Buenas.
Como ya sabeis, año nuevo, hay que hacer propositos de nuevo año y eso. Pues el mio es volver a ponerme las pilas y escribir mas cosas este año, que el 2005 lo deje bastante apartado. Pues vale, pa que veais que estoy cumpliendo, ahi va el primer relatillo corto, a ver que os parece.
LA SOMBRA:
Kail se acercó al arma sigilosamente. La oscuridad que inundaba la habitación le ayudo en sus movimientos. Hasta entonces solo había notado una presencia extraña, pero ahora lo sintió, sintió su respiración, la tensión que su enemigo emanaba. Cerró los ojos y giró sobre si mismo. Empuñaba el arma con las dos manos tratando de sentir los movimientos del asaltante, buscando un objetivo para su bala. Estaba en su casa y la conocía a la perfección, por lo que sabia que jugaba con ventaja. Entonces ocurrió, a su espalda, una sombra rápida y contundente le atacó por un costado. El primer golpe en las costillas lo derribó al suelo, luego, una patada acrobática le arrebató el arma de las manos. De nuevo se hizo el silencio, de nuevo en la más absoluta oscuridad. Pero esta vez Kail estaba desarmado, golpeado y asustado. Su enemigo había vuelto a fundirse con las sombras. A gatas buscó Kail refugio en una esquina, tratando de contener su entrecortada respiración para no dar pistas a quien quiera que fuera. Pero una vez más era tarde. Kail alzó la mirada y únicamente logro ver un halo de luz que venía hacia él. Una punzada en el hombro. Un hilo de sangre llegó hasta los dedos de sus manos. Trató de sacarse el cuchillo, pero era inútil, había sido lanzado magistralmente y por más que presionaba no hacía sino aumentar el dolor. Entonces trató de gritar, pero una mano le taponó súbitamente la boca y seguido logró ver unos ojos grandes y claros, el resto del rostro era tapado por un pasamontañas. Aún así, creyó reconocer aquella mirada.
-Shhhh. Kail, no debes gritar, la selva esta llena de depredadores a los que no debes llamar la atención.
Los ojos de Kail a punto estuvieron de salirse de las orbitas cuando escuchó la voz.
-Veo que me recuerdas… y parece ser que me tienes miedo. –Le soltó la boca.
-Que mierda es esto, no puedes ser él, él esta muerto, le dimos fuego junto a toda su droga, a toda su mierda de laboratorio. Yo mismo te vi arder atado a tus amigos de la guerrilla.- La voz de Kail se entrecortaba según hablaba y a la par trataba de recordar aquellos hechos que no le hacían pensar sino que estaba hablando con un fantasma.
-Te equivocas hermano. Te equivocaste de país y te equivocaste de bando. Y te equivocaste aun más cuando no certificaste que tu trabajo estaba cien por cien acabado.
El enemigo oculto se quitó entonces su máscara. Kail lo miró, y una tremenda repugnancia se apoderó de él. Vio un rostro desfigurado, pliegues y cicatrices secas y horripilantes. Trató de levantarse pero basto una leve presión en el hombro para que desistiera.
El antiguo enmascarado sonrió.
-Que bueno hermano, he soñado con este momento mucho tiempo. Te aseguro que yo si acabare el trabajo, te aseguro que no vivirás, ni tan siquiera con un rostro como el que me quedó a mi. Ahora mírame a los ojos, mírame a lo único que se salvó de aquello que quemasteis en la selva y grábatelo a fuego en la mente, pues será lo último que vean esos ojos.