Pese a tener un Galaxy S7 entrando en su senectud y carecer de un Galaxy Note de última generación para mantener alto el pabellón móvil, Samsung cumplió sus pronósticos para el primer trimestre de 2017 y obtuvo unos beneficios por operaciones de 8.000 millones de euros sobre unos ingresos de 41.000 millones de euros. El beneficio neto fue de aproximadamente 6.200 millones de euros. Estas cifras no solo representan su segundo mejor ejercicio trimestral en la historia, sino que suponen los mejores resultados jamás obtenidos por Samsung durante un primer trimestre.
Los resultados del gigante surcoreano no solo arrojan unas cifras impresionantes; ilustran además un importante cambio en sus finanzas y la distribución de sus ingresos. La falta de teléfonos recientes de gama alta dejó que la venta de semiconductores tomara las riendas del crecimiento de la compañía, con un
alza interanual del 40% en la venta de componentes como chips de memoria para unidades SSD (particularmente de tipo empresarial), así como de procesadores, pantallas y sensores para teléfonos móviles.
De cara al futuro Samsung espera un notable crecimiento derivado de la creciente demanda de
chips de memoria DRAM,
unidades SSD y todo tipo de
componentes para la industria telefónica, pero también de pantallas OLED flexibles y de su estrategia para reducir los costes de sus paneles LCD. En el plano empresarial, la compañía ha rechazado la propuesta de dividirse en dos para dar lugar a un nuevo grupo formado por
un holding y una filial operativa tal y como solicitaban algunos inversores insatisfechos con la estructura y
el liderazgo de la empresa.
El informe financiero de Samsung para el primer trimestre de 2017 también arroja algunos detalles interesantes desde el punto de vista del producto. La compañía ha confirmado que lanzará un nuevo buque insignia en la segunda mitad de 2017 (lo que muy probablemente implica el debut del Galaxy Note 8) y un obvio esfuerzo en el lanzamiento de televisores QLED.
Fuente: Samsung