Me da por aventurarme a compartir mis pseudo-escritos con vosotros. Mirad por dónde. Ete aqui uno de tantos:
Dias agou divisé una puerta en el mar. Me extrañé, pues el mar no tiene puertas. O quizá si que las tenga, al igual que ventanas o trasteros donde guardar bonitos recuerdos. Entonces, quién la puso alli? Y más importante aún, con qué proposito y conduciendo a dónde? Me llovieron varias hipotesis. Quizá al abrirla no vieses mas que el reflejo del sol en el agua y nada más. Mec! Error. Demasiado simple y poco imaginativo. Quizá al abrirla Mr. Mirilla, vestido de blanco sarten, dijese con voz aterciopelada y carcajadas en alza que tu existencia y la de tus compañeritos de viaje no es más que una farsa a modo de circo montada para el divertimento de unos jupiterinos chalados con excedente de tiempo y televisión por cable 24 horas (con llamadas interplanetarias a jupicentimo el segundo!). Um. Rebuscado. Tampoco. Quizá al abrirla (ya re- no?) se me acercase Humphrey Bogart y me espetase exabruptamente que todo era un montaje, que el no deseaba que la tocase otra vez, que ni siquiera conocia a Sam, y que ni de lejos creia que simpre nos quedará Paris. Quizá todas ellas puedan ser ciertas. O quizá ninguna. O sin quizá realmente debas elegir tu mism@ que hay al otro lado de esa puerta. Eso me gusta si. Quizá