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Tras unos treinta minutos al volante de la furgoneta, Kiss aparcó a la entrada de Drumfies. Pueblo en el que había estado esa misma mañana, para realizar sus compras. Al parar el motor, se creó un silencio molesto y ambos se quedaron pensando.
-¿De verdad querías hacer esto Kiss? Te noto preocupado. –le comentó Nuria- ¿Quieres que conduzca yo? -ofreció-
-No, estoy bien... He parado para que nos tomemos algo y estiremos las piernas. ¿Qué te parece? ¿Es que no tienes hambre, pequeña? –Concluyó Kiss mientras se acercaba para besar sus labios-
- ¡Pues la verdad es que sí! –Dijo Nuria sonriendo-
Ambos entraron al primer bar que encontraron por la zona, ya que no tenían prioridades de ningún tipo. Resultó ser una antro bastante oscuro y antiguo, parecía un pequeño bodegón. Al cruzar la puerta, Kiss vio como el camarero, un hombre viejo y con barba estaba leyendo un periódico con entusiasmo.
-Buenos días –dijo Kiss- ¿Algo interesante en el periódico?
-Increíble… -dijo el camarero sin quitarle ojo a aquellas páginas- Otro empleado del cuerpo policial despedido, y ya van tres este mes. A este paso nos quedaremos sin ninguna seguridad- dijo mientras pasaba la página-
-¡Todo es culpa de Murdock! Como jefe de la policía Nacional, es una absoluta vergüenza, todo un incompetente- concluyó mientras cerraba el periódico y levantaba la vista- ¿Qué os apetece?
-Ya, yo también he odio algo…- dijo Kiss en voz baja- Bueno... ¿Podría ponerme una cerveza por favor?
-Y a mí póngame un zumo de… Un zumo de piña –añadió Nuria-
¡Eso está hecho jóvenes!- Dijo el viejo camarero mientras entregaba el Zumo a Nuria y llenaba una gran jarra de cerveza a Kiss-
-¿Pero qué capacidad tiene esto? –le preguntó Kiss asombrado-
-¡Tiene exactamente un litro, joven!
Kiss, miró a Nuria impresionado. Levantó la Jarra y comenzó a tragar rápidamente, de forma que cuando volvió a colocarla en la barra estaba completamente vacía.
- ¡Ufff! – Gritó Kiss mientras tomaba aire.
-¿¡Pero porque eres tan bruto!? -dijo Nuria mientras soltaba una carcajada- Oiga… ¿Y ese billar tan bonito?-le dijo al camarero- ¿Es suyo?
-¡Lleva cincuenta años aquí, joven! Como todo lo que tiene esta vieja tasca. ¿Queréis echar una partida?- ofreció amablemente-
-Oye Nuria… -dijo Kiss mirando el reloj- Quédate aquí un momento, voy a comprar unas cosas a una tienda de aquí cerca ¿vale?
-Como quieras, yo me quedo aquí jugando al billar –dijo Nuria mientras le miraba sonriente- ¡Pero no tardes!
-No lo haré.
Kiss salió del viejo antro y subió a su furgoneta. Se dirigió a toda velocidad hacia la plaza principal, donde estaba el ayuntamiento.
La venganza es un plato que sirve frio – pensó mientras abría la puerta del vehículo-
Kiss abrió el maletero y saco una de las garrafas de gasolina que había comprado junto a su antigua hacha. Introdujo ambos objetos en un par de bolsas que solía llevar en la guantera, y caminó hasta una lujosa y enorme casa. El hogar de Murdock, que ahora debería estar trabajando…
Kiss tocó el timbre múltiples veces. Al pasar alrededor de un minuto la puerta se abrió lentamente. Apareció una mujer de unos cuarenta años, montaba una silla de ruedas negra. En cuanto reconoció a Kiss abrió ampliamente lo ojos.
-Eres… ¡Eres Kiss! ¡Oh cielo…! –dijo la mujer emocionada-
- Buenas tardes.-respondió Kiss con voz fría-
-¡Estaba como diez años sin verte! ¡Desde aquella vez que….que me salvaste! ¿Lo recuerdas verdad? Eres…. Eres un cielo. Y… ¡¿qué te trae por aquí?! – dijo la mujer eufórica- ¡Sabes que puedes pedirnos cualquier cosa! Yo…. Yo se hijo mío que con los pequeños favores que mi marido dice hacerte no puedes tener suficiente…. Nunca podremos pagarte lo que hi…
-¡Haga el favor de callarse de una vez! –le interrumpió Kiss sacando su hacha de la bolsa-
La mujer cerró la boca de golpe y le miro extrañada.
-Pero que….. ¿Pero qué haces Kiss?¡ Baja ese hacha por amor de dios! –suplicó la mujer mientras se desplazaba hacia atrás con su silla de ruedas-
-¡Siempre has sido una ignorante! ¡Cierra la boca!
La mujer quedo completamente muda y retrocedió con su silla de ruedas hasta chocar con el final del pasillo. Entonces Kiss empuño el hacha con fuerza y la lanzó por el aire violentamente. Tras unas cinco vueltas de campana, la hoja de dicha herramienta se clavó en el esternón de la mujer.
Su cara comenzó a ponerse de un tono morado al no poder respirar. Murió e cuestión de segundos.
Kiss se acercó al cadáver dando lentos pasos por el pasillo. Una vez allí, extrajo de su bolsillo una pequeña hoja de libreta y escribió una nota de su puño y letra.
Acto seguido abrió la garrafa de gasolina y la coloco encima de la cabeza de la mujer. Hizo un sutil giro de muñeca y el combustible inundó completamente su ropa dejando un gran charco a su alrededor.
-Espero que mi presente sea de su agrado – se dijo Kiss sonriendo mientras encendía un cigarro-
Al llegar a la puerta, se dio media vuelta, levanto la cabeza y lanzó el pitillo por el aire hacia el cadáver del mismo modo que había hecho con el hacha.
En el mismo instante en el que rozó el suelo, una gran llamarada envolvió al cadáver dejándolo completamente calcinado.
Una hora más tarde, Murdock volvía a su casa dando lentísimos pasos por la calle. Era un hombre muy obeso, completamente calvo y con un sudor muy característico debido a su sobrepeso.
Al abrir la puerta de su hogar, se topó con un fuerte olor a quemado. Cuando miró hacia el fondo del pasillo se dio cuenta de lo que le había sucedido a su mujer.
