Actualización: Gemalto
ha anunciado una rueda de prensa para este miércoles. Además, ha comunicado que:
Las conclusiones iniciales indican que los productos de Gemalto, las tarjetas SIM (así como tarjetas bancarias, pasaportes y otros productos y plataformas), son seguras y la compañía no espera que supongan un perjuicio económico significativo
Noticia original: Edward Snowden ha vuelto a luz pública con una
nueva revelación acerca de las operaciones “secretas” de las agencias de espionaje. De acuerdo a
los documentos que ha presentado a
The Intercept, espías estadounidenses y británicos
hackearon Gemalto, el fabricante de tarjetas SIM más grande del mundo, para robar las claves cifradas de acceso universal a sus tarjetas SIM. De esta forma no alertaban a usuarios, redes o gobiernos de sus actividades de espionaje.
Ya en el pasado 2013 se descubrió una
grave vulnerabilidad con las tarjetas SIM que afectaba a 500 millones de usuarios. En ese momento se supo que la brecha se producía a través del protocolo de cifrado (DES) y el lenguaje de programación
Java Card que se utilizan en la mayoría de tarjetas SIM del mercado. El fallo permitía instalar software malicioso a través del envío de un SMS OTA invisible para el usuario.
No sabemos si aquel fallo tenía relación con el
hack ahora revelado, el cual habría sido llevado a cabo por la NSA y su homóloga británica, la GCHQ. Una unidad conjunta bajo el apodo de
Mobile Handset Exploitation Team (MHET), que se mantuvo en secreto hasta ahora y que se habría originado en el año 2010.
Para que nos hagamos una idea del alcance de la operación basta con presentar a Gemalto. Se trata del mayor fabricante de tarjetas SIM en el mundo, con unas ventas de alrededor de 2 mil millones de tarjetas al año para 450 operadoras de 85 países. Cifras que dan que pensar que es muy probable que muchos de nuestros
smartphones podrían haber sido potencialmente espiados por ambas agencias.
Según el informe, las claves de cifrado robadas permitían a las agencias de inteligencia controlar las comunicaciones móviles en las respectivas tarjetas sin el permiso de las operadoras. Por otro lado, se evitaban la “necesidad” de una orden judicial para una escucha telefónica sin dejar rastro. Además, el robo de claves permitía a las agencias descifrar los datos de comunicaciones antiguas.
Pensemos que, si bien la NSA puede obtener permisos en suelo estadounidense para obligar a operadoras a acceder a comunicaciones de clientes, fuera de sus fronteras la cosa cambia. Por lo que es muy posible que en lugar de convencer a las autoridades internacionales para proporcionar acceso o
hacks a dispositivos locales, este robo masivo eludía tales trabas y permitía a la NSA monitorizar desde cualquier lugar sin ser detectados.
Otra noticia preocupante con
la NSA de por medio que vuelve a remarcar la impunidad con la que operan las agencias de inteligencia en todo el mundo.