Cuadro de contadores de luz de un inmueble.
Los precios eléctricos son los cuartos más caros del continente, al aumentar un 52% desde 2008, por los costes que incluye el Gobierno en los recibos
Las familias españolas son las que más aumentos de la factura de la luz han tenido que soportar en los últimos siete años de toda Europa. El importe del recibo eléctrico ha subido un 52% desde el primer año de crisis económica, en 2008. La cifra dobla lo que han subido esos costes en la media de la Unión Europea, donde lo han hecho un 25%, según el análisis elaborado por el investigador británico y experto en energía, David Robinson. Este incremento de precios supera al que han pagado los franceses -un 46% más-, los alemanes -un 35%-, los británicos -26%- y los italianos, cuyo recibo apenas ha subido un 5% en estos años.
Entre el segundo semestre de 2008 y el mismo periodo de 2014, el coste medio de la luz aumentó en esos años en 81 euros por megavatio/hora (Mwh), casi el doble que la media comunitaria, donde se registró un alza de 42 euros. Si se desciende al caso de los consumidores domésticos, el incremento ha supuesto pasar de pagar 0,16 euros por kilovatio/hora (Kwh) a abonar más de 0,24. España encabeza la lista de los países con mayores subidas de la luz en los hogares, seguida muy de cerca por otras economías rescatadas, como Portugal y Grecia, con unos aumentos de 0,07 euros por kwh en ambos casos, o Irlanda, con una subida de 0,05 kwh. Sólo los húngaros, malteses, belgas, holandeses, checos y eslovacos pagan menos que antes de que comenzara la crisis.
Las placas solares ahorrarían hasta un 20% en lo que pagan los hogares
Mucho más pequeños han sido los aumentos de la factura para los medianos y grandes consumidores, como las pymes y las corporaciones industriales, respectivamente. En ambos casos, el coste ha aumentado en 0,01 euros por kwh, por debajo del de la media de la Unión entre las pymes, y prácticamente la misma subida que entre las grandes industrias comunitarias.
Con estos datos sobre la mesa, después de siete años de crisis, España se sitúa como el cuarto Estado miembro con el precio de la luz más caro en Europa. Sólo le superan Dinamarca -donde se pagan más de 0,30 euros por kwh consumidos-, Alemania -0,29- e Irlanda -algo más de 0,25-. La media de la UE se sitúa en los 0,21 euros. Los recibos de las pymes se encuentran en el puesto número 13, y en el caso de la gran empresa, en la decimocuarta posición por costes eléctricos.
El problema de esta evolución de precios es que «casi el 75% de ese incremento se explica por la cuña gubernamental», según el científico David Robinson. Esto es, por los tributos que gravan la factura (IVA e Impuesto de Electricidad), las cargas para sufragar el régimen especial -fundamentalmente, las primas a las energías renovables-, así como los costes de llevar la electricidad a las islas, evitando que en esos territorios suba el precio con respecto a la Península. «En todos los casos -apunta Robinson- son costes ajenos al funcionamiento del sistema eléctrico, impulsados por el gobierno».
Esa 'cuña gubernamental' representa, según los cálculos del estudio de Robinson, un 46% del importe total de la factura. Hace siete años, suponía un 31% del recibo. En el caso de la otra parte de la factura, la referida a los costes de la energía y las redes, ha bajado del 68% al 54% del importe total que se paga en este periodo. De hecho, de los 0,08 euros por kwh de más que pagan ahora los hogares con respecto a 2008, unos 0,06 euros se deben a estos costes oficiales. Otros 0,04 euros proceden del incremento del presupuesto destinado a la gestión de las redes eléctricas de transporte y su mantenimiento. E incluso el coste de generar energía ha bajado en 0,02 euros por kwh con respecto a hace siete años.
España es uno de los países donde más influyen los cargos ajenos al sistema en la factura, al igual que ocurre entre los estados más caros de la UE, como Dinamarca o Alemania. El caso germano se explica porque sus ciudadanos asumen en su recibo decisiones políticas como la moratoria nuclear o la apuesta por determinadas energías renovables. En el lado contrario de la balanza se encuentran los franceses, donde los costes gubernamentales son menores, al pagar por cada kilovatio el mismo precio que los españoles hace siete años, con una estructura muy asentada en la energía nuclear.
Expertos como el propio David Robinson vienen defendiendo en los últimos años que una de las medidas que puede adoptar el Ejecutivo para rebajar el importe de la factura es detraer del recibo algunos conceptos que deberían sufragarse vía presupuestos del Estado, como los costes extrapeninsulares o las ayudas a renovables.
Que hdp... y que haya gente que no quiere cortarle el chiringuito a estos desgraciados....