-No….no puede ser… - dijo al llegar su lado-
- Cariño dime… ¿Quién te ha hecho esto? -dijo lentamente -
Murdock intentó acariciar su mejilla pero un trozo de piel carbonizada le cayó sobre la pierna.
-¡Ohhhh! Yo que venía con ganas de… [/b]-dijo Murdock mientras acariciaba su entrepierna suavemente-
-Seguro que te sentirás mejor, mucho mejor….Tú solo déjate llevar –le susurró dejando entrar su mano bajo la ropa interior-
Murdock comenzó a sudar, estaba muy excitado. Pero se llevó una sorpresa cuando intentó meter un dedo dentro de la vagina de su mujer. Se dio cuenta de que había algo bloqueando el paso. Al extraerlo vio de que era un pequeño cofre decorativo de cerámica. Un cofre que solía estar en su estante, junto a la puerta de entrada.
Murdock lo observó muy extrañado y lo abrió con cuidado. Dentro observó un pequeño papel plegado en ocho partes muy pequeñas. Todavía con más curiosidad lo desplego rápidamente y vio que alguien había escrito una nota.
“¡Querido Murdock…!
Veo que al final has encontrado esta notita. ¿Ves como tú y yo no somos tan distintos? No hace falta que me lo agradezcas, aunque se que te he quitado un peso de encima. ¿Sabes? Aún recuerdo todas esas tardes que pasábamos de bar en bar…
Todo lo que salía de tu boca era tan convincente….
“¡Te lo agradeceré como sea!”, “de por vida, tienes mi palabra”, “Dentro de poco me ascenderán, y podré darte esa libertad que comentas”.
¿Lo recuerdas ahora Murdock? “Solo dame unos años para que vean que cumplo con mi trabajo, ya entiendes…”, “cuando confíen en mi yo te daré vía libre, te lo aseguro” “Le salvaste la vida a Tayra, yo te daré una vida nueva a ti”…
¡Todo mentira!
“Un DNI falso te ayudará, te lo digo yo que estoy metido en esto”, “nuevo nombre…” “nueva vida, en definitiva”, “Espero que me comprendas…!
Eres un hipócrita de mierda. Y esto no va a quedar así.
Espera…
Quizá no te haya quitado ningún peso de encima, ¿Sabes por qué querido amigo?
He decidido ir unos días con Nuria a Borderes. Y creo recordar que estos meses de Verano, dejabas ir a tus hijitas allí… cerca del mar. Eran menores pero pasaban agosto solitas en el chalet de papi.
“Son pequeñas, pero muy responsables” ¿Cuántos años deben tener ahora Murdock? ¿eh? ¿Quince la mayor verdad? Y la más pequeña...¡ ¿Solo once?!
Firmado, Akila Alister. “
Continuará….
Afueras de Drumfies (Escocia )
- Miguel, creo que el niño tiene frío, está llorando otra vez.
- Bueno cariño, voy en un momento al coche y traigo el abrigo, ¿te parece?
Debían ser las siete de la tarde y la temperatura era agradable. No obstante, la brisa del anochecer era molesta en las afueras de Drumfies.
Miguel cruzó el camino de tierra hasta llegar al otro lado del bosque. Allí, había un lugar donde se aparcaban los coches para seguir a pie, una especie de parking rural.
-Niños... -pensó Miguel en voz alta- Siempre llorando, o frío, o calor; o hambre o sueño...
Encontró su coche entre los demás, un Mitsubishi antiguo y lleno de polvo. Se dispuso a abrir el maletero.
- A ver... -dijo mientras registraba- Unas bolsas, por aquí una maleta, a ver si... - Le pareció escuchar algo y se detuvo por un instante-
- ¿Cariño? ¿Hay alguien?
Cuando volvió a registrar en el maletero, vio en el cristal de su reloj un fugaz reflejo. Pudo distinguir la sombra de una persona. Se giró rápidamente.
-¡¿Hola?!!
-Adiós -¡Crack! - El hacha de Kiss se hundió en su cráneo y la sangre comenzó a brotar entre sus ojos-
-Nuria nos espera en el bar criatura - dijo mirando al cadáver- Seguro que le encantarás.
Kiss, algo más despejado y con su nuevo cuerpo en la furgoneta, tomó rumbo de nuevo al pueblo. Quizá Nuria estaría en el bar, asustada por su tardanza.
O eso pensaba el. Pero había necesitado un tiempo para prepararle un regalo. En el fondo, Kiss nunca había querido y respetado tanto a una persona. Las prisas quizá, le hicieron olvidar que esta última muerte, habia dejado rastro de sangre.
Bajó del viejo vehículo en la entrada de Drumfies y aprovechó para lavarse las manos en una de las fuentes cercanas. Vislumbró el bar al final de la calle y se dirigió hacia allí. Ya anochecía cuando...
-¡Buenas noches! -Entro de un portazo- ¿Donde está mi princesa?
Un silencio profundo se hizo en el bar, el camarero aún Leia su periódico.
-Hola de nuevo, joven. Voy a cerrar -Dijo el camarero-
-¿Donde está la chica que vino conmigo? ¿Donde está Nuria?
-Si hablas de la muchacha pelirroja... ha salido hace un rato. Creo que tenia que hablar algo. ¿Una última cerveza? -ofreció-
-¿Hablar? -Kiss levantó el tono de voz- ¿Con quién tenía que hablar?
-Tranquilo joven, tranquilo... No lo conocía, era un hombre que estaba ahí fuera. -dijo señalando la ventana del bar- ¿Sucede algo?
- ¿Apareció cuando me había ido? ¡¿Estaba aquí antes?!
- Creo recordar que andaba por la acera desde que abrí el bar esta tarde, debía estar... esperando a algún amigo, pero nada más. -confesó-
-Esperando... -dijo Kiss con desprecio-
Salio del bar a toda prisa, casi todo estaba oscuro y había comenzado a llover. Escupió al suelo y amarró su pelo en una larga coleta mientras trataba de organizar las ideas.
Camino por la acera rápidamente, bajo la lluvia. Las calles estaban desiertas. Tras un par de minutos, Kiss llegó a una cabina de teléfono que quedaba a las afueras del pueblo.
Allí dentro rápidamente cierta protección, desde la intemperie, vio como el gris pueblo de Drumfies se oscurecía en la tormenta.
Descolgó el teléfono oxidado y marcó una serie de números de forma casi automática. El aparato comunicó durante medio minuto, justo cuando Kiss iba a colgar, se escucho al otro
lado de la línea una voz fatigada.
-¿Qué quieres ahora?
-No te hagas el imbécil conmigo, has mandado a uno de tus perros a por ella.
