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Y ni siquiera te he pedido mil euros, fíjate cuánta consideración
Christian Troy escribió:Pasar lo que estoy pasando estos últimos días, entrar casi por primera vez a este subforo y encontrarme de los primeros hilos, uno sobre el rechazo. Ni que estuviera escrito.
Yo lo estoy pasando bastante mal estos días, por sentirme rechazado, invisible, frustrado. Siempre he sido callado y reservado, el típico que hasta en cenas familiares parece parte del mobiliario del salón. Algunos golpes me han hecho desconfiado, considero que tratar con las personas parece tener más que ver con jugar una partida de ajedrez que con algo más honesto, y eso unido a mi dependencia emocional, me ha hecho aislarme durante un tiempo. Eso de aprender a estar solo o ser feliz con uno mismo es lo que llevo haciendo, he mantenido una actitud pasota contra la gente, pero dudo que haya servido ya que ha sido casi por obligación. En el fondo deseaba salir y tener más contacto social. Mis aficiones, que me apasionan, se han convertido en un sustituto.
Recientemente se ha alojado una estudiante extranjera en mi casa, y he decidido ser más abierto. He pensado en la imagen negativa que proyectaría si continuaba con algunas de mis rutinas, y he visto una oportunidad para conocer gente nueva y quitarme un poco las telarañas en el ámbito social. Al tiempo que salgo (playa, estudios, etc.... aunque siempre solo, por mi cuenta), intento ganarme su confianza para que cuente conmigo en alguno de sus planes. Es alguien extrovertida, con lo cual el diálogo (una barrera para alguien que lleva años ensimismado en uno mismo), ha resultado sorprendentemente sencillo y fluido, algo que considero un logro. Pero finalmente he descubierto que no tiene interés en que alguien de la "casa" se mezcle con su círculo social. Me he sentido desplazado, como si solo me dejara las migajas de su tiempo, alguna conversación banal y ocasional sobre como nos han ido los dias y ya. Su simpatia y encanto mostrados, no ocultan ese rol adjudicado que me ha dolido, y viniendo de alguien que hace amigos en cada esquina, a mi me considerará un conocido de la casa y nada más. Después de darme cuenta que el único que parecía romper el hielo era yo, decidí retroceder y mostrar indiferencia. Apenas pasó un día y ella retomó el diálogo conmigo. Una vez más, relacionarse con los demás como si estuvieras jugando al ajedrez. Agotador. Ahora me esperan 5 meses de convivencia que no sé como voy a soportar, porque además no es el típico Erasmus que va a su bola y al que solo vemos cuando entra o sale de la casa, sino que en algunos aspectos se ha integrado en la dinámica de la familia, haciendo que mi deseo de conexión más allá de lo puramente cortés y educado sigan ahí.
Sé que ha sido mi culpa, por haber depositado expectativas en ella que no tenía obligación de cumplir, pero el trato ha reavivado esas viejas heridas que me enseñaron que ante el mundo hay que llevar un muro por delante. Cuando mi retraimiento me condenaban al aislamiento, era consciente de mi culpa. Pero ahora el muro me lo han puesto los demás.
Desde luego lo peor no es cuando te odian, sino cuando te ignoran.
keplerr escribió:Cuando entiendas que no le puedes gustar a todo el mundo dejaras de tener ese problema, es así una gran putada pero es así, a veces nos creemos los más wapos simpáticos y agradables del universo cuando no es así (en tu mundo si pero no para los demás). Hasta la gente más atractiva tiene gente que no le gusta. Simplemente esa persona o personas no eran para ti