A mis 36 años he cambiado de ciudad 3 veces (a 3 ciudades diferentes y alejadas entre sí) en mi vida. Ni muchas ni pocas, supongo. 2 de ellas por iniciativa mía, otra por condicionantes externos, y solo en una de ellas a una ciudad donde realmente conociera a alguien... y una cosa te digo: ni una sola de las tres no he sentido ese poso de tristeza al irme. Incluso cuando es tu decisión, la última noche duele más. El tema es que yo tengo 36 años e intuyo que tú tendrás bastantes menos, te faltan herramientas para gestionarlo, tal vez.
Por que aunque estés mal, ninguna ciudad y casi ninguna situación es tan mala que no dejes atrás algo que vale la pena, y en ese momento, de cierta vulnerabilidad (al final lo dejas todo por algo desconocido. La incertidumbre y algo de ansiedad es comprensible), por supuesto que vas a darle muchas vueltas a si esto es para bien o para mal, si hiciste algo mal, etc. No es universal, seguro, pero es normal.
Y ya te aviso: te esperan todavía días duros, ¿eh? Los primeros días en un nuevo lugar no son fáciles. Una vez que te asientes se te pasan todos los fantasmas y como mucho te queda algo de nostalgia. Hasta vas a disfrutar de otra manera de la ciudad de la que te vas y de la que entiendo que estás harto cuando vuelvas unos días de vacaciones, lo verás.