Marshfield es una pequeña ciudad en la Costa Este de EEUU, concretamente en el estado de Massachussetts. A vista de Google Maps puede parece un sitio cualquiera: una pequeña ciudad estadounidense como tantas otras. Sin embargo, Marshfield tiene una historia peculiar. En 1982 prohibieron la presencia de videojuegos en los espacios públicos y negocios.
Tom Jackson, un especialista en estupefacientes de la policía, convenció a la población del problema que suponían los videojuegos para la juventud. Así, amparados por una creencia generalizada de que los videojuegos eran la principal causa de la violencia juvenil, estos fueron prohibidos. Paralelamente, la Corte Suprema de EEUU blindó dicha prohibición, impidiendo apelaciones durante el siguiente año (en previsión de las quejas que podrían presentar los dueños de negocios locales derivadas de la pérdida de ingresos que supondría prescindir de máquinas recreativas o arcades).
La creencia de que los videojuegos eran la causa real de los problemas de la juventud estaba tan asentada que incluso, años después, en 1994, fracasó el intento de levantar la prohibición y, en 2011, se repetiría dicho fracaso.
Por fin, en el año 2014, se consiguió levantar la prohibición. Eso sí: no fue fruto de una mayoría de personas con una mentalidad más moderna, sino de una votación increíblemente ajustada que se salvaría por 28 votos (203 a favor, 175 en contra).
Tenéis más información sobre esta anécdota en
esta noticia (en inglés) y os dejo también un hilo de Twitter que acabo de hacer al respecto.
¡Un saludo!