-Que coincidencia -bromeó- ¿Estoy hablando con el asesino de mi mujer?
-¡Esa vieja paralítica nunca te ha importado una mierda, no te engañes Murdock! -Dijo gritando- Además... solo era un aviso...-añadió
-¿Un aviso para qué? ¿Para vengarte de mi decisión? Kiss... a todos nos gusta la libertad. Pero te has pasado de la raya.
-¡No la toques!
-¡ Cállate! - lo interrumpió - Akila Alister, escúchame atentamente. La gente como nosotros, nos ayudamos por pura empatía. Pero tú necesitas ayuda psicológica desde hace mucho tiempo.
-¡Justo ahora! -Kiss perdió los nervios- ¡Ahora lo prometido se te va de las manos! Devuélveme a Nuria o lo que más quieres sufrirá, Murdock. -amenazó-
-Se acabo el juego, Akila. Mañana al amanecer, ve al cuerpo de policía y declárate culpable de todos tus crímenes. Después, Nuria verá la calle.
Kiss se paralizó. Aquellas palabras retumbaron en su cuerpo como una terrible realidad y no supo decir nada.
-¿Entendido? -concluyó Murdock-
-No tengo a nadie más -dijo Kiss casi sin fuerza- ¿ Porqué me engañaste así?
-Tú, con lagrimas has engañado a Nuria mil veces. ¿Nunca le hablaste de mi, Kiss? -le reprochó Murdock- Todos mentimos.
Kiss colgó el teléfono y calló de rodillas en la cabina.
Varias lágrimas brotaron de sus ojos, hacia tiempo que no sentía tanta impotencia...
El siempre había sido una persona reflexiva dentro de los actos importantes. Pero en este momento no fue capaz de pensar en una venganza.
Miró el cielo negro por el cristal de la cabina, una enorme tormenta, cada vez más evidente, estaba azotando el pueblo Drumfies.
Kiss, sumido en la decadencia recordó a Nuria. Estiró lentamente su mano hasta la manivela de la puerta y consiguió ponerse en pie.
Había llegado el momento de matar sin fines egoístas. Había llegado el momento de matar por la persona que amaba.
Continuará...
En una de las oscuras calles de Drumfies, se podía ver a un hombre de pelo largo.
Se movía rápidamente bajo la lluvia, en la total oscuridad.
Kiss había tomado una decisión, corría por las grises aceras casi tambaleándose, inseguro.
Regresó a la calle del viejo bar, en un extremo de la misma, estaba aparcada su vieja furgoneta.
Subió al vehículo y cerro la puerta. Estuvo parado unos segundos y se echó la manos a la cabeza, tenía que pensar.
Tiempo atrás, en la cabina, había tenido una idea que cualquier persona podría descartar. Era lo que Kiss consideraba
necesario para salvar a Nuria. Realmente, se excitaba de solo pensar en ESTA solución.
Giró la cabeza al enorme maletero de la furgoneta, el cadáver aún estaba en buen estado. Estiró el brazo entre los asientos
y consiguió rebuscar en el bolsillo del muerto. Allí encontró su móvil, todavía encendido. Justo lo que necesitaba.
Arrancó definitivamente la furgoneta y tomo rumbo a la comisaria de Drumfies.
Tras cinco escasos minutos de viaje, Kiss había llegado a su destino. Debían ser las diez de la noche.
- Buenas noches. -Dijo Kiss al entrar al edificio-
Las palabras de una mujer le hicieron mirar a su izquierda, entonces vio a una chica suplicar al policía de guardia algún tipo de ayuda.
Se trataba de una muchacha de unos treinta y pocos años de edad, de pelo negro y corto. Tenía en sus brazos un bebé, que al parecer estaba durmiendo.
Kiss se acercó tranquilamente y pudo escuchar parte de la conversación.
-¡Se lo juro agente, se lo juro! ¡Eso no es normal en él! -Aseguraba la mujer indignada-
- Tranquilícese señora, seguro que lo encontramos. -aseguró el policía- Solo han pasado unas horas y todavía no se puede hacer nada, de verdad
- Dios mio.... -dijo entre lágrimas- Ayudaré en lo que sea agente, pero encuéntrenlo.
- Por favor, ¿podría explicarme lo ocurrido? -Le preguntó- Voy a escribir el informe, por si mañana sigue sin aparecer. Haga un esfuerzo.
- Si... claro -dijo secándose las lágrimas- Estábamos él y yo.. con el niño en la salida del pueblo, habíamos salido a pasear un rato, ¡como siempre hacemos! -aseguró-
Cuando comenzó a atardecer, el niño se puso a llorar continuamente, pensé que debía tener frío...-explicó- Entonces Miguel, decidió ir al coche a por una chaqueta y... no volvió -dijo la mujer débilmente- Le he.. llamado al móvil. Pero nadie responde
-Muchas gracias. Ahora por favor, trate de volver al casa y descansar. Le aseguro que no sucederá nada, estamos en contacto -concluyó el agente-
La muchacha se levantó de la silla lentamente mientras se secaba las lágrimas. Se dirigió hacia la salida y vio a Kiss, que a su lado asemejaba un gigante.
-Buenas noches...-Le susurro saliendo por la puerta-
Kiss no le devolvió el saludo, fue andando hasta la mesa donde estaba el agente y se sentó en la silla.
-Hola, señor agente -dijo Kiss-
- Muy buenas señor, ¿ha sucedido algo?
-Por favor, necesito que mañana a la primera hora del amanecer, el jefe de policía me llame este número de aquí -Kiss le entregó una hoja con el teléfono- Dígale que es de importancia
-¿Algún asunto que no pueda tratar yo? -Le cuestionó el agente-
- Por favor, déselo a Murdock, se trata de un encargo entre él y yo -aseguró Kiss mientras se levantaba-
- Está bien, se lo daré. Pero yo no soy el cartero -Replicó- ¡Cierre al salir!
Kiss salió y cerró dando un portazo. Miro a su izquierda pero no la encontró, debía estar en la acera de la derecha. Efectivamente, pues a lo lejos, casi perdida en la noche gris,
la mujer de pelo negro caminaba con su niño en brazos.
-¡Señora!, ¡Señora! -gritó Kiss en la calle vacía-
La mujer se dio la vuelta y se asustó, no pudo evitar pensar en lo peor y salió corriendo calle arriba. Era lógico, primero la desaparición de su marido, y ahora un desconocido que había visto en la comisaria le gritaba en plena noche por la calle.
