*****DUELO DE TITANES*****
Heku VS Vozdelosmuertos
Propuesta de Heku
“¿Cómo te llamas? “
Si te hiciese esa pregunta seguramente me dirías tu nombre… pero obviamente también posees un par de apellidos. No sería extraño pensar entonces que te han dado un nombre para establecerte como un elemento diferente más dentro de un orden organizado previamente, como una familia. Y es que los seres humanos como tal, nos dedicamos exactamente a eso, a organizarnos. Seleccionamos la parte de nuestra vida que no nos interesa, la desechamos y nos agrupamos con otros seres humanos que han hecho lo mismo. Necesitamos la agrupación como sistema vital y final para plasmar en un sistema deliberadamente organizado nuestras ambiciones. Es ese el más primitivo impulso que mueve al ser humano a encontrar métodos organizativos en todos los aspectos de su vida. Desde su propia existencia evolutiva y como tal, procreadora, hasta aspectos más mundanos el ser humano se basa en organizaciones, habitualmente jerárquicas y con un sistema piramidal. Es este entonces el momento de pensar que inherentemente a los seres humanos existe una necesidad intrínseca de control y orden.
De todo esto podemos concluir sin pérdida de generalidad que los seres humanos pretendemos ciertamente obtener de nuestras agrupaciones y sistemas organizativos el máximo rendimiento y beneficio propio, lo que irremediablemente nos conlleva a un sistema plutócrata, cayendo del mismo modo en un error inducido por el propio egoísmo que implícitamente aplicamos a nuestros actos: confrontación. Básicamente podríamos decir que la supervivencia es una batalla natural, un principio axiomático de toda vida animal conocida, y por tanto, nos incluye. Y en una batalla existen vencedores y vencidos, consiguiendo así un sistema basado en la desigualdad y la “ley del más fuerte”. De esta manera, la competencia por obtener el poder se vería plasmada en el más alto nivel en un sistema pragmático tal como el capitalismo. ¿Cómo podemos evitarlo? Pues obviamente debe existir un ente superior, derivado del ya mencionado dogma humano tal como es la agrupación jerárquica, que no es otro que el Estado. Ha de ser el estado el que guíe los derroteros de las agrupaciones plutocráticas y capitalistas, interviniendo de forma que sea el Estado y, en consecuencia, sus partícipes, los máximos beneficiados.
Porque es trascendente el saber que la aplicación del poder estatal en las organizaciones citadas redundará en una vertiente de beneficios para los seres humanos. Las personas no deben buscar la suerte por su cuenta, no deben separarse de la organización nuclear que forman los humanos primigeniamente por el bien principal de ellos mismos, teniendo en cuenta que la separación y la descentralización de los patrones de unificación establecidos sólo conseguirán establecer competencias absurdas derivadas del egocentrismo humano que acabarán por escindir las facetas que establece el sistema estatal logrando así perturbar los beneficios que aporta en virtud de las tesis ya mencionadas.
De todos modos podríamos pensar que un sistema no centralizado y de libre actuación tendría cierto carácter organizativo a pequeña escala, siempre dependiendo de que las actuaciones que llevasen a cabo fuesen asimismo adoctrinadas por el estado y extendidas al resto de sistemas interiores la estado. No es descabellado pensar que un sistema liberal podría funcionar bajo ciertas cláusulas que otorgasen al poder superior la libertad de manejar sus derroteros en condición de permitir una libre actuación lejos de un corporativismo globalizado, abstrayéndose de la masificación del sistema, pero siempre guardando la actuación del poder regidor del sistema como el principio básico de sus movimientos.
