"Cuando empecé en esto cobraba unos sesenta euros por un completo, ahora cobro entre treinta y cuarenta". La que habla es Natalia, una de las 400.000 mujeres que en España ejercen la prostitución y que, como ellas, se ha visto afectada por la crisis económica que atraviesa el país.
Natalia es panameña, lleva tres años en España y empezó trabajando como camarera de pisos en un hotel, aunque tras estar de baja seis meses debido a un accidente de tráfico la empresa no le renovó el contrato. "Llevo nueve meses intentando trabajar en esto, aunque ahora la cosa está muy difícil. A ver si mejora en septiembre", manifiesta a Efe.
Y es que, según la portavoz del colectivo de defensa de las prostitutas Hetaira, Cristina Garaizabal, la protesta de Natalia es generalizada: "Últimamente todas las chicas se quejan del descenso de clientes. Especialmente desde la huelga de camioneros de junio".
Es también el caso de Cristina, española, que gana entre 250 y 300 euros a la semana prostituyéndose. Empezó hace un par de meses, según cuenta, porque la empresa para la que trabajaba anteriormente la despidió: "¿Qué quieres que diga? Va muy mal todo", lamenta.
Su compañera de piso se anuncia en el mismo periódico como una "colombiana ardiente", aunque ella trabaja como prostituta desde hace más tiempo que Cristina, quien relata que ahora su amiga quiere echarla del apartamento donde viven.
"Además, si puede, se queda con mis clientes, porque está claro que la gente de fuera nos quita el trabajo a las españolas", asegura, "aunque, tal y como están las cosas la verdad es que la entiendo", señala.
Sobre el fenómeno de la competencia se pronuncia Kevin, un argentino de 28 años que vive en la costa y que lleva desde los 20 prestando sus servicios a hombres y mujeres. "Desde hace unos meses hay mucha más competencia", apunta, tras indicar que "la gente que trabaja en esto ya ni se toma una semana de vacaciones".
Kevin calcula que desde enero han empezado a disminuir "notablemente" los clientes, aunque desde principios del verano aproximadamente "la cosa está yendo muy mal". "La crisis se siente muchísimo y este trabajo no tiene promedio de facturación fija: es como el mercado bursátil", bromea.
Menos clientes y más chicas
Cristina, Natalia y Kevin reciben a sus clientes en su domicilio, aunque otros muchos trabajadores del sexo prefieren alquilar habitaciones en locales especializados donde conocen a sus futuros clientes. En este sector también ha hecho mella la actual crisis, según reconoce el secretario general técnico de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA), Jose Luis Roberto Navarro.
"Es natural, cuando hay menos dinero para gastar se gasta menos", asevera Navarro, quien se hace eco así de una queja generalizada entre los empresarios que forman parte de ANELA, cerca del centenar.
"La crisis empezó a notarse prácticamente después de las elecciones: hay muchos menos clientes y sin embargo más señoritas que piden plaza en nuestros hoteles", abocadas a la prostitución a falta de otro trabajo, señala.
Aunque, según apostilla, aún es pronto para disponer de datos sobre el volumen de negocio de los locales asociados, Navarro calcula que en un lugar costero como Palma de Mallorca los ingresos han podido caer un 30 por ciento aproximadamente.
Y es significativo el hecho de que haga referencia a un local del litoral español, ya que es precisamente en esta zona donde, en estos meses, se produce un mayor volumen de negocio. "El verano lo trastoca todo, la gente pasa las vacaciones en la playa y muchas veces las señoritas se desplazan también desde el interior de España, detrás del cliente", comenta.
Algunos datos sobre la prostitución
Según recogía el informe de la Ponencia sobre la prostitución en España, debatido en las Cortes Generales en 2007, existían entonces unos 15 millones de varones potenciales clientes de 400.000 prostitutas, o una por cada 38 hombres.
La media de gasto era en esta época de 1.200 euros al año ó 100 euros al mes, lo que supone el movimiento de unos cincuenta millones de euros diarios y de unos 18.000 millones al año.
Sin embargo, la prostitución no es el único negocio que el sexo genera en España, ya que sectores como el de la pornografía o la venta de productos eróticos también producen importantes beneficios a costa de este fenómeno. Aunque la crisis no afecta a todos por igual.
En el campo del ocio para adultos a través de internet o telefonía móvil, por ejemplo, la crisis apenas ha hecho mella. Así lo indica la gerente de Marqueze -una de las principales empresas españolas en el sector-, María del Mar Cortés, quien comenta que internet "quizás haya sido uno de los sectores donde menos ha afectado la situación actual de la economía".
La mayor parte de los beneficios que genera Marqueze provienen de las descargas de vídeos eróticos que realizan los usuarios de su página web a través de un mensaje de móvil.
"Hablamos de precios que rondan el euro. La gente sigue tomando cafés, que es lo que cuesta descargarse un vídeo", precisa Cortés.
Sin embargo, el negocio podría verse afectado a medio plazo debido al parón de las productoras de material audiovisual de este tipo.
Según fuentes del Festival Erótico de Barcelona (FICEB), el más representativo del sector en España, ya no se ruedan películas, y no "por falta de ideas o ganas", sino porque los productores no están invirtiendo en nuevas realizaciones.