› Foros › Off-Topic › Miscelánea
Arturo Pérez-Reverte escribió:<< La habitación del hijo >>
Lo conoce mejor que a ella misma. O creía conocerlo, porque el joven silencioso y reservado que ahora vive en la casa le parece, en ocasiones, un extraño. El niño dejó de serlo hace tiempo. A veces, cuando está fuera, la madre se queda un rato en su habitación, callada, mirando los objetos, los libros –ella compró los primeros y los puso allí, soñando con el lector que alguna vez sería–, las fotos de amigos, de chicas. Las medallas que ganó en el colegio, tenaz, esforzado. Valiente como ella procuró enseñarle a ser. Con el ejemplo del padre: un buen hombre que nunca dice tres frases seguidas, pero que jamás faltó a su deber, ni hizo nada que no fuera honrado. Que educó al hijo con más ejemplos que palabras.
Inmóvil en la habitación, aspira su olor. Desde hace mucho es seco, masculino. Distinto del que tanto añora: aroma de cuerpecito menudo en pijama, olorcillo a carne tibia, casi a fiebre. A bebé y niño pequeño, que con el tiempo se desvanece y no regresa nunca. El crío que aparecía en la cama a medianoche con las mejillas húmedas, después de una pesadilla, para refugiarse a su lado, entre las sábanas. Quizá algún día recupere ese olor con un nieto, o una nieta. Con otro cuerpecito al que estrechar entre los brazos. Ojalá no esté demasiado mayor para entonces, piensa. Que aún tenga fuerza y salud para ocuparse de él, o de ella. Para disfrutarlos.
Libros. Hay muchos en la habitación, y jalonan veinticinco años de una vida. Infantiles, aventuras, viajes, textos escolares, materias universitarias, novela, ensayo, arte, historia. Desde niño, leyéndole cuentos e historietas, orientándolo con cautela, ella fue transmitiéndole el amor por la palabra escrita. La puerta maravillosa a mundos y vidas que acaban por multiplicar la propia: aspiraciones, sueños, anhelos cuajados en largas horas de lectura y templados en la imaginación. La intensidad de una mirada joven que explora el mundo en el descubrimiento de sí misma. Estos libros llevaron al muchacho a reconocerse entre los demás, a moverse con seguridad por el territorio exterior, a descubrir y planear un futuro. A estudiar una carrera bella y poco práctica, relacionada con la lengua, el pasado, el arte y la historia. A licenciarse en sueños maravillosos. En cultura y memoria.
Ahora ella, inquieta, se pregunta si hizo bien. Si la lucidez que estos libros dieron a su hijo no sirve más bien para atormentarlo. Lo sospecha al verlo salir de casa para entrevistas de trabajo de las que siempre vuelve hosco, derrotado. Cuando lo ve teclear en el ordenador buscando un resquicio imposible por donde introducirse y empezar una vida propia: la que soñó. Cuando lo ve callado, ausente, abrumado por el rechazo, la impotencia, la falta de esperanza que pronto sustituye, en su generación, a las ilusiones iniciales. Recuerda a los amigos que empezaron juntos la carrera animándose entre sí, dispuestos a comerse el mundo, a vivir lo que libros y juventud anunciaban gozosos. Cómo fueron desertando uno tras otro, desmotivados, hartos de profesores incompetentes o egoístas, de un sistema académico absurdo, injusto, estancado en sí mismo. De una universidad ajena a la realidad práctica, convertida en taifas de vanidades, incompetencia y desvergüenza. Pese a todo, su hijo aguantó hasta el final. Fue de los pocos: acabó los estudios. Licenciado en tal o cual. Un título. Una expectativa fugaz. Luego vino el choque con la realidad. La ausencia absoluta de oportunidades. El peregrinaje agotador en busca de trabajo. Los cientos de currículum enviados, el esfuerzo continuo e inútil. Y al fin, la resignación inevitable. El silencio. Tantas horas, días, años, de esfuerzo sin sentido. La urgencia de aferrarse a cualquier cosa. Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas».