- ¡Señora, espere! -Insistió Kiss- ¡Yo puedo ayudarla!
La chica volvió a girarse y esta vez, al ver que Kiss le hacia gestos con los brazos levantados en el otro extremo de la acera, comprendió que no era un hombre hostil.
- ¡Espere, espere! -gritó Kiss mientras se acercaba- Gracias...
- ¿Quién es usted? -dijo con voz aspera- ¿Qué quiere?
-Escúcheme por favor... -dijo Kiss fatigado por la carrera- Yo, yo ... también he perdido a mi pareja.
La mujer no dijo nada, se mostró escéptica y siguió escuchando.
-La he escuchado antes, en la comisaria. Todo esto está relacionado -aseguró mirándola a los ojos-
-¿Que... qué quiere decir?
- Parece que la lluvia vuelve a apretar, me gustaría hablar de esto en otro lugar, si le parece...
- Lo siento, verá... tengo que marchar a casa, hace frío y el niño...
Kiss le puso la mano en el hombro. -Señora, le juro que estoy pasando lo mismo que usted.
- Por favor.. déjeme. Me tengo que marchar - Dijo ella dándose la vuelta-
- ¡Déjeme ir con usted! ¡Le explicaré todo!
La mujer volvió a detenerse. Miró al extraño y dudó seriamente de sus palabras. No conviene fiarse de una persona con estas pintas a media noche. Podría ser un violador -pensó instintivamente- Pero tampoco fue capaz de ver en él una persona agresiva. Más bien al contrario.
-¿Quiere encontrar a su marido? -Sentenció Kiss-
La mujer lo miró fijamente durante varios segundos. Finalmente, asintió con la cabeza y ella y Kiss partieron calle arriba, conversando y entablando cierta amistad.
Cuando una persona enferma ha sido libre toda su vida, sabe adaptarse a las situaciones y apartar sus impulsos. Hasta cierto punto.
La casa era enorme, antigua y con una fachada preciosa. La puerta de madera se abrió y la ella fue la primera en entrar, Kiss esperó fuera, bajó la lluvia.
-Pase -dijo fríamente-
-Muchas gracias, esto es precioso... -dijo Kiss- Pero no tenemos mucho tiempo.
-Por favor, siéntese ahí y digame lo que ha descubierto -dijo la mujer señalando la mesa del salón-
Tras la entrada, la casa presentaba un salón bastante amplio con una cocina al fondo. Una escalera de caracol, debía llevar a las habitaciones de arriba.
Ella se sentó delante de él.
- Estoy seguro, -comenzó Kiss- de que habrá leído los periódicos de las últimas semanas. ¿No es así?
- ¿Qué quiere decir? -preguntó-
- Estoy seguro también, de que usted ha visto las numerosas desapariciones sucedidas en Galloway. El bosque cercano. ¿Acierto? -Kiss la miraba a los ojos-
- Sí... lo he leído, ¿Y qué?. -dijo ella-
- Iré al grano, señora. ¿No le parece a usted extraño que la policía, no haya hecho absolutamente nada al respecto?
-¿¡Qué quiere decir?! -La mujer no comprendia nada y comenzó a alterarse-
- ¿Quién? -insistió- ¿Quién es el único con poder para matar decenas de personas y mantener quieta a la policía?
- Quieres decir que es...¿Murdock? -la mujer se paralizó tras escuchar sus propias palabras- ¿El que está al mando, verdad?
- Es evidente -Aseguro Kiss-
Algo interrumpió la conversación, y es que se escucharon unos pasos delicados por la escalera de caracol, se trataba de una niña rubia, delgada y de pelo completamente liso y brillante.
-¿Mamá? -dijo con una voz suavísima- ¿No has venido con papá? -dijo mientras bajaba- ¿Quién es ese hombre?
La mujer esbozó una sonrisa.- Es mi hija. Tiene 13 años - le dijo a Kiss-
- Ya veo, ya veo... -Kiss también sonrió, pero de otro modo-
- Cariño, Alba, sube a la habitación a dormir. Es tarde -Le dijo su madre- Además, mañana tienes pesca con papá -añadió-
- ¡Está bien! -dijo Alba escaleras arriba-
- Bueno, ¿Podemos terminar de hablar? -dijo Kiss tras marchar la niña-
- ¿Qué propones...?
Pasó una hora larga hasta las doce de la noche. Kiss fue capaz de convencer a la mujer y ambos llegaron a un acuerdo.
Al amanecer, según Kiss le explicó, recibiría una llamada de Murdock y esa sería la señal de que estaría apunto de salir de casa. Es su hora de trabajar, las cinco de la mañana concretamente.
"Solo tienes que darle un golpe" -le dijo Kiss- "En ese maldito apartamento está tu marido, mi novia y mil cuerpos más" -mintió, acordándose de su jardín-
Aquella noche, Kiss tuvo que dormir en el sofá que había en el salón. Alba y su madre descansaban arriba.
Poco antes de las dos de la madrugada, Kiss comenzó a pensar en esa niña que estaba solo a unos pasos. Era una preciosidad, completamente pura y perfecta.
Sintió una fuerte excitación y comenzó a tocarse por encima del pantalón. Pero eso no sería suficiente.
Está demasiado cerca... -pensó- Con total delicadeza se levantó del sofá y dando pasos cortos en la oscuridad se dirigió hacia la escalera.
No tenia más luz que la que el móvil robado le proporcionaba. Una luz tenue que le fue alumbrando hasta llegar al piso superior.
Allí, únicamente existía un pasillo con dos habitaciones. Kiss andaba de puntillas, con total sigilo, de forma que ni en el puro silencio se escuchaba un paso.
Alumbró con el móvil a la puerta primera habitación, estaba cerrada. Pudo ver un papel pegado con celo que tenia unas letras dibujadas, "ALBA **"
Tras leer el papel, comprendió que al abrir la puerta encontraría lo que buscaba. Giró el pomo con total cuidado y aunque el sonido de la puerta al abrirse se escuchó en el pasillo,
todas las puertas estaban cerradas, por lo que era casi inapreciable.
Del mismo modo que entró, cerró la puerta con una enorme sutileza. Miró al fondo de la habitación y ahí estaba, Alba en su cama, rodeada de peluches y tapada con sus mantas.
Kiss se acercó poco a poco y quitó los obstáculos de la cama mientras ella dormía profundamente. De una forma muy lenta se tumbó a su lado y se acercó a ella lo más que pudo.
