Lazos de sangre. Capítulo 19: Amanecer blanco.

Conforme las tinieblas de la noche se desvanecían por completo entre las blanquecinas brumas del nuevo día y los todavía débiles rayos del Sol comenzaban a acariciar las copas de los árboles con la rojiza y tibia luz del lejano amanecer, Álam empezó al fin a despertarse.
Esa mañana se sentía ya mucho mejor. Tal y cómo Melissa le había dicho, tras toda una noche de descanso su cuerpo parecía haberse recuperado casi por completo y volvía a sentir en sus músculos el mismo vigor y la misma fuerza que le habían permitido deshacerse de Álbert nada más despertarse.
Tan solo una débil sensación de cansancio le recordaba que todavía no se encontraba perfectamente. Aunque esto era ya apenas una pequeña molestia comparada con la debilidad que el día anterior había amortajado todo su cuerpo y, cómo su estómago no paraba de recordarle, se debía más al hecho de que llevase ya dos días sin comer nada que a lo sucedido con Melissa.
Precisamente mientras pensaba esto, Álam giró la cabeza hacia el asiendo del piloto donde esta debería estar descansando y abrió lentamente los ojos dejando que sus pupilas se ajustasen al repentino incremento de luz.
Esa noche parecía haber nevado sobre el bosque y el cristal frontal de la nave estaba cubierto casi totalmente de nieve por lo que la cabina se encontraba todavía en penumbra. Pero, aún así, Álam pudo distinguir perfectamente la todavía borrosa silueta del sillón vacío del piloto y sus ojos se abrieron por completo al instante a causa de la sorpresa.
El solo echo de no verla allí lo preocupó tanto que trató inmediatamente de levantarse al tiempo que miraba rápidamente hacia el panel frontal de la nave tratando de ver algo en el exterior a través de la delgada capa de nieve que lo cubría. Sin embargo, al intentar ponerse de pie notó algo extraño que hizo que se detuviese al instante.
Había algo encima de él. Algo grande y pesado apoyado sobre su pecho y sus piernas que le impedía levantarse y que hizo que mirase inmediatamente hacia abajo. Pero, al hacerlo, su sorpresa fue aún mayor al comprobar que lo que tenía encima era precisamente aquello que estaba buscando: la propia Melissa.
Ella seguía dormida todavía. Descansaba tranquilamente hecha un pequeño ovillo entre sus brazos, con las piernas recogidas bajo la larga falda de su vestido y apoyadas sobre su regazo mientras sus brazos rodeaban su cintura aferrandola suavemente a él y su cabeza reposaba apaciblemente sobre su pecho. Sus largos cabellos dorados caían delicadamente sobre su rostro cubriéndolo parcialmente, aunque sin llegar a ocultar por completo la angelical expresión de paz y tranquilidad que este reflejaba en aquel instante. Una tranquilidad que el propio Álam sintió en su corazón al verla allí y lo hizo suspirar aliviado.
No comprendía todavía por qué estaba allí y no en su asiento cómo cuando se habían dormido la noche anterior. Pero ahora que sabía donde estaba y que se encontraba perfectamente eso le traía sin cuidado
Le gustaba tenerla en sus brazos. Podía sentir la calidez de su cuerpo junto al suyo, el suave arrullo de su tranquila y apacible respiración e incluso el rítmico sonido de los latidos de su corazón bajo las delicadas curvas de sus pechos ahora pegados al suyo. Y todo esto no hacía más que aumentar el cariño que sentía hacia ella al darse cuenta de lo mucho que Melissa había confiado en él al dormirse así junto a él.

Más tranquilo, y procurando no hacer ningún movimiento brusco para no despertarla, Álam se recostó por completo en su asiento una vez más y levantó lentamente una mano para apartar con uno de sus dedos los cabellos que cubrían la cara de Melissa. En su rostro tan solo había paz, calma, tranquilidad... las mismas sensaciones que le había transmitido el día en que la había visto por primera vez. Algo realmente extraño teniendo en cuenta la situación en la que ambos se encontraban ahora.
Parecía cómo si nada de lo que les rodease le afectase en aquel instante, cómo si el peligro en que se encontraban ya no le importase y el mero hecho de estar con él y ser al fin libre bastase para hacerla feliz. Y, de alguna forma, esa misma sensación había despertado en su corazón y podía sentir cómo crecía y se hacía más y más fuerte en su interior cuanto más tiempo pasaba con ella.
Durante los últimos diez años su vida había carecido de objetivos, tan solo la sed de venganza lo había hecho seguir adelante día tras día. Pero, ahora, en medio de aquel lejano bosque y con aquella muchacha durmiendo en sus brazos, se dio cuenta de que eso al fin había cambiado. Ahora si tenía un objetivo, una meta por la que luchar. Y era proporcionarle a aquella joven a la que había entregado su corazón aquello que ella tanto deseaba.
Por eso, y aunque nada le habría gustado más que poder dejarla descansar tranquila y seguir observando la belleza y la inocencia de su rostro mientras dormía plácidamente entre sus brazos, Álam se decidió al fin a despertarla para poder continuar su camino cuanto antes. Su primer objetivo no estaba lejos y prefería no perder más tiempo allí.