Tocando los libros en sus estantes, la madre se pregunta si fue ella quien se equivocó. Si no tendría razón su marido al sostener que no está el mundo para chicos con sueños en la cabeza y libros bajo el brazo. Si al pretenderlo culto y lúcido no lo hizo diferente, vulnerable. Expuesto a la infelicidad, la barbarie, el frío intenso que hace afuera. Es entonces cuando, abriendo un libro al azar, encuentra unas líneas subrayadas –a lápiz y no con bolígrafo ni marcador, ella siempre insistió en eso desde que él era pequeño–: «En el mar puedes hacerlo todo bien, según las reglas, y aun así el mar te matará. Pero si eres buen marino, al menos sabrás dónde te encuentras en el momento de morir».
Se queda un instante con el libro abierto, pensativa. Releyendo esas líneas. Después lo cierra despacio, devolviéndolo a su lugar. Y sonríe mientras lo hace. Una sonrisa pensativa. Dulce. Tal vez no se equivocó por completo, concluye. O no tanto como cree. Puede que él forjara sus propias armas para sobrevivir, después de todo. Quizá mereció la pena.
Arturo Pérez-Reverte escribió:Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas».
darkrocket escribió:Me ha parecido un texto interesante. Lo que más me ha llamado la atención:Arturo Pérez-Reverte escribió:Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas».
darkrocket escribió:Me ha parecido un texto interesante. Lo que más me ha llamado la atención:Arturo Pérez-Reverte escribió:Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas».
Reverte escribió:Recuerda a los amigos que empezaron juntos la carrera animándose entre sí, dispuestos a comerse el mundo, a vivir lo que libros y juventud anunciaban gozosos. Cómo fueron desertando uno tras otro, desmotivados, hartos de profesores incompetentes o egoístas, de un sistema académico absurdo, injusto, estancado en sí mismo. De una universidad ajena a la realidad práctica, convertida en taifas de vanidades, incompetencia y desvergüenza. Pese a todo, su hijo aguantó hasta el final. Fue de los pocos: acabó los estudios. Licenciado en tal o cual. Un título. Una expectativa fugaz. Luego vino el choque con la realidad. La ausencia absoluta de oportunidades. El peregrinaje agotador en busca de trabajo. Los cientos de currículum enviados, el esfuerzo continuo e inútil. Y al fin, la resignación inevitable. El silencio. Tantas horas, días, años, de esfuerzo sin sentido. La urgencia de aferrarse a cualquier cosa. Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas».
NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos y vuestro sueldo sale de lo que cotizamos los trabajadores de las empresas privadas. Que seais trabajadores no productivos no significa que trabajeis mucho o poco o seais más o menos competentes, quiere decir que no creais riqueza puesto que vuestros salarios salen de los presupuestos generales del Estado. Y aunque coticeis a la SS, eso es irreal, puesto que si vuestro sueldo lo paga el estado, simplemente el estado se retiene dinero a sí mismo, una falacia.
Por eso, lo siento, pero yo aporto a España más de lo que aportas tú, así de sencillo. Sin empresas privadas un país no va a ninguna parte. Para mí los funcionarios son una lacra para el sistema y deberían estar limitadísimos a puestos en los que realmente no quepa alternativa, como jueces, médicos o fuerzas de seguridad.
Chris Martin escribió:NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos y vuestro sueldo sale de lo que cotizamos los trabajadores de las empresas privadas. Que seais trabajadores no productivos no significa que trabajeis mucho o poco o seais más o menos competentes, quiere decir que no creais riqueza puesto que vuestros salarios salen de los presupuestos generales del Estado. Y aunque coticeis a la SS, eso es irreal, puesto que si vuestro sueldo lo paga el estado, simplemente el estado se retiene dinero a sí mismo, una falacia.
Por eso, lo siento, pero yo aporto a España más de lo que aportas tú, así de sencillo. Sin empresas privadas un país no va a ninguna parte. Para mí los funcionarios son una lacra para el sistema y deberían estar limitadísimos a puestos en los que realmente no quepa alternativa, como jueces, médicos o fuerzas de seguridad.
