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El histórico dirigente socialista portugués Mario Soares dijo el viernes pasado que «Portugal no podrá pagar nunca aquello que debe. Por más que se empobrezca a las personas, por más que se les robe dinero a los ciudadanos que lo tienen, como en el caso de las pensiones. Por más que haga, el Estado no es capaz de pagar lo que debe». Recordemos en este punto que Portugal sobrevive a esta crisis bajo mandato del centro derecha de Passos Coelho, pero que fue rescatada con 80.000 millones de euros a petición del anterior gobierno de José Sócrates, del Partido Socialista. Después apuntó Soares, un referente ineludible de la política lusa, al ejemplo argentino. Y aquí viene la novedad, la temible novedad: «Fijémonos en Argentina. Cuando la Argentina estaba en una crisis financiera dijo 'nosotros no pagamos'. ¿Pasó algo? No, no pasó nada». Bueno, en realidad sí pasó. Pero al margen de ello, y aun en el supuesto de que en Argentina no hubiese pasado nada, su situación era muy distinta a la de nuestro país vecino, que comparte moneda con otros catorce estados europeos.
Lo temible es que esta postura tome cuerpo o, directamente, acabe materializándose irremediablemente porque se llegue a la conclusión de que no hay otra salida que el impago -peor aún sería su salida del euro-. En tal caso, en España y Extremadura, mucho más en la raya, tendríamos que acostumbrarnos a convivir junto a una explosiva mezcla de Grecia y Chipre empujando a nuestras espaldas. Un periodista alentejano portugués me resumía la situación más o menos así: «Vivimos sometidos por la ansiedad, el miedo, una psicosis persecutoria que señala hasta a quien se compra un coche... Europa nos trata como si fuésemos unos parásitos incapaces de producir riqueza, pero ella subvencionó con fondos de Bruselas el desmantelamiento de nuestra agricultura, de nuestra flota pesquera, de buena parte de nuestras industrias. Sufrimos una presión impositiva extrema, irrespirable. Quien tiene dinero teme que nos apliquen la receta de Chipre. El estado no recauda ni para pagar a sus funcionarios. Passos Coelho solo escucha a la troika. Y a la oposición apenas le preocupa otra cosa que recuperar el poder -por cierto, Soares añadía en la entrevista que, según su punto de vista, es imprescindible un cambio de gobierno-. Así que nadie nos mira a nosotros, a los portugueses. Vivimos inseguros, atemorizados y abandonados...» Terrible lo que está pasando a tres kilómetros de Badajoz. Como quien dice, al doblar la esquina de nuestras propias calles. Pared con pared de una región que tiene en ese país a un importante socio comercial y al principal cliente de sus exportaciones. Si cae Portugal, cae Badajoz. Y si cae Badajoz, Extremadura también lo hará. Y la raya, nuestra raya, terminará quebrada. Sobran pues razones para que estemos muy pendientes de lo que pase al otro lado en próximas fechas. No especialmente en actitud preventiva ni con ánimo proteccionista, sino ávidos de enseñanzas, sobre todo políticas, y conscientes de que compartimos en gran medida un mismo destino. En la Junta deberían empezar a preocuparse de ello, aunque solo sea de reojo
melovampire escribió:Mi padre es de un pueblecito de Extremadura (Alburquerque), y sinceramente, el paro allí es preocupantisimo, (creo que era del 70% pero no estoy seguro de ello, me parece haberlo leido en LA GACETA), el caso es que se necesitan acuerdos comerciales, España necesita cambiar el Chip o éstos nos van a meter en la peor Crísis financiera de la historia, además españa ya ha estado en Default y aquí estabamos, ojalá y cambien la receta que el paciente no esque esté en coma, es que esta caminando hacia la luz!.