-Melissa... -Susurró al tiempo que acariciaba suavemente su mejilla con el dorso de una de sus manos tratando de despertarla. -Vamos, despierta, ya ha amanecido y tenemos que irnos. Por desgracia para Álam, lejos de despertarse cómo él esperaba, Melissa giró la cabeza alejándose de su mano y se aferró todavía con más fuerza a él. Lo que hizo que Álam la mirase con resignación durante unos segundos antes de decidirse a intentarlo de nuevo.
-Vamos, arriba dormilona. -Insistió sacudiendola esta vez con uno de sus brazos. -No podemos quedarnos aquí todo el día.
En respuesta a los zarandeos de Álam, Melissa comenzó al fin a despertarse lentamente y, todavía medio dormida, apoyó ambas manos en el pecho de Álam para ponerse derecha y se sentó tranquilamente sobre sus rodillas mientras abría poco a poco los ojos. Estaba tan adormilada que durante un momento ni siquiera pareció darse cuenta de donde estaba y comenzó a arreglarse tranquilamente el pelo sin prestar la mas mínima atención a Álam que ahora la miraba con cierta curiosidad.
Sin embargo, cuando al fin pareció despejarse un poco más y estiró lentamente ambos brazos para desperezarse por completo, su mirada se encontró de nuevo con Álam y la expresión de sueño que había en su rostro fue substituida al instante por una curiosa expresión de sorpresa.
-Buenos días. -La saludó Álam que no podía evitar sonreír al ver la cara que esta acababa de poner al verle. -¿Has dormido bien?.
-Bu... buenos días. -Respondió ella con cierto nerviosismo al tiempo que bajaba la mirada aparentemente avergonzada y sus mejillas se enrojecían ligeramente. -He... he dormido muy bien... gracias. ¿Y... y tú?.
-Perfectamente. -Aseguró Álam que no acababa de comprender la reacción de Melissa y la miraba cada vez con mayor curiosidad. Aunque no podía negar que aquella situación empezaba a resultar incluso graciosa y tenía que esforzarse para no reírse. -En realidad mucho mejor de lo que esperaba. Aunque me has dado un buen susto al despertarme y no verte en tu asiento. ¿Por qué no me lo dijiste anoche?.
-Ve... verás... es que... -Trató de explicar Melissa mientras jugueteaba nerviosamente con ambas manos sobre la falda del vestido. -Ayer no podía dormir. Yo... no estoy acostumbrada a dormir fuera y el asiento era tan incómodo que no conseguía quedarme dormida.
-¿Y estabas más cómoda así?. -Preguntó Álam un tanto sorprendido dandose cuenta de que la posición en que ambos se encontraban hacía tan solo unos minutos no era ni de lejos algo cómodo. -No. -Negó ella sacudiendo ligeramente la cabeza. -Pero estaba mucho más tranquila. Contigo me siento mucho más segura, cómo si nada pudiese hacerme daño mientras tú estés conmigo. Por eso, aunque estuvieses durmiendo, pude dormir tranquila el resto de la noche. Además no esperaba que te despertases tan temprano. -Aclaró. -Suponía que estarías tan cansado que tardarías en despertarte y podría volver a mi asiento sin molestarte.
-Melissa, no me has molestado en absoluto. -Se apresuró a afirmar Álam. - Al contrario, me encanta tenerte a mi lado. Ha sido muy extraño encontrarte junto a mí nada más despertarme, pero también muy agradable. Jamás me había sentido tan cerca de alguien cómo me siento ahora de ti Melissa, y me alegra mucho saber que tú sientes eso al estar conmigo.
-Sabes, eso es algo que no esperaba oír de ti. -Respondió Melissa mientras su rostro recuperaba poco a poco el color normal y en sus labios aparecía una cálida y juguetona sonrisa. -No pareces el tipo de chico que diga esas cosas, Pero me alegra haberme equivocado.
-¿Puede saberse que significa eso?. -Preguntó Álam un tanto intrigado y todavía dandole vueltas a aquel último comentario. -¿Qué clase de chico parezco entonces?.
-No lo sé. -Le respondió ella sonriendo todavía, aunque, durante un breve segundo, Álam creyó ver una sombra de preocupación en sus ojos mientras hablaba. -A veces eres amable, tranquilo, incluso cariñoso... mucho más de lo que yo creía. Pero... cuando coges tu espada eso cambia. Tu mirada se vuelve dura y fría como el hielo y dejas de ser el mismo. Es cómo si dentro de ti hubiese dos Álam distintos.
-En cierto modo los hay. -Afirmó Álam con voz súbitamente seria mientras en sus ojos aparecía una extraña y triste mirada que ya no iba dirigida a Melissa, si no algo que solo él podía ver y que yacía enterrado en lo más profundo de su pasado. -Pero yo tampoco sé cual es el verdadero. Hasta hace poco creía estar seguro, pero tú has hecho despertar algo dentro de mí que creía muerto para siempre. Y ahora ya no lo sé.
-Sea cual sea, hay algo de lo que sí estoy segura. -Al ver el efecto que sus palabras habían causado en Álam, Melissa sonrió tratando de no darle importancia y se inclinó lentamente hacia él al tiempo que acariciaba su rostro con una de sus manos. -El verdadero Álam no es ningún monstruo sin corazón. Es el mismo que me salvó la vida hace poco, el mismo que se dejó capturar aún sabiendo que se arriesgaba a morir solo por no acabar conmigo. Y es también el mismo al que yo amo. Porque ese... eres tú.
Justo en el instante en que decía esto, Melissa se inclinó por completo sobre Álam dejando que sus cabellos los cubriesen a ambos con un suave manto de seda dorada mientras sus rostros se acercaba hasta casi tocarse y sus ojos se encontraban una vez más. Y en ese instante, justo cuando ambos estaban ya a apenas un milímetro el uno del otro, Álam rodeó su delgada cintura con sus manos, la acercó todavía más a él olvidando por completo aquello que hacía apenas un segundo lo había preocupado y la besó con ternura, rozando apenas sus labios con los suyos durante un breve pero dulce instante en el que el tiempo pareció detenerse para ambos.

