Las rosas blancas

Las rosas blancas


Javier era un chico joven y atractivo. Siempre había estado enamorado de Susana, una chica a la que conocía desde que eran pequeños. Pero ella no le correspondía.

Un día de abril, Javier regaló un ramo de rosas blancas a Susana. Eran sus flores preferidas, y le agradeció el regalo, pero una vez más tuvo que dejarle claro al chico que ella no quería ninguna relación especial con él:

- Javier, sabes que te aprecio como amigo; pero nada más. Agradezco que me hagas tantos regalos y favores, pero no esperes comprarme con éstos. Ya te lo he dicho muchas veces.

Y él asintió y le dijo que lo hacía porque quería, aunque sabía que no era verdad. Seguidamente se fue.

Susana puso las flores en un jarrón de cristal, en el centro de la mesa del comedor. Se quedó ahí enfrente contemplándolas unos minutos. Realmente eran muy bonitas.

Entonces sonó el teléfono. Era Fernando, su hermano. Un chico orgulloso y posesivo.

- ¿Qué sucede? – le preguntó Susana, que no estaba acostumbrada a recibir llamadas de Fernando.
- Es mamá, ha tenido un infarto.
- ¡¿Qué?!
- Tranquila, los médicos dicen que está bien, aunque tiene que estar unos días en observación.
- ¿Pero no hay ningún problema más? – Susana estaba muy alterada y nerviosa.
- Ya te he dicho que estés tranquila – la voz de su hermano sonaba dura y fuerte como siempre, parecía que no le afectara lo sucedido - . Si quieres ven, estamos en el hospital del centro.
- Ahora mismo vengo.
- Compra unas flores para la habitación, que a mamá le harán ilusión cuando despierte – en el fondo, Fernando era buena persona, con detalles así lo demostraba.
- De acuerdo. Hasta ahora.
- Adiós, y tranquila.

Susana colgó el teléfono. Se cambió rápidamente y llamó a Javier para que la acompañara al hospital, ya que era su único amigo con coche.
Éste llegó enseguida, y justo cuando llamó al timbre, Susana recordó el encargo de su hermano. No quería perder tiempo yendo a comprar flores, así que cogió el ramo de rosas blancas que le había regalado Javier unas horas antes.
El joven se sorprendió al verlas, pero entendió a la chica y no se enfadó.

Llegaron al hospital en media hora. Susana colocó las flores en la mesilla de la habitación, aunque su madre no estaba en ese momento, se la habían llevado para hacerle unas pruebas. Se fijó en que las flores ya no estaban tan hermosas como antes, sería por haberlas llevado en coche.

Pasaba el tiempo y ni los médicos ni su madre aparecían por la habitación. Javier todavía estaba allí, con los dos hermanos. Susana le dijo que ya era tarde, y que era mejor que se marchase. Él le hizo caso.

Cuando cerró la puerta, los dos hermanos empezaron a hablar:

- Podrías haberle hecho más caso, parece tu criado – repuso Fernando a Susana.
- Sólo es un buen amigo. Si me muestro demasiado simpática con él aun se pensará lo que no es.
- Pero es que te estás aprovechando de él, siempre le pides favores. Y él te hace regalos a todas horas.
- Fernando, no empieces otra vez con este tema. Yo ya le he dejado las cosas claras a Javier, los dos sabemos lo que hay. Por favor no me pongas más nerviosa que ya lo estoy bastante con todo esto de mamá. Y los médicos sin decir nada todavía.
- Sólo me preocupo por ti, hermanita.
- Pues preocúpate por otras cosas que ya soy lo suficiente mayor para saber lo que hago.

Entonces les interrumpió un médico. No traía buenas noticias.

- Lamento decirles que su madre ha empeorado. Ha sufrido una hemorragia mientras le hacíamos una prueba. Hay que operarla de una arteria, enseguida.
- ¡No puede ser!
- Es una operación complicada, no voy a engañarles. Pero es la única forma de salvar su vida. Pueden seguir esperando aquí, en cuanto termine la operación les informaremos.

Los hermanos se quedaron desconsolados y sin palabras. Pasaron un buen rato en silencio. Entonces, sonó el móvil de Susana. Era Javier, que preguntaba por el estado de su madre.

- Lo ves como se preocupa demasiado por ti – dijo Fernando cuando la chica colgó el teléfono.
- ¡Por favor, Fernando! Mamá debatiéndose entre la vida y la muerte y tú hablando de esto…
- Mejor no pensar en la operación. Es peor.

Silencio.