Comenzó a restregar su cintura sobre el pantalón corto que Alba llevaba. Apartó su cabello lentamente, y empezó a besarle el cuello mientras se restregaba cada vez con mayor fruición.
Ella, sintió un escalofrio e instanteamente abrió los ojos, pero antes de que puediese decir nada, kiss le tapo la boca con su mano izquierda suavemente. "Shhhh, tranquila pequeña"
En un principio, Alba estaba inquieta y respiraba fuertemente por la nariz, pero poco a poco, los besos de Kiss la fueron relajando.
Él, cada vez más excitado desabrochó su pantalón y se dispuso a bajar el que vestía de Alba. La joven, no puso resistencia y Kiss comenzó a pasar su mano derecha por encima de sus bragas.
Cada vez que le mordía el cuello, ella soltaba pequeños gemidos aún teniendo la boca tapada. Kiss buscó la mano de Alba y la colocó encima de su pene, que ya al descubierto estaba completamente endurecido. Además, puedo comprobar mientras la tocaba por detrás, que ella habia mojado su ropa interior...
...
A las cuatro de la mañana, La madre de Alba bajó al salón en absoluto silencio por la escalera de caracol.
-Es la hora... ¿no?- le dijo a Kiss en voz baja-
-Efectivamente -respondió levantándose del sofá-
-Espero... que esto salga bien -susurró con miedo la mujer-
-¿Y la niña? -Preguntó Kiss- ¿No es peligroso dejarla sola aquí? Murdock tiene muchos perros sueltos... -añadió-
La mujer, pensó las palabras que acababa de escuchar y subió de nuevo al piso de arriba. La seguridad de su hija era lo más importante.
Pocos minutos después, Alba bajó junto a su madre aún en pijama. Cuando estuvieron los tres en la puerta de casa, Alba cruzó una mirada con Kiss y le dedicó una sonrisa.
La noche inundaba las largas calles de Drumfies, apenas se podía dar un paso de no ser por la luz amarillenta de las farolas. Alba y su madre, escucharon a Kiss atentamente.
-Vosotras dos, esperadme en la acera, frente a su portal. Yo estaré allí en quince minutos, pero primero tengo que ir a la furgoneta a cojer el arma. -Explicó Kiss-
-¿A donde iremos mamá? -preguntó Alba inocentemente-
-Tranquila hija, ya eres mayor... -Le dijo apretándole la mano- Te lo explicaré todo.
Kiss fue corriendo por las aceras hasta llegar donde el día anterior, había aparcado su vehículo. Frente a la comisaría.
Abrió el maletero y cojió su hacha de madera y guardó una navaja en el bolsillo. No necesitaba nada más para llevar tener éxito. Estaba seguro.
Unos pocos minutos después, regresó fatigado y sudando a la calle donde Murdock, el jefe de policia, tenia su vivienda. Allí le esperaban Alba y su madre, frente a la lujosa puerta que guardaba la casa de Murdock.
Al llegar, entablaron una conversación en voz baja, para no provocar el eco en la calle vacía.
-Toma, esto lo usarás tú -Kiss le dio el hacha medio ensangrentada a la madre de Alba - Es la que usamos en la granja.
-A mi no me pasará nada...¿verdad? -preguntó Alba-
-Estoy...estoy muy nerviosa, ¡no se si... podré hacerlo! -dijo su madre casi llorando-
-¡Ehh! ¡No te vengas abajo ahora mujer, vamos a conseguirlo! -le dijo Kiss animándola-
Mierda...no me puede fallar ahora -pensó- Es el momento clave. Kiss le tendió la mano y la levantó de las escaleras.
- Alba, solo tienes que quedarte aquí. ¿Serás buena, verdad? -Le preguntó Kiss-
-Si, seré buena...-se sonrojó-
Era cuestión de esperar, el movil tenia que sonar. Kiss estaba tranquilo, se habia ocupado la noche anterior de cambiar los tonos de llamada. No podía permitir, que la madre de Alba descubriese quien habia sido en realidad, el asesino de su marido.
Pasaron unos minutos hasta que el teléfono comenzó a sonar. Eran las 05:05.
La madre de alba quedó paralizada de terror por la sitaución.
-¿Akila, eres tú? Me han dado tu encargo. ¿Que quieres a estas horas...? -Murdock parecia cansado-
-Estoy en tu puerta. Lo he confesado todo. Sal aquí y te explicaré. -aseguró-
-¡Gracias a Dios! Has hecho lo adecuado para todos. Amigo mio, sabia que no me fallarías -dijo emocionado- Seguro que luego te reducirán la pena, me lo agradecerás Kiss. Ya verás...
El telefono se colgó y se escucharon unos pasos en el interior de la casa. Murcok se disponía a abrir la puerta. Kiss miró a la madre de Alba.
-Adelante -le susurró-
La puerta se abrio lentamente y una voz se escuchó a su vez.
-¡Ohh Kiss! ¡Bien hecho!
Cuando Murdock vio a aquella mujer con el hacha levantada quedó completamente paralizado.
-¡¡CRACK!! El sonido del hacha abriendo la cabeza de Murdock retumbó en el interior de la casa.
Ella dejó caer el cuerpo con el hacha incrustada y se dio la vuelta lentamente, le temblaba todo el cuerpo. Intentó buscar a Kiss con la mirada.
Justo en ese instante, Kiss se abalanzó sobre ella con su navaja y se la clavó repetidas veces en la zona del corazón. La sangre comenzó a brotar de su boca y calló desplomada al frio asfalto.
-¿Por.. por...por qué me engañaste? -susurró ahogada en sangre-
-Todos lo hacemos.
Alba rompió a llorar y saló corriendo por la calle sin dejar que Kiss la retuviese. Este, recojio los cadáveres de Murdock y la madre de Alba y lo metió dentro de casa. Cerro fuertemente la puerta y escupió al suelo. Todo habia salido según lo planeado.
-¡Nuría! -gritó Kiss- ¡Nuría!
-¿¡Nuría, donde estás?!
Al parecer, en el cuarto se escucharon unos quejidos y el sonido de una silla golpeando el suelo. Kiss fue directamente hacia allí.
-¡Nuria, cariño! -¡¿Que haces aquí?!
Al entrar al aseo, la hayó atada a una silla con múltiples cuerdas y con la boca tapada con una soga enorme, que le hacía imposible mover la boca.
