La insaciable Agencia de Seguridad Nacional (NSA) recaba cada día de forma masiva millones de imágenes personales interceptadas en comunicaciones electrónicas que luego utiliza en sus potentes programas de reconocimiento facial, según nuevas revelaciones publicadas por el
New York Times que se basan en la documentación filtrada por Edward Snowden, antiguo empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
La iniciativa de la NSA va mucho más allá que la llevada a cabo por el servicio secreto británico, que según
publicaba The Guardian el pasado mes de febrero tuvo acceso sin permiso a 1,8 millones de webcams pertenecientes a usuarios de Yahoo a nivel mundial. La información del New York Times revela una práctica por parte de la NSA que se extiende durante los últimos 4 años, en los que la agencia ha recolectado imágenes personales que circulan en correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales, videoconferencias y otras comunicaciones.
Según datos del 2011, la NSA interceptaba diariamente millones de imágenes de las cuales unas 55.000 tenían la calidad suficiente para el reconocimiento facial. Además, la documentación de Snowden también revela recolección de huellas dactilares y otros datos biométricos.
Al igual que ya ocurre con la intercepción de llamadas y correos electrónicos, la NSA necesita la aprobación de los tribunales para recolectar fotografías de estadounidenses. Pero si la comunicación es entre un ciudadano estadounidense y otro extranjero podría ser considerado una excepción. La ley estadounidense no establece una protección específica de privacidad a las imágenes faciales y según los expertos existe un vacío legal significativo en EE. UU. sobre la privacidad de las imágenes faciales.
A pesar de las limitaciones técnicas del reconocimiento facial (por ejemplo las barbas aún confunden al programa) este puede ser muy invasivo, algo que preocupa a los defensores de las libertades civiles. La recolección de millones de fotografías personales y su introducción en los programas de reconocimiento facial para ser identificadas podría suponer una violación masiva del derecho a la privacidad.