Generalización y envidia. El cáncer de este país.
NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos
maponk escribió:NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos
Y se queda tan pancho.........![]()
![]()
Johny27 escribió:maponk escribió:NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos
Y se queda tan pancho.........![]()
![]()
Y es la verdad, no aportan producción ni empleo a la sociedad. Son necesarios, pero a la sociedad no aportan.
Johny27 escribió:Que si, que dais trabajo a empresas privadas, pero colateralmente. No sois creadores de empleo como lo puede ser una pyme, por ejemplo. Todo lo que dais viene del estado, o sea que indirectamente lo estamos pagando todos. Para mi eso no es ser productivo ni crear riqueza.
NGC escribió:Johny27 escribió:Que si, que dais trabajo a empresas privadas, pero colateralmente. No sois creadores de empleo como lo puede ser una pyme, por ejemplo. Todo lo que dais viene del estado, o sea que indirectamente lo estamos pagando todos. Para mi eso no es ser productivo ni crear riqueza.
Los cuerpos de seguridad (militares no inclusive) y los empleados de las prisiones, por ejemplo, son funcionarios.
Si nos los cargamos no creo que demasiadas empresas quieran instalarse.
NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos y vuestro sueldo sale de lo que cotizamos los trabajadores de las empresas privadas. Que seais trabajadores no productivos no significa que trabajeis mucho o poco o seais más o menos competentes, quiere decir que no creais riqueza puesto que vuestros salarios salen de los presupuestos generales del Estado. Y aunque coticeis a la SS, eso es irreal, puesto que si vuestro sueldo lo paga el estado, simplemente el estado se retiene dinero a sí mismo, una falacia.
Por eso, lo siento, pero yo aporto a España más de lo que aportas tú, así de sencillo. Sin empresas privadas un país no va a ninguna parte. Para mí los funcionarios son una lacra para el sistema y deberían estar limitadísimos a puestos en los que realmente no quepa alternativa, como jueces, médicos o fuerzas de seguridad.
A ver, argumentadme que un funcionario pertenece a un sector productivo. Nada de gilipolleces de caínes y demás tontadas, argumentos económicos. ¿Qué produce un funcionario? tacháaaannnn
jorcoval escribió:¿Los maestros y los profesores entonces considerais que es un sector no productivo?
Acabáramos...
NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos y vuestro sueldo sale de lo que cotizamos los trabajadores de las empresas privadas.
jorcoval escribió:¿Los maestros y los profesores entonces considerais que es un sector no productivo?
Acabáramos...
Un maestro si aporta, pero según qué maestro. Lo que hace falta es una limpieza en el funcionariado, porque me atrevo a decir que si fuera empresa privada el 50% estaría en la calle.speeddemon escribió:jorcoval escribió:¿Los maestros y los profesores entonces considerais que es un sector no productivo?
Acabáramos...
Llego tarde, pero reitero la pregunta...
Entonces yo, como maestro, ¿no aporto nada a la sociedad formando nuevas generaciones?; es mas, ¿la productividad se mide unica y exclusivamente en especie o moneda?
Lo que hay que leer...
NWOBHM escribió:Shikamaru
Todo eso es muy bonito pero ¿sabes cual es el problema? que los funcionarios y los militares sois trabajadores no productivos y vuestro sueldo sale de lo que cotizamos los trabajadores de las empresas privadas. Que seais trabajadores no productivos no significa que trabajeis mucho o poco o seais más o menos competentes, quiere decir que no creais riqueza puesto que vuestros salarios salen de los presupuestos generales del Estado. Y aunque coticeis a la SS, eso es irreal, puesto que si vuestro sueldo lo paga el estado, simplemente el estado se retiene dinero a sí mismo, una falacia.
Por eso, lo siento, pero yo aporto a España más de lo que aportas tú, así de sencillo. Sin empresas privadas un país no va a ninguna parte. Para mí los funcionarios son una lacra para el sistema y deberían estar limitadísimos a puestos en los que realmente no quepa alternativa, como jueces, médicos o fuerzas de seguridad.