a cámara lenta: sus ojos abiertos, su manos nerviosas, tu sonrisa sincera, el olor de su cuerpo y el calor de su boca.
Levantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.Las dos botellas de vino barato languidecían,vacías entre los platos de postre. Él le contaba viejas anécdotas,que a pesar de haberlas escuchado multitud de veces,seguían haciéndole gracia,se reía como por impulso,no una risa de compromiso o forzada,sino una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos. Había tardado más de lo que habría querido en decidirse a llamarla pero las dudas le asaltaban una y otra vez, haciendo que el miedo se hiciese fuerte, hasta que en un impulso irracional, se decidió.

Y todo pasó muy rápido pero ella lo vivió a cámara lenta: sus ojos abiertos, su manos nerviosas, tu sonrisa sincera, el olor de su cuerpo y el calor de su boca.

- Espera, hay algo que debo decirte.
evantó la cabeza y vio que no estaba solo, su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.Las dos botellas de vino barato languidecían,vacías entre los platos de postre. Él le contaba viejas anécdotas,que a pesar de haberlas escuchado multitud de veces,seguían haciéndole gracia,se reía como por impulso,no una risa de compromiso o forzada,sino una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos. Había tardado más de lo que habría querido en decidirse a llamarla pero las dudas le asaltaban una y otra vez, haciendo que el miedo se hiciese fuerte, hasta que en un impulso irracional, se decidió.

Y todo pasó muy rápido pero ella lo vivió a cámara lenta: sus ojos abiertos, su manos nerviosas, tu sonrisa sincera, el olor de su cuerpo y el calor de su boca.

El se detuvo a a media pulgada de su boca,recordando de repente que no debía,que no podía besarla.Porque ella ya no le pertenecía,fué suya durante 10 maravillos años,pero él no supo valorarla (maldito trabajo) ahora vive felizmente casada con un ímbecil que no la sabe apreciar pero que está a su lado proporcionando la estabilidad que da la rútina.El momento de debilidad se diluye conforme el alcohol fermenta en su estomago,sabe que después de la cena,el volverá a ser un hombre divorciado que se alimenta de comida rápida y ella una ama de casa,con 2 preciosos hijos y un marido que no está obsesionado con amasar dinero...
Me he tomado la libertad de intentar mejorar la puntuación del texto. Espero que ahora sea más fácil de leer.


Levantó la cabeza y vio que no estaba solo. Su mirada se encontró con la de ella. Aquellos intensos ojos de mirada verde vestían una vieja camiseta que le quedaba algo grande pero aún así dejaba intuir las perfectas curvas que la bendita genética había diseñado.

Las dos botellas de vino barato languidecían, vacías, entre los platos de postre. Él le contaba viejas anécdotas que, a pesar de haberlas escuchado multitud de veces, seguían haciéndole gracia. Se reía como por impulso; no con una risa de compromiso o forzada, sino con una sonrisa sincera de esas que producen arrugas alrededor de los ojos. Había tardado más de lo que habría querido en decidirse a llamarla pero las dudas le asaltaban una y otra vez, haciendo que el miedo se hiciese fuerte, hasta que, en un impulso irracional, se decidió.

Todo pasó muy rápido aunque ella lo vivió a cámara lenta: sus ojos abiertos, su manos nerviosas, su sonrisa sincera, el olor de su cuerpo y el calor de su boca.

Él se detuvo a media pulgada de su boca, recordando de repente que no debía, que no podía besarla, porque ella ya no le pertenecía. Fué suya durante 10 maravillos años, pero no supo valorarla. Maldito trabajo. Ahora vive felizmente casada con un imbécil que no la sabe apreciar pero que está a su lado proporcionándole la estabilidad que otorga la rutina.

El momento de debilidad se diluye conforme el alcohol fermenta en su estomago. Sabe que después de la cena él volverá a ser un hombre divorciado que se alimenta de comida rápida y ella una ama de casa con 2 preciosos hijos y un marido que no está obsesionado con amasar dinero... No obstante, no puede evitarlo y, por una vez, se deja llevar por el momento y se quita su máscara antes de dejar que los labios de ella toquen los suyos.
9 respuestas