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La «Profecía de los papas» de san Malaquías apareció en el Lignum vitæ (en 1595), publicado por el monje benedictino francés Arnold de Wyon (quien era erudito en la historia de su orden). Wyon dedicó este libro al rey de España Felipe II. El Lignum vitae es una biografía colectiva de los benedictinos que llegaron a convertirse en obispos. Tras unos párrafos sobre la figura de Malaquías de Armagh, termina diciendo: «[Malaquías] Escribió varios opúsculos. Hasta el día de hoy no he tenido ocasión de ver ninguno, exceptuando una profecía relacionada con los soberanos pontífices. Puesto que es muy breve, y que yo sepa no ha sido dada a imprimir todavía, y dado que a muchos les complacería conocerla, copio a continuación su contenido».
El Lignum vitæ se editó en 1595, constituyendo un éxito en toda la Europa cristiana.
Sigue una serie de 112 pequeños lemas o frases en latín sin numerar haciendo alusión alegórica a los siguientes 112 papas que gobernarían la Iglesia Católica, desde Celestino II (1143-1144) hasta un supuesto Pedro el Romano, incluyendo a los antipapas. Se observa que las divisas correspondientes a los papas anteriores a 1595 son mucho menos ambiguas que las sucesivas.
Posible fraude
El historiador español José Luis Calvo confirma que hasta el papa Urbano VII (1521-1590) los lemas concuerdan muy bien con los respectivos pontífices y a partir de esa fecha hay que hacer esfuerzos para que coincidan.
Lo más probable es que la profecía haya sido hecha por alguien que utilizó el prestigio del erudito y arquéologo dominico Alfonso Chacón (Alphonsus Ciacconus, 1540-1599), quien comentó los lemas en el texto de 1595 hasta Urbano VII.
El erudito español Benito Jerónimo Feijoo anota en su Teatro Crítico Universal que la profecía es apócrifa, que le fue entregada a Alfonso Chacón y que solo tiene precisión hasta Urbano VII, lo que muestra el fraude.
Para el jesuita Claude-François Menestrier estas profecías fueron fabricadas para propiciar la candidatura a papa de Girolamo Simoncelli, cardenal de Orvieto en 1590 para suceder a Urbano VII.
La elección de Joseph Ratzinger no ponía, en principio, fácil a los partidarios de la autenticidad de la profecía de san Malaquías casar al nuevo papa con el lema que le corresponde según el augurio. ´De gloria olivae´ (de la gloria del olivo) es un dístico ideal para un nativo de cualquier país olivarero; pero difícilmente encaja en la biografía de un alemán, por mucho que sea de origen campesino. Además, si el pontífice hubiera hablado del olivo o de la paz durante su primera comparecencia pública, su identificación con la divisa habría sido automática; pero no lo hizo: se presentó como "un humilde trabajador de la viña del Señor".
La profecía de san Malaquías consta de 111 dísticos y un último comentario, que corresponderían a los 112 papas habidos entre Celestino II (1143-1144) y el Juicio Final. Fue publicada por primera vez por Arnoldo de Wyon en 1595 en su libro ´El árbol de la vida´, donde atribuía la lista de lemas a san Malaquías (1094-1148). Este monje irlandés gozó de dotes proféticas, según la biografía escrita por su amigo san Bernardo de Claraval, quien no cita ninguna profecía de los papas.
El jesuita Claude-François Menestrier apuntó ya en el siglo XVII que el augurio se había confeccionado en 1590 para propiciar la elección del cardenal Girolamo Simoncelli como sucesor de Urbano VII. El lema que le tocaba al nuevo papa -´Ex antiquetate urbis´ (de la antigüedad de la ciudad)- parecía hecho a medida de un prelado natural de Orvieto, cuyo nombre procede del latín ´urbs vetus´ (ciudad vieja). La tesis de Menestrier se basa, además, en que la profecía fue desconocida hasta 1595, cuando la publicó Arnoldo de Wyon, y que las divisas casan bien con los papas anteriores a esa fecha; pero no tanto con los posteriores.
Un reciente estudio del historiador José Luis Calvo, revela que hasta 1590 todos los dísticos encajan con la familia, el nacimiento, la carrera eclesiástica o las características del papado del protagonista. Después, la cosa cambia: la mayoría responde a otras particularidades del pontífice, algunas bastante traídas por los pelos, simplemente porque el autor puso esas divisas al tuntún.
Desde el siglo XVII, los ´malaquistas´ han forzado el significado de los lemas hasta el extremo de dar varias explicaciones excluyentes para el mismo papa. Así, de Juan Pablo II (´De labore Solis´, del trabajo del Sol), han dicho que nació durante un eclipse solar, que vino del Este -de donde nace el Sol- o que fue un incansable trabajador. Y de Juan Pablo I (´De meditate Lunae´, de la mitad de la Luna), que reinó en la Iglesia de una media luna a otra o que su nombre, Albino Luciani, ´significa´ luz blanca, luz de Luna.
¿Cómo casa ´de la gloria del olivo´, el lema del penúltimo papa antes del fin del mundo, con Ratzinger? No es por su país de origen ni por su etnia -el olivo simboliza a los judíos-; pero puede ser por el nombre que ha elegido como papa: Benedicto. Esta denominación puede ligarse a san Benito, fundador de la orden benedictina, conocida como la ´olivetana´. Es lo mejor que hay de momento para vincular al ´cardenal de hierro´ con un texto que no escribió san Malaquías y en el que los lemas son tan ambiguos que permiten cualquier tipo de identificación, a gusto del consumidor.
http://es.catholic.net/sectasapologetic ... p?id=22987