Quizá la actuación del estado en los sistemas de libre actuación a pequeña escala pudiera perjudicar al fin último de los seres humanos, que como ya mencionamos es la obtención del máximo beneficio de sus actos, teniendo en cuenta que en la pequeña escala la libertad de movimientos se vería corrompida por el sistema intervencionista del estado dando lugar a una situación en la que la obtención de beneficios se vea mermada, mermando a su vez el verdadero sentido de la intervención estatal, que sería el máximo rédito para los habitantes. Llegamos a una situación en la que vemos como el estado no es quién debe de regir las decisiones de las agrupaciones, sino estas mismas decidiendo si hacerlo o no como agrupaciones y definiendo su tamaño hasta reducirse al individuo, liberado del estado y de la intervención en sus actos.
Si el estado no es quién debe manejar las organizaciones, podemos concluir que estas mismas podrán adoptar órganos de gobierno propios, siguiendo la jerarquía que elijan de la forma que prefieran, desapareciendo todo reducto de intervención del ente superior, llegando así a un sistema liberal que se basará en la máxima obtención de beneficio por parte de las pequeñas agrupaciones o de los seres individuales que decidan afrontar sus actos por separado. Es así que la propia naturaleza humana nos lleva a concluir que es perjudicial el sometimiento a sistemas supremos, dejando a un lado las tiranías, y que necesitamos la libertad de elección y compromiso de actuación libre para obtener el beneficio máximo en el sistema de organización humano.
Este sistema podemos considerarlo como organizativo desde un punto de vista primitivo y animal, por puro egoísmo derivado de la genética que nos domina, pero hemos de tener en cuenta también que los humanos poseemos, también genéticamente el poder de raciocinio y pensamiento, con lo que la agrupación natural y fundamental queda descartada como única opción natural, siendo ahora necesario darnos cuenta de que como seres sociales necesitamos establecer modelos de conducta, que implícitos a la naturaleza racional del ser humano, que establezcan la dualidad que implica la existencia de organizaciones sociales, que obviamente se acompaña del desligamiento de los seres humanos que así lo deseen, puesto que el propio tejido social aporta las posibilidades de individualidad y separación que debemos afrontar y valorar como necesarias e inherentes a la naturaleza humana, siendo la individualidad un patrón de conducta válido y con capacidad de afrontar los retos propios de la existencia de las personas. Posiblemente la inducción que nos haya llevado a estas conclusiones sea consecuencia directa de la posibilidad de escisión de organizaciones grupales.
Propuesta de Vozdelosmuertos
Señor Presidente. Señores Ministros. Señores Diputados. Queridos camaradas: gracias por acogerme hoy entre ustedes y prestarme unos minutos de su atención. Se cumplen hoy treinta años del glorioso cambio político que ha salvado a este país de la ruina. Tras aquel lejano ataque de la hoy doblegada sociedad musulmana, nuestro pueblo se sintió perdido, desorientado. Hoy, gracias a la inefable entrega de nuestro líder, todo es muy distinto.
Como primer secretario en jefe delegado por el vicepresidente primero del Sindicado Empresarial Unificado (en adelante, SEU) vengo a informar de los avances producidos gracias a nuestro trabajo. Me atrevo a intuir en sus caras la expectación y la emoción que estos datos les provocan y es por ello que comienzo a relatarles el informe relativo al primer semestre del presente año en el que también ofrezco un contraste y una comparativa con la situación de los periodos anteriores.
Como saben, el SEU se creó para mantener unidos a los empresarios a sus empleados. De esta manera se mantiene un control más directo sobre la producción y se ofrecen soluciones inmediatas a los problemas mediante la sencillez de una cadena de mandos. Esta situación, pionera en su día y hoy ampliada a todos los demás sectores económicos del país redunda en beneficio de todos, como ya he dicho, pues aumentamos nuestra calidad de vida.