-¡Nuría! -exclamó Kiss mientras se afanaba en desatar cada nudo-
-¡Kiss... sabía que vendrías! -dijo Nuria abrazandolo con todas sus fuerzas. ¡Este hombre estaba completamente loco! ¡Y pensar que ni nos conocía! -exclamó Nuria-
- Increíble...¿verdad? - Dijo abrazándola - Te quiero, Nuria. Es hora de marcharnos de aquí, no tenemos mucho tiempo -añadió-
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En el bosque Galloway, cuentan algunos vecinos que vieron una vieja furgoneta salir del pueblo sin rumbo. Iban en ella un hombre pelo largo, una muchacha pelirroja y una adolescente de pelo rubio.
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LGZ escribió:Pues acabo de leer todos los capítulos, y la verdad es que engancha.
Una de mis pasiones es la lectura,así que te haré 2 críticas, la primera, un poco de falta de profundidad en los personajes(cosa que se soluciona en los 2 últimos capítulos).Y la segunda, que hay varias faltas de ortografía(se ve que son descuidos con el teclado, pero yo que tú las revisaría, ya que restan seriedad).
También hay cosas positivas: No se hace pesado, engancha, y es una novela muy poco común.... Tenebrosa, pero a la vez original, y Nuria pone el toque"sexy" .
También me ha sorprendido gratamente que la novela la has escrito tú , al parecer.Por curiosidad¿Qué edad tienes? Ya que si eres joven esto está bastante bien , y puedes mejorar bastante puliendo cosillas.
Soy nuevo en el foro, y suelo entrar a Literatura, pero no pensé encontrarme un relato tan original...
Pues nada, enhorabuena, y a seguir adelante, espero ansioso nuevos capítulos.
Saludos
En una de las oscuras calles de Drumfies, se podía ver a un hombre de pelo largo.
Se movía rápidamente bajo la lluvia, en la total oscuridad.
Kiss había tomado una decisión, corría por las grises aceras casi tambaleándose, inseguro.
Regresó a la calle del viejo bar, en un extremo de la misma, estaba aparcada su vieja furgoneta roja.
Subió al vehículo y cerro la puerta. Estuvo parado unos segundos y se echó la manos a la cabeza, tenía que pensar.
Tiempo atrás, en la cabina, había tenido una idea que cualquier persona podría descartar. Era lo que Kiss consideraba
necesario para salvar a Nuria. Realmente, se excitaba de solo pensar en ESTA solución.
Giró la cabeza al enorme maletero de la furgoneta, el cadáver aún estaba en buen estado. Estiró el brazo entre los asientos
y consiguió rebuscar en el bolsillo del muerto. Allí encontró su móvil, todavía encendido. Justo lo que necesitaba.
Arrancó definitivamente la furgoneta y tomo rumbo a la comisaria de Drumfies.
Tras cinco escasos minutos de viaje, Kiss había llegado a su destino. Debían ser las diez de la noche.
- Buenas noches. -Dijo Kiss al entrar al edificio-
Las palabras de una mujer le hicieron mirar a su izquierda, entonces vio a una chica suplicar al policía de guardia algún tipo de ayuda.
Se trataba de una muchacha de unos treinta y pocos años de edad, de pelo negro y corto. Tenía en sus brazos un bebé, que al parecer estaba durmiendo.
Kiss se acercó tranquilamente y pudo escuchar parte de la conversación.
-¡Se lo juro agente, se lo juro! ¡Eso no es normal en él! -Aseguraba la mujer indignada-
- Tranquilícese señora, seguro que lo encontramos. -aseguró el policía- Solo han pasado unas horas y todavía no se puede hacer nada, de verdad
- Dios mio.... -dijo entre lágrimas- Ayudaré en lo que sea agente, pero encuéntrenlo.
- Por favor, ¿podría explicarme lo ocurrido? -Le preguntó- Voy a escribir el informe, por si mañana sigue sin aparecer. Haga un esfuerzo.
- Si... claro -dijo secándose las lágrimas- Estábamos él y yo.. con el niño en la salida del pueblo, habíamos salido a pasear un rato, ¡como siempre hacemos! -aseguró-
Cuando comenzó a atardecer, el niño se puso a llorar continuamente, pensé que debía tener frío...-explicó- Entonces Cristian decidió ir al coche a por una chaqueta y... no volvió -dijo la mujer débilmente- Le he.. llamado al móvil. Pero nadie responde
-Muchas gracias. Ahora por favor, trate de volver al casa y descansar. Le aseguro que no sucederá nada, estamos en contacto -concluyó el agente-
La muchacha se levantó de la silla lentamente mientras se secaba las lágrimas. Se dirigió hacia la salida y vio a Kiss, que a su lado asemejaba un gigante.
-Buenas noches...-Le susurro saliendo por la puerta-
Kiss no le devolvió el saludo, fue andando hasta la mesa donde estaba el agente y se sentó en la silla.
-Hola, señor agente -dijo Kiss-
- Muy buenas señor, ¿ha sucedido algo?
-Por favor, necesito que mañana a la primera hora del amanecer, el jefe de policía me llame este número de aquí -Kiss le entregó una hoja con el teléfono- Dígale que es de importancia
-¿Algún asunto que no pueda tratar yo? -Le cuestionó el agente-
- Por favor, déselo a Murdock, se trata de un encargo entre él y yo -aseguró Kiss mientras se levantaba-
- Está bien, se lo daré. Pero yo no soy el cartero -Replicó- ¡Cierre al salir!
Kiss salió y cerró dando un portazo. Miro a su izquierda pero no la encontró, debía estar en la acera de la derecha. Efectivamente, pues a lo lejos, casi perdida en la noche gris,
la mujer de pelo negro caminaba con su niño en brazos.
-¡Señora!, ¡Señora! -gritó Kiss en la calle vacía-
La mujer se dio la vuelta y se asustó, no pudo evitar pensar en lo peor y salió corriendo calle arriba. Era lógico, primero la desaparición de su marido, y ahora un desconocido que había visto en la comisaria le gritaba en plena noche por la calle.
- ¡Señora, espere! -Insistió Kiss- ¡Yo puedo ayudarla!
La chica volvió a girarse y esta vez, al ver que Kiss le hacia gestos con los brazos levantados en el otro extremo de la acera, comprendió que no era un hombre hostil.
- ¡Espere, espere! -gritó Kiss mientras se acercaba- Gracias...
- ¿Quién es usted? -dijo con voz aspera- ¿Qué quiere?
-Escúcheme por favor... -dijo Kiss fatigado por la carrera- Yo, yo ... también he perdido a mi pareja.
La mujer no dijo nada, se mostró escéptica y siguió escuchando.
