Hoy, no me preguntes por qué, he vuelto a escuchar ese disco. He vuelto a hacer sonar la cajita de música. En una parte, me he sentido bien, agusto, tranquila, y en otra, un poco triste. Triste no por pensar que nunca más volveremos a estar juntos, no por eso, eso ya quedó atrás; triste como... como de emoción, como de tener los pelos de punta y de que se te llenen los ojos de lágrimas, pero con una sonrisa en la boca.
Triste como de recordar que una vez, por corta que fuera, fuimos amigos. Triste por recordar, que una vez, por corta que fuera, dejaste esa caja de música en la puerta, e hiciste lo más bonito por mí cuando ya me habías perdido.
Triste como de pensar que quizás estuviste más enamorado de mí que yo de ti. Triste como de querer darte un abrazo, aunque sepa que no corresponde.
Y ahora sólo queda eso, recuerdos y palabras vacías, un "qué tal" y un "poca cosa, todo bien", nada relevante. Pero quedan conmigo cosas que nunca sabrás, como que es tanto lo que te echo de menos precisamente por saber que ya no estaré enamorada de ti nunca más.
Estoy triste porque sé que perdí uno de mis mejores amigos, pero a la vez, me siento tranquila al poder cerrar los ojos y recordar que el tiempo que pasamos fue muy divertido. Me calma la alegría que siempre me transmitiste, incluso en mis recuerdos.
Supongo que estoy triste porque los recuerdos, aunque sean bonitos, ya son parte del pasado, y los puntos de referencia para ser conscientes del paso del tiempo, siempre son traumáticos. Haré sonar la cajita una vez más, y luego, sonreiré, aunque nunca vayas a enterarte de ello.