Hemos de congratularnos pues el número de personas en activo aumentó una vez más gracias a los programas natalicios llevados a cabo por el Ministerio de Sociedad y Consumo. Así, los primeros engendrados bajo las nuevas directivas llevan ya dos décadas incorporándose de manera progresiva al mercado laboral y contribuyendo en consecuencia a la producción de más trabajadores. Esta doble consecuencia nos reporta datos como los que siguen:
-el 99% de la población activa se encuentra trabajando y en disposición de consumir;
-la natalidad aumentó de nuevo este semestre en un 18,5% lo cual repercute, como saben en varios sectores del mercado. Este dato será ampliado y comentado posteriormente;
-la producción por parte de los consorcios empresariales ha crecido dos puntos por encima de lo previsto situándose en un 5,2%;
-el tanto por ciento de su salario que cada ciudadano dedica al consumo se mantiene en el 85,4%.
Recapitulando: la situación continúa mejorando. No puedo continuar sin antes mostrar mi admiración ante los datos que les estoy ofreciendo. Tantos beneficios para el estado eran impensables para gente como mis padres. Por suerte, me desarrollé a la par que el gobierno tomaba poco las riendas del mercado. Aún recuerdo las grandes repercusiones que tuvo la intervención de aquel frágil gobierno en la fusión de dos eléctricas. Pero fue para bien. El estado debe cuidar su mercado y ahí se sentaron unas acertadas bases.
El sucesor de aquel olvidado Presidente, nuestro primer camarada aquí presente, continuó aquella estrategia nacionalizando las empresas punteras y dirigiendo con preclara diligencia las concesiones que se otorgaban a los principales sectores. Su gesto maestro, ruego perdonen mi entusiasmo, fue la organización de nuestro SEU y los demás sindicatos verticales que le siguieron.
Poco a poco el gobierno terminó por proteger nuestra economía interviniendo cada acción, beneficiando a nuestro pueblo y defiendo nuestra producción alejándose del liberalismo salvaje que imperaba por el resto del continente. Grande fue el año en que nuestras importaciones pudieron ser reducidas en un 75%.
Donde otros fracasaron, nuestro glorioso líder se alzó triunfante. Nacionalizó todo el sistema económico recuperando las raíces del pensamiento previdente de aquel José Antonio que hace ya más de un siglo trató de salvar su patria como cirujano de hierro.
El sistema económico corporativista que practicamos nos permite crear necesidades que luego puedan ser satisfechas por nuestras propias empresas. Dirigimos a nuestros ciudadanos para que se ayuden a sí mismos haciendo al estado más fuerte al invertir sus ingresos en los bienes que éste les ofrece. Cuando la industria militar lo precisa, el Ministerio de Información alerta de la amenaza extranjera y el Estado aumenta su armamento. Cuando la industria de la construcción se estanca, el gobierno refuerza los planes natalicios y el Ministerio Social retoma sus campañas para promover la independencia de la juventud. Me gustaría destacar en este aspecto la labor de nuestro Ministerio de Energía promoviendo primero la creación de centrales nucleares, lo que orientó las inversiones estatales hacia I+D+i y al Consorcio de la Construcción, y luego promoviendo su derrumbe y la creación de parques de energías alternativas, lo cual de nuevo redundó en inversiones en las constructoras que debía demoler lo nuclear y levantar las nuevas instalaciones.
Gracias por su atención, no me demoraré más en estos datos que de sobra conocen ustedes pero que, comprenderán, tanto me gusta comentar pues son nuestro motivo de orgullo.
Este estado fuerte es nuestro estado. Gracias a este orden de cosas todos vivimos mejor y somos más felices pues estamos hechos para que nuestra vida sea así, está en nuestros genes. Yo, personalmente, me siento feliz y quiero compartirlo con ustedes. Perdonen esta última digresión antes de finalizar. La mujer que el Sistema de Identidad Social eligió como pareja para mí complementa mi personalidad de tal modo que me anima a comprar aquello que olvidé que necesitaba. Gracias a ella constantemente aporto al estado con mis gastos. Y sus lógicos embarazos con mis últimos ascensos me permiten mantener mi tanto por ciento de sueldo gastado en bienes ofrecidos por el estado.
