A mí por lo menos no me gusta ganar siempre, no me basta con llegar al final y ver la cinemática de turno. Necesito que el juego plantee un reto serio, que me obligue a devanarme los sesos o a medir los movimientos con mayor precisión.
Aunque tampoco mola un pimiento encontrarse con algo que sea tan exageradamente difícil que acabe resultando frustrante. Sencillamente es algo que puede llegar a echar para atrás, sobre todo si el tipo de dificultad que presenta no es intrínseca al juego, sino fruto de errores de diseño que lo hacen injugable.
Aunque he de reconocer que una de las cosas que más me gustan de los videojuegos es tratar de dominar un juego extremadamente difícil.
En fin, que en definitiva para que un juego sea atractivo ha de plantear un reto interesante y asequible, e ir otorgando recompensas al jugador conforme se vayan superando los retos.
Es una estructura, en mi opinión, básica e indispensable. Si algún elemento de esa ecuación no se cumple, casi seguro que el juego no será demasiado interesante.
Saludos.