Estoy en una habitación oscura, bastante normal, tiene sus paredes blancas, ese suelo típico que pones y luego te arrepientes.
Estoy tomando una copa, mi última copa, siempre digo que es la última, lo digo con convicción, creyéndome que esta será la última, pero vuelvo a caer. ¿Por qué? Pues porque lo necesito, porque necesito saber que puedo dejarlo en cualquier momento, por eso sigo haciéndolo, si lo dejara de una vez por todas, me demostraría que puedo hacerlo y ya no me quedaría nada.
Por eso no lo hago, por tener algo por lo que luchar, por saber que puedo mejorar en algo.
La vida de una persona con el sueño de tomarse su última copa es triste, ¿pero la vida sin ningún sueño merece ser vivida acaso? .
Siempre espero encontrar la respuesta en el fondo del vaso, pero al no encontrarla encuentro la excusa para volver a llenarlo.