-La he escuchado antes, en la comisaria. Todo esto está relacionado -aseguró mirándola a los ojos-
-¿Que... qué quiere decir?
- Parece que la lluvia vuelve a apretar, me gustaría hablar de esto en otro lugar, si le parece...
- Lo siento, verá... tengo que marchar a casa, hace frío y el niño...
Kiss le puso la mano en el hombro. -Señora, le juro que estoy pasando lo mismo que usted.
- Por favor.. déjeme. Me tengo que marchar - Dijo ella dándose la vuelta-
- ¡Déjeme ir con usted! ¡Le explicaré todo!
La mujer volvió a detenerse. Miró al extraño y dudó seriamente de sus palabras. No conviene fiarse de una persona con estas pintas a media noche. Podría ser un violador -pensó instintivamente- Pero tampoco fue capaz de ver en él una persona agresiva. Más bien al contrario.
-¿Quiere encontrar a su marido? -Sentenció Kiss-
La mujer lo miró fijamente durante varios segundos. Finalmente, asintió con la cabeza y ella y Kiss partieron calle arriba, conversando y entablando cierta amistad.
Cuando una persona enferma ha sido libre toda su vida, sabe adaptarse a las situaciones y apartar sus impulsos. Hasta cierto punto.
La casa era enorme, antigua y con una fachada preciosa. La puerta de madera se abrió y la ella fue la primera en entrar, Kiss esperó fuera, bajó la lluvia.
-Pase -dijo fríamente-
-Muchas gracias, esto es precioso... -dijo Kiss- Pero no tenemos mucho tiempo.
-Por favor, siéntese ahí y digame lo que ha descubierto -dijo la mujer señalando la mesa del salón-
Tras la entrada, la casa presentaba un salón bastante amplio con una cocina al fondo. Una escalera de caracol, debía llevar a las habitaciones de arriba.
Ella se sentó delante de él.
- Estoy seguro, -comenzó Kiss- de que habrá leído los periódicos de las últimas semanas. ¿No es así?
- ¿Qué quiere decir? -preguntó-
- Estoy seguro también, de que usted ha visto las numerosas desapariciones sucedidas en Galloway. El bosque cercano. ¿Acierto? -Kiss la miraba a los ojos-
- Sí... lo he leído, ¿Y qué?. -dijo ella-
- Iré al grano, señora. ¿No le parece a usted extraño que la policía, no haya hecho absolutamente nada al respecto?
-¿¡Qué quiere decir?! -La mujer no comprendia nada y comenzó a alterarse-
- ¿Quién? -insistió- ¿Quién es el único con poder para matar decenas de personas y mantener quieta a la policía?
- Quieres decir que es...¿Murdock? -la mujer se paralizó tras escuchar sus propias palabras- ¿El que está al mando, verdad?
- Es evidente -Aseguro Kiss-
Algo interrumpió la conversación, y es que se escucharon unos pasos delicados por la escalera de caracol, se trataba de una niña rubia, delgada y de pelo completamente liso y brillante.
-¿Mamá? -dijo con una voz suavísima- ¿No has venido con papá? -dijo mientras bajaba- ¿Quién es ese hombre?
La mujer esbozó una sonrisa.- Es mi hija. Tiene 13 años - le dijo a Kiss-
- Ya veo, ya veo... -Kiss también sonrió, pero de otro modo-
- Cariño, Alba, sube a la habitación a dormir. Es tarde -Le dijo su madre- Además, mañana tienes pesca con papá -añadió-
- ¡Está bien! -dijo Alba escaleras arriba-
- Bueno, ¿Podemos terminar de hablar? -dijo Kiss tras marchar la niña-
- ¿Qué propones...?
Pasó una hora larga hasta las doce de la noche. Kiss fue capaz de convencer a la mujer y ambos llegaron a un acuerdo.
Al amanecer, según Kiss le explicó, recibiría una llamada de Murdock y esa sería la señal de que estaría apunto de salir de casa. Es su hora de trabajar, las cinco de la mañana concretamente.
"Solo tienes que darle un golpe" -le dijo Kiss- "En ese maldito apartamento está tu marido, mi novia y mil cuerpos más" -mintió, acordándose de su jardín-
Aquella noche, Kiss tuvo que dormir en el sofá que había en el salón. Alba y su madre descansaban arriba.
Poco antes de las dos de la madrugada, Kiss comenzó a pensar en esa niña que estaba solo a unos pasos. Era una preciosidad, completamente pura y perfecta.
Sintió una fuerte excitación y comenzó a tocarse por encima del pantalón. Pero eso no sería suficiente.
Está demasiado cerca... -pensó- Con total delicadeza se levantó del sofá y dando pasos cortos en la oscuridad se dirigió hacia la escalera.
No tenia más luz que la que el móvil robado le proporcionaba. Una luz tenue que le fue alumbrando hasta llegar al piso superior.
Allí, únicamente existía un pasillo con dos habitaciones. Kiss andaba de puntillas, con total sigilo, de forma que ni en el puro silencio se escuchaba un paso.
Alumbró con el móvil a la puerta primera habitación, estaba cerrada. Pudo ver un papel pegado con celo que tenia unas letras dibujadas, "ALBA **"
Tras leer el papel, comprendió que al abrir la puerta encontraría lo que buscaba. Giró el pomo con total cuidado y aunque el sonido de la puerta al abrirse se escuchó en el pasillo,
todas las puertas estaban cerradas, por lo que era casi inapreciable.
Del mismo modo que entró, cerró la puerta con una enorme sutileza. Miró al fondo de la habitación y ahí estaba, Alba en su cama, rodeada de peluches y tapada con sus mantas.
Kiss se acercó poco a poco y quitó los obstáculos de la cama mientras ella dormía profundamente. De una forma muy lenta se tumbó a su lado y se acercó a ella lo más que pudo.
Comenzó a restregar su cintura sobre el pantalón corto que Alba llevaba. Apartó su cabello lentamente, y empezó a besarle el cuello mientras se restregaba cada vez con mayor fruición.
Ella, sintió un escalofrio e instanteamente abrió los ojos, pero antes de que puediese decir nada, kiss le tapo la boca con su mano izquierda suavemente. "Shhhh, tranquila pequeña"
En un principio, Alba estaba inquieta y respiraba fuertemente por la nariz, pero poco a poco, los besos de Kiss la fueron relajando.
Él, cada vez más excitado desabrochó su pantalón y se dispuso a bajar el que vestía de Alba. La joven, no puso resistencia y Kiss comenzó a pasar su mano derecha por encima de sus bragas.
