Cuando era pequeño, mi papa me contó la historia de la estatua que esta en la plaza del pueblo. Dice que la construyeron nuestros antepasados cuando acabo la Guerra Civil. Según mama, el abuelo luchó en el bando franquista y que murió por rebelarse.
Corría el año 1936, nuestro pueblo era pequeño y sin muchas reservas, en esa época era de carácter neutral, pero ese término se cambió porque unos soldados franquistas vinieron y se llevaron a las hijas del alcalde, entonces este cedió a sus exigencias. El pacto era que todos los hombres tenían que ir a luchar, a cambio se les devolvería a sus hijas.
Cuando las hijas fueron devueltas, el alcalde cumplió su parte del trato. Cuando todos los hombres se fueron, sus mujeres pusieron una rosa en cada puerta, algunas empezaron a marchitarse y con ellas llegaban las primeras noticias de soldados muertos en combate. Seis meses más tarde, todos los hombres que fueron a la guerra habían muerto. Según cuentan el alcalde cuando vió lo que había pasado se volvió loco y se suicido. Dicen que hablaba con un espejo, y que le preguntaba ¿quién era el causante de todo?, y este le respondía con su propio reflejo…
Cada año celebramos una gran ceremonia alrededor de esta estatua en recuerdo a aquel acontecimiento, que para el mundo es insignificante, pero que para nosotros es insignificantemente importante. Lo celebramos porque es una pequeña parte de nuestra humilde historia como pueblo y como personas…
Hijo [I]de un Hijo de la Guerra.[/I]