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En el año 1900 el científico español Santiago Ramón y Cajal, de 48 años, recibe el llamado "Premio de Moscú" que se le había otorgado en el Congreso Internacional de Medicina de París. El premio se le otorgaba al médico que hubiera aportado descubrimientos más valiosos en los últimos tres años.
Este premio hizo que la clase política se fijase en él, queriendo sacar beneficio de la fama y prestigio internacional que había logrado el médico aragonés, de forma que el entonces Presidente del Consejo de Ministros, y también Ministro, Francisco Silvela, contactó con Ramón y Cajal y le propuso crear una institución pública dedicada a la investigación médica, que se llamaría "Instituto de Investigaciones Biológicas". Naturalmente, el cargo de Director de dicha institución sería para Santiago Ramón y Cajal, lo que le convertiría en un alto cargo político beneficiario de un sustancioso sueldo: ¡¡¡10.000 pts de la época!!!
Ramón y Cajal había vivido toda su vida justito de dinero y de no ser por su mujer, Silveria, que llevaba la economía de la familia, no habría podido pagar las facturas. Ahora, gracias a sus investigaciones científicas iba por primera vez a recibir un salario importante, mucho más elevado que el de cualquier trabajador.
Pero la reacción de Ramón y Cajal al enterarse de los sustanciosos honorarios que iba a percibir del erario público, fue... ¡¡¡PEDIR QUE LE REBAJASEN EL SUELDO!!!, con gran consternación de su pobre mujer, acostumbrada a arañar cada céntimo.
Así, Santiago se reunió con Álvaro de Figueroa y Torres (también Ministro y Presidente del Congreso, y del Senado entre otros cargos en aquella época) y acordó con él reducir su sueldo de 10.000 pesetas a tan sólo 6.000. Y con ese salario digno, pero mucho más modesto para un personaje público, quedó configurado su cargo de Director del Instituto de Ivestigaciones Biológicas.
El propio Ramón y Cajal explica el motivo de esta extraña petición, que le fue concedida no sin cierto disgusto para Silveria:
"
¿Por qué no pide usted al Gobierno —se me decía— un aumento de sueldo, siquiera para equipararlo al de otros directores de laboratorio?
Por varias razones de carácter personal, bajo las cuales no late la menor censura a los congéneres de profesión. Mi respuesta ha sido siempre:
1.° Porque no ansío nadar en la opulencia.
2.° Porque en una edad en que desfallecen o declinan mis fuerzas, paréceme abusivo y hasta inmoral aumentar mis emolumentos.
3.° Porque aun sin querer columbro siempre, al través de cada moneda recibida, la faz curtida y sudorosa del campesino, quien, en definitiva, sufraga nuestros lujos académicos y científicos. ".
Fuente: Santiago Ramón y Cajal. "El mundo visto a los ochenta años", Espasa-Calpe, 8ª Edición, pp. 92-93.Santiago Ramón y Cajal recibió el Premio Nobel de Medicina seis años más tarde.
Salu2 y feliz finde