Cada vez que le mordía el cuello, ella soltaba pequeños gemidos aún teniendo la boca tapada. Kiss buscó la mano de Alba y la colocó encima de su pene, que ya al descubierto estaba completamente endurecido. Además, puedo comprobar mientras la tocaba por detrás, que ella habia mojado su ropa interior...
...
A las cuatro de la mañana, La madre de Alba bajó al salón en absoluto silencio por la escalera de caracol.
-Es la hora... ¿no?- le dijo a Kiss en voz baja-
-Efectivamente -respondió levantándose del sofá-
-Espero... que esto salga bien -susurró con miedo la mujer-
-¿Y la niña? -Preguntó Kiss- ¿No es peligroso dejarla sola aquí? Murdock tiene muchos perros sueltos... -añadió-
La mujer, pensó las palabras que acababa de escuchar y subió de nuevo al piso de arriba. La seguridad de su hija era lo más importante.
Pocos minutos después, Alba bajó junto a su madre aún en pijama. Cuando estuvieron los tres en la puerta de casa, Alba cruzó una mirada con Kiss y le dedicó una sonrisa.
La noche inundaba las largas calles de Drumfies, apenas se podía dar un paso de no ser por la luz amarillenta de las farolas. Alba y su madre, escucharon a Kiss atentamente.
-Vosotras dos, esperadme en la acera, frente a su portal. Yo estaré allí en quince minutos, pero primero tengo que ir a la furgoneta a cojer el arma. -Explicó Kiss-
-¿A donde iremos mamá? -preguntó Alba inocentemente-
-Tranquila hija, ya eres mayor... -Le dijo apretándole la mano- Te lo explicaré todo.
Kiss fue corriendo por las aceras hasta llegar donde el día anterior, había aparcado su vehículo. Frente a la comisaría.
Abrió el maletero y cojió su hacha de madera y guardó una navaja en el bolsillo. No necesitaba nada más para llevar tener éxito. Estaba seguro.
Unos pocos minutos después, regresó fatigado y sudando a la calle donde Murdock, el jefe de policia, tenia su vivienda. Allí le esperaban Alba y su madre, frente a la lujosa puerta que guardaba la casa de Murdock.
Al llegar, entablaron una conversación en voz baja, para no provocar el eco en la calle vacía.
-Toma, esto lo usarás tú -Kiss le dio el hacha medio ensangrentada a la madre de Alba - Es la que usamos en la granja.
-A mi no me pasará nada...¿verdad? -preguntó Alba-
-Estoy...estoy muy nerviosa, ¡no se si... podré hacerlo! -dijo su madre casi llorando-
-¡Ehh! ¡No te vengas abajo ahora mujer, vamos a conseguirlo! -le dijo Kiss animándola-
Mierda...no me puede fallar ahora -pensó- Es el momento clave. Kiss le tendió la mano y la levantó de las escaleras.
- Alba, solo tienes que quedarte aquí. ¿Serás buena, verdad? -Le preguntó Kiss-
-Si, seré buena...-se sonrojó-
Era cuestión de esperar, el movil tenia que sonar. Kiss estaba tranquilo, se habia ocupado la noche anterior de cambiar los tonos de llamada. No podía permitir, que la madre de Alba descubriese quien habia sido en realidad, el asesino de su marido.
Pasaron unos minutos hasta que el teléfono comenzó a sonar. Eran las 05:05.
La madre de alba quedó paralizada de terror por la sitaución.
-¿Akila, eres tú? Me han dado tu encargo. ¿Que quieres a estas horas...? -Murdock parecia cansado-
-Estoy en tu puerta. Lo he confesado todo. Sal aquí y te explicaré. -aseguró-
-¡Gracias a Dios! Has hecho lo adecuado para todos. Amigo mio, sabia que no me fallarías -dijo emocionado- Seguro que luego te reducirán la pena, me lo agradecerás Kiss. Ya verás...
El telefono se colgó y se escucharon unos pasos en el interior de la casa. Murcok se disponía a abrir la puerta. Kiss miró a la madre de Alba.
-Adelante -le susurró-
La puerta se abrio lentamente y una voz se escuchó a su vez.
-¡Ohh Kiss! ¡Bien hecho!
Cuando Murdock vio a aquella mujer con el hacha levantada quedó completamente paralizado.
-¡¡CRACK!! El sonido del hacha abriendo la cabeza de Murdock retumbó en el interior de la casa.
Ella dejó caer el cuerpo con el hacha incrustada y se dio la vuelta lentamente, le temblaba todo el cuerpo. Intentó buscar a Kiss con la mirada.
Justo en ese instante, Kiss se abalanzó sobre ella con su navaja y se la clavó repetidas veces en la zona del corazón. La sangre comenzó a brotar de su boca y calló desplomada al frio asfalto.
-¿Por.. por...por qué me engañaste? -susurró ahogada en sangre-
-Todos lo hacemos.
Alba rompió a llorar y saló corriendo por la calle sin dejar que Kiss la retuviese. Este, recojio los cadáveres de Murdock y la madre de Alba y lo metió dentro de casa. Cerro fuertemente la puerta y escupió al suelo. Todo habia salido según lo planeado.
-¡Nuría! -gritó Kiss- ¡Nuría!
-¿¡Nuría, donde estás?!
Al parecer, en el cuarto se escucharon unos quejidos y el sonido de una silla golpeando el suelo. Kiss fue directamente hacia allí.
-¡Nuria, cariño! -¡¿Que haces aquí?!
Al entrar al aseo, la hayó atada a una silla con múltiples cuerdas y con la boca tapada con una soga enorme, que le hacía imposible mover la boca.
-¡Nuría! -exclamó Kiss mientras se afanaba en desatar cada nudo-
-¡Kiss... sabía que vendrías! -dijo Nuria abrazandolo con todas sus fuerzas. ¡Este hombre estaba completamente loco! ¡Y pensar que ni nos conocía! -exclamó Nuria-
- Increíble...¿verdad? - Dijo abrazándola - Te quiero, Nuria. Es hora de marcharnos de aquí, no tenemos mucho tiempo -añadió-
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En el bosque Galloway, cuentan algunos vecinos que vieron una vieja furgoneta salir del pueblo sin rumbo. Iban en ella un hombre pelo largo, una muchacha pelirroja y una adolescente de pelo rubio.
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Además, el final es de los que me gustan a mí, abierto, con lo cuál, no cierras definitivamente nada, de verdad, te animo a que sigas con este proyecto, eso sí, sin prisas, tómate tu tiempo.