Yo con levantarme a las ocho me doy por feliz... todo lo que sea antes (un minuto vale), ya me sienta como un puto tiro. Y es algo psicológico, porque los cambios de hora y demás polladas no me afectan en absoluto.
Eso sí, solo son los tres primeros minutos que tardo en levantarme, rascarme los huevos, mear, cagar si procede y entrar en la ducha. A partir de ahí, todo va sobre ruedas.