Después de la sonada disputa entre la Unión Europea y Microsoft con motivo de la sentencia que acusaba a la compañía de Gates de prácticas monopolísticas, nos llegan noticias de un nuevo roce.
La última pelea está provocada por las reticencias de Microsoft a la hora de facilitar cierto código de Windows a sus competidores, algo que se le exigió hace años para facilitar la integración y el funcionamiento de los programas de terceras compañías con Windows. Para salvarse de una sanción segura, Microsoft comenzó a ofrecer las porciones de código necesarias bajo una licencia, licencia que ha resultado tan cara (entre 100 y 600 dólares de royalty por servidor) que ninguna empresa ha saltado para hacerse con el código. Microsoft se escuda afirmando que la Unión Europea no prohibió el uso de licencias en el proceso, pero esto no ha sentado muy bien en Bruselas, desde donde ya se ha advertido a los de Redmond que han de hacer más fácil y barato el acceso al código. De lo contrario se enfrentarían a una sanción desorbitada; hasta un 5% de sus ventas diarias en todo el mundo de no cumplir con los deseos de la Comisión Europea. Algo que difícilmente aceptarían los accionistas de Microsoft.
Recordamos que recientemente Microsoft ya fue "bendecida" con una multa histórica, 497 millones de Euros por abuso de posición dominante.