Ahorrar… dejó de ser necesario. Aunque el sistema de créditos del Banco Único basado en retención de nómina siempre me pareció la mejor solución para evitarlo.
Sin embargo, perdonen, no sé qué me sucede pero… ¿han pensado en su ropa? Las tendencias que el Consorcio de Moda y Confección establece cada 2 meses resulta positivo porque induce a la constante renovación del vestuario. Y sabiendo eso, que me congratula pues de sobra conozco lo positivo del dato, no puedo evitar añorar en ocasiones ciertas prendas de las que tuve que desprender.
Señorías, no cambien su geste de este modo, por favor no hagan caso de estas divagaciones. Discúlpenme, retomaré mis notas e iré dando por finalizada esta exposición.
Pero antes debo añadir algo… serán unos minutos escasos. Señor presidente de la cámara, sí, lo sé, descuide que controlaré el tiempo.
El caso es que al tiempo que le admiro, primer camarada, también veo que es posible, perdone mi atrevimiento, que el estado haya llegado demasiado lejos. Es cierto que los datos que manejo son oficiales y no dudo de su veracidad, del todo, pero hemos visto al Consocio de Prensa Unificada crear titulares contradictorios en sus dos diarios nacionales para provocar el aumento en el consumo de suplementos especiales y ediciones de tarde. Y esos titulares a veces alertan del aumento del paro o de la amenaza islamista y el eje del mal, y nosotros lo leemos sabiendo que es bueno para el estado mantener a sus ciudadanos informados de esa manera. Pero yo llego a estar confuso. Y veo que todo es bueno para el estado, pero ya no sé si es bueno para mí.
Cerramos nuestras fronteras, ya no conocemos los productos que hay más allá. Los consumidores no tienen donde elegir pues el Estatuto de Precio único por Categorías determina precios para cada gama de productos, y las gamas se adaptan a las necesidades de los tres sueldos tipo. Me gustaría, un día, comprar algo más caro de lo que puedo comprar habitualmente, renunciando, tal vez ese día, al gasto en fruta.
Señorías, por favor, no murmuren así. Entiendo que se sientan incómodos. Yo mismo me siento así escuchando salir estas palabras de mi boca pues apenas puedo creerlas. Pero es que me estoy dando cuenta de más cosas.
Un estado con este control crea una sociedad al servicio de los intereses económicos de los líderes de los consorcios, todos ellos delegados de nuestro primer camarada.
Camaradas, antes dije que como hombres estábamos hechos para la sociedad que este estado nos ha creado. Pero creo que me gustaría ser más independiente. No la independencia familiar que el Ministerio Social nos vendió, sino poder elegir. Oigo a veces a mis padres hablar de cuando iban de rebajas, de las campañas y promociones de las empresas. De cuando la telefonía se abrió a cualquier empresa del continente y la entrada de una empresa extranjera provocó una bajada de precios que les permitió ahorrar (sí, ahorrar) un poco más para su viaje de vacaciones.
No, no quiero que el Estado administre lo sobrante de mi sueldo. El mercado debe estar a mi servicio, luchar por conseguir que consuma y yo poder decir si gasto o no. ¿Por qué debe el Estado corregir “fallos del mercado”? ¿Es un fallo que una empresa pueda ofrecer un servicio a un precio más bajo?
Señorías, ante ustedes he llegado a verlo claro, no se alteren, ya me retiro. Y sí, dimitiré, no hace falta que ordenen mi despido pero sé, hoy sé, que un control tan férreo nos anula como personas, borra la idea de sociedad y, simplemente, ha convertido este país en la forma de enriquecimiento más sencilla para nuestro primer “camarada”. Piénsenlo, que vuelva el cambio, necesitamos que el liberalismo vuelva, el capital por el capital, la competencia y el riesgo.
Adiós y buenas tardes. No se preocupen, hoy no espero sus aplausos.