El problema es que en la actual generación de consolas ya casi no existe el honor, y la palabra vale muy poco.
Que sí, no vivimos en los mundos de Yupi, las empresas están aquí para ganar dinero; pero una cosa es que financies tu obra con tu propio capital y te reserves el derecho a cancelarlo o no editarlo en "X", y otra bien distinta es jugar con el dinero y las ilusiones de la gente.
Pusiste en marcha una campaña, marcaste unos objetivos y la gente te ayudó a recaudar el dinero necesario. Ahora cumple tu palabra, aunque eso requiera mayor esfuerzo o menor beneficio.
Puede sonar a drama, "tan sólo es un videojuego", pero no deja de ser un ejemplo más de lo mal que funcionan las cosas en esta industria.