Juego: Historia de....

1, 2, 3
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació,
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

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Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

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Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión.
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical

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Pd: Estaría bien en breve un dialogo entre el narrador (una especie de mercenario de la información y viajero incansable) y Pártavoz, frente a la imagen que hemos descrito tras la batalla. Tendríamos ocasión también de saber/poner nombre al narrador. Un saludo.
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población.
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos ... !
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal ...
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos!
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora.
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas

offtopic:
Veo que se te ha caído un poco de hachis en el cigarro.... :p
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de


Respuesta al offtopic: yo no fumo, amigo mio. Saqué mis tres palabras de la pared de mi habitación xDD
Imagen
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música

Offtopic: sorry entonces....
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me dirigí hacia Cádiz
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me dirigí hacia Cádiz dispuesto a conseguir
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me dirigí hacia Cádiz dispuesto a conseguir algún tipo de
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me dirigí hacia Cádiz dispuesto a conseguir algún tipo de elixir que me
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

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- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me dirigí hacia Cádiz dispuesto a conseguir algún tipo de elixir que me proporcionase la fuerza
Érase una vez un mundo siniestro por donde viajaba luchando por sobrevivir. La meta era llegar a ese lugar desconocido donde todo comenzó a ser destruido por un ser maligno al que no llego a comprender. Mi memoria sufrió el paso del tiempo demasiado rápido y no sabía como podría llegar a recordar aquello que temía recuperar.

Desde el confín más recóndito de las Dunas de este bello país, Pártavoz contemplaba estoico la tormenta de ceniza tras el fragor de la batalla. Su cara reflejaba un constante estupor por los miles de cadáveres que antes habían estado defendiendo su ideal de libertad. El brillo en sus ojos llorosos reflejaba la tristeza de la derrota. Sus cabellos enredados y mejillas arañadas lo hacían parecer un valeroso soldado pero sólo era un antiguo campesino borracho y drogadicto. Su agitado pasado no lo recordaba por su adicción remota al EOL.

El mundo basado en la guerra donde Pártavoz nació, era ahora un típico vertedero social donde se podía distinguir la miseria de la opulencia de la religión. En otros tiempos las ideas reformistas subyugaban un poder excesivamente fuerte para la clase clerical, pues lo usaban sin miramientos contra la inocente población. Pártavoz se mantuvo estoico frente a las adversidades que ése despotismo le procuraba.

- ¡Mira cuantos pájaros! - grito un monje guerrero mientras limpiaba su hacha manchada de sangre.
- Pájaros de mal agüero. ¡Debemos irnos! - contesté.

Pártavoz se ajustó el sable al cinto y con un gesto dirigió su mirada hacia su enorme jamelgo que relinchaba de forma ensordecedora. Mientras tanto las creativas terroristas jamaicanas agitaban sus caderas al ritmo de la incesante música de espadas golpeándose entre ellas.

Inicié mi búsqueda con ímpetu y me dirigí hacia Cádiz dispuesto a conseguir algún tipo de elixir que me proporcionase la fuerza para asumir el
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