- Las rosas te las ha regalado él, ¿verdad? – volvió a romper el hielo Fernando.
- No, las he comprado antes de venir – mintió Susana.
- Ya.
- ¿Por qué no me crees? – repuso su hermana.
- Porque Javier siempre te regala rosas. A veces rojas, a veces rosas. Hoy han tocado blancas. Además, tú nunca compras rosas, desde que le clavaste una espina en el brazo a mamá.
- Pero eso fue hace muchos años.
- Sí, pero te marcó.

Susana contemplaba las rosas, le sorprendía que se secaran tan rápido. Seguramente por el ambiente del hospital. Javier las habría comprado ese mismo día; sorprende ver como la vida de cualquier ser termina en el momento más inesperado.
Ya era plena noche. Fernando y Susana seguían sin noticias de su madre. Era una operación larga.

Las rosas blancas se iban marchitando poco a poco, su color blanco ahora parecía amarillo.

Pasaban las horas. La tensión seguía en el ambiente. Las flores ya estaban prácticamente muertas.

Al mismo tiempo, en el quirófano, la madre de los chicos entraba en parada. Los médicos ya la daban por perdida, pero, milagrosamente, consiguieron salvarla.

Cuando se lo comunicaron a los dos hermanos, éstos tuvieron una gran alegría y se abrazaron como nunca antes habían hecho. Todavía tendrían que esperar un par de horas para ver a su madre, pero ya no les importaba la espera.

A las siete y media de la mañana, Javier apareció en el hospital. Con otro ramo de rosas blancas. Estaba preocupado por el estado de salud de la madre de los chicos, y había decidido pasar por el hospital antes de irse a trabajar. Susana agradeció su visita, y cambió las rosas del jarrón.

En ese momento, los médicos entraban en la sala con su madre en la camilla. Estaba bien, ya no había que temer.

Al igual que las flores habían vuelto a aparecer, la vida de su madre había vuelto a empezar de nuevo.

Aquel cambio cambió bastante sus vidas. Tanto Javier como Susana, se dieron cuenta que tenían que aprovechar al máximo su vida ya que en cualquier momento puede terminar. Así que siguieron caminos diferentes, era lo mejor para ambos.

Aunque, cada cierto tiempo, Susana recibía un ramo de rosas blancas. Quizá significaban que su amistad seguía viva…
Muy bonito [ginyo], de verdad
Thirtey escribió:Muy bonito [ginyo], de verdad


Gracias :)
Preciosa historia sin duda, creo que aun debes pulir un poco tu estilo. Peor solo se consigue con la practica, adelante :-)
Gracias por tu opinión :)
Hola a quien lo lea.

Aprecio el tono cotidiano de tus historias, en este caso me gustaría destacar el paralelismo entre las rosas blancas y la madre moribunda pero creo que has dejado demasiado claro ese paralelismo. Para mi gusto habría sido más bonito mencionarlo pero no dárselo mascado al lector, que tuviera el buen juicio (o no) de verlo por si mismo.

El personaje del hermano...le falta algo, no me lo acabo de creer.

A pesar de las críticas es una historia bonita, sigue enriqueciendo nuestras lecturas.

Un saludo.
muad_did escribió: Peor solo se consigue con la practica, adelante :-)


Perdon Perdon... queria decir PERO solo se consigue con la practica

:-( sorry, no queria decir eso...

me ha gustado leñe
Kefalegereta escribió:Hola a quien lo lea.

Aprecio el tono cotidiano de tus historias, en este caso me gustaría destacar el paralelismo entre las rosas blancas y la madre moribunda pero creo que has dejado demasiado claro ese paralelismo. Para mi gusto habría sido más bonito mencionarlo pero no dárselo mascado al lector, que tuviera el buen juicio (o no) de verlo por si mismo.

El personaje del hermano...le falta algo, no me lo acabo de creer.

A pesar de las críticas es una historia bonita, sigue enriqueciendo nuestras lecturas.

Un saludo.


Gracias por tu crítica, me vendrá bien para hacerlo mejor en otras ocasiones [oki] .
Me ha gustado mucho, realmente pensé que era más corto, no se por qué, cuando he empezado a leer, pero me he alegrado bastante según leía al ver que no era así. En serio, es bastante motivante. Gracias por regalarnos algo así!
Kangaro escribió:Me ha gustado mucho, realmente pensé que era más corto, no se por qué, cuando he empezado a leer, pero me he alegrado bastante según leía al ver que no era así. En serio, es bastante motivante. Gracias por regalarnos algo así!


Gracias ;)!
9 respuestas