Miro hacia delante, dirijo mi llorosa vista hacia el horizonte...mas no te veo. Sólamente veo una imagen pesimista de lo que inminentemente acecha a mi sino.
En el suelo estoy arrodillado, sin fuerza alguna que me levante de lo que va a ser mi lecho mortal.
Esa oscura nuba de sangrienta guerra, de batalla encarnizada, se me acerca y yo, inmóvil la miro, haciendo todo lo que puedo, dando todo mi esfuerzo por vencerla, pero sin tí no puedo, no puedo, sin tu ayuda, sin tu fuerza, sin tu bendición. Por mucho que blanda al viento mi espada, si tu gracia no la toca será como una cerilla quemada cuando cae al árido suelo, si un rayo de luz de esperanza no baña mi cara, sumergida en un charco de lágrimas, la batalla estará perdida.
Por eso, dame fuerzas para ganar esta batalla, ayúdame a vencer, yo pongo fe y esfuerzo, tan sólo me falta una chispa de esperanza...
Bendíceme, oh! gran maestro, dame fuerzas, por favor, Odín...