72 - srkarakol dice a Yui_K: Cuéntanos en no menos de 500 palabras los sentimientos de alguien que tenga complejo de edipo y lo lleve al máximo extremo... (Tiempo límite, hasta el: 1-10-2006 12:45)
[color=#ffffff]Bueno antes de leais el reto advierto que no es apto para menoreso para personas especialmente sensibles, el complejo de edipo aparece en niños de entre 3 y 5 años y evidentemente cuando aparece en un adulto no s complejo de edipo si no algo bastante peor y que puede tener conse cuencias funestas en casos extremos, y bueno como en el reto pone "l[/color]o lleve al máximo extremo" pues... que coste que en principio había pensado en algo peor al leer lode maximo extremo
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*********************************************** La edad no sólo había afectado a su cuerpo si no también a su mente, poco a poco perdió la memoria, después la razón y con el tiempo el control sobre su cuerpo. Allí sola en su sillón se esfumaba a cada segundo, y con ella se esfumaba también el odió que sentí durante años al ver como me despreció a medida que mis hermanos demostraron se superiores a mi en todo. Poco a poco, mientras la cuidaba en sus últimos días, volvió a nacer el amor que sentí por ella cuando era un niño y lloraba entre sus brazos, cuando me consolaba con sus caricias, cuando me protegía de un mundo atroz, cuando era la única razón de mi existencia. Me miró un momento y vi sus ojos llenos de lagrimas, desde hacía unas semanas lloraba constantemente ya que su cuerpo había perdido la capacidad de controlar la producción de lagrimas. Pasé mi mano por sus mejillas marchitas para secarle las lagrimas, como hacía ella con las mías antaño, cuanto desee entonces y tal vez siempre sentir aquellas mejillas por siempre junto a las mías. Acerqué mis labios y le di un beso cálido y tierno, un beso de hijo pero que sin poder evitarlo se convirtió en un beso de amante, un beso que siempre quise darle pero que sabía que nunca sería correspondido. Y mientras sentía sus labios contra los míos me pareció que era el hombre mas feliz del mundo, por fin tenía aquello con lo que soñé desde que empecé a soñar. Mi mano derecha se deslizó hasta el lugar donde estuvieron los pechos que me amamantaron, ahora cercenados por el cáncer y el bisturí, los acaricié despacio, sabiendo que aquel momento era el resultado de años y años de represión, odio a mi mismo y depresiones constantes. Y mientras mi mano izquierda acariciaba su abdomen la derecha buscó impaciente mi propio sexo.
Abrí los ojos sobresaltado por aquella pesadilla, mi madre seguía en el sillón de enfrente mirando el televisor apagado, con sus ojos perdidos y permanentemente empapados. Me levanté para secarle las lagrimas con un pañuelo de papel pero el recuerdo de la pesadilla me lo impidió. Me volví a sentar pensando en que no era la primera vez que soñaba con algo así. Durante años había soñado mas de una vez con aquello, nunca me atreví a mantener una relación formal con una mujer por que en mi mente solo había sitio para mi madre. Solo podía mantener relaciones sexuales con una mujer si pensaba en mi madre por ello en las prostitutas siempre buscaba que se parecieran en algo a mi madre cuando era un niño, en la forma del pelo, en el color de los ojos o en la forma de vestir... Siempre me sentí en competencia con mi padre, por eso me hice medico como él, por eso intenté parecerme a él tanto como pude. Y a pesar de ello ella siempre prefirió a mis hermanos. Siempre los alabó por su amabilidad y su capacidad para las relaciones sociales, por lo que yo mas bien llamaría su hipocresía. Aún así, siempre la amé. Desde que me dí cuenta por primera vez de lo hermosa que era, quien sabe cuando ya, hasta el segundo antes del actual. Siempre, y siempre la amaré. Pero ahora es distinto. Ahora mi sueño pude llevarse a cabo y ese sueño no es si no una monstruosidad, una aberración. Y lo que es peor, si lo llevara a cabo haría daño a la única persona a la que he amado verdaderamente. Por eso me levanté del sillón y me dirigí a la cocina, por eso cogí el cuchillo, por eso me desnudé y por eso corte la base de mi escroto hasta que se desprendieron los testículos y el pene. Y mientras me desangraba poco a poco, mientras me invadía una sensación de sueño, del que sería mi sueño definitivo, me di cuenta de lo estúpido que había sido malgastar mi vida por culpa de un deseo tan imposible como irracional. Que mi madre me amase como amaba a mi padre.