Cuando ambos se separaron de nuevo, la tristeza y la preocupación habían desaparecido ya por completo del rostro de Álam y este tan solo sonreía mientras ella volvía a sentarse sobre sus rodillas y se apartaba una vez más el pelo de la cara.
-Sabes, puedes resultar muy convincente cuando te lo propones. -Dijo sin apartar su mirada ni un solo instante de sus ojos que ahora centelleaban como dos pequeños zafiros. -Pero tienes razón, han pasado demasiadas cosas durante estos días y supongo que estos cambios son lo que me hace estar tan confuso. Pero, mientras tú pienses así, lo demás me da igual.
-Entonces todo aclarado. -Sonrió Melissa que al fin había conseguido que su pelo se mantuviese a su espalda y no frente a su cara. -¿Nos vamos de una vez?. Estoy impaciente por ver que encontramos cuando lleguemos al sitio que nos marcó Mariana.
-La verdad es que yo también estoy algo intrigado. -Afirmó Álam. -Y ya nos habríamos ido hace un rato si tú no siguieses encima de mí. No puedo pilotar contigo ahí.
-¿Vas a pilotar tú?. -En respuesta a su pregunta, Álam asintió con la cabeza y Melissa lo miró un tanto preocupada. -¿Seguro que podrás?.
-Tranquila, hoy ya me encuentro mucho mejor. -Aseguró Álam. -Además, prefiero pilotar yo a partir de ahora. Es muy posible que ya sepan lo que ha ocurrido con esta nave y la estén buscando.
-Está bien. -Aceptó Melissa resignada mientras se levantaba y se apartaba a un lado para dejarle pasar. -Cómo quieras. Pero ten cuidado ¿De acuerdo?. Todavía es muy pronto para que estés bien del todo.
-Lo tendré, no te preocupes.
Dicho esto, Álam se puso igualmente en pie, saltó sin mayor esfuerzo sobre el bloque de palancas y demás controles que separaba ambos asientos y, tras introducir la tarjeta de activación de la nave en su sitio, se sentó de nuevo acomodándose esta vez en el asiento del piloto.
Casi al instante, la nave volvió de nuevo a la vida y sus motores se encendieron una vez más iluminando el interior de la cabina con multitud de pequeñas luces de advertencia mientras estos se calentaban y derretían la nieve acumulada en las toberas. Incluso el hielo que cubría el cristal frontal de la nave no tardó en derretirse despejandolo por completo y permitiendo que sus dos ocupantes echasen al fin un vistazo al exterior.

Todo presentaba un aspecto totalmente diferente al día anterior. Los árboles que rodeaban el claro estaban completamente cubiertos de nieve y sus ramas más bajas goteaban lentamente lágrimas de escarcha formando diminutas estalactitas de hielo. Todo estaba tranquilo, inmóvil, casi cómo si el bosque al completo estuviese dormido, esperando impaciente la cálida luz del sol para volver a la vida mientras los todavía débiles rayos del amanecer jugueteaban entre las caprichosas formas que el hielo formaba entre las ramas bajas de los árboles creando curiosos espectáculos de luz y reflejos azulados.
Pero toda esta calma se vio de pronto alterada cuando la mano de Álam despertó de nuevo los motores auxiliares del aerodeslizador y estos bramaron empujando la nave hacia el cielo. La turbulencia de los cuatro pequeños motores agitó el suelo del claro quebrando las plantas heladas durante la noche como diminutas esculturas de cristal y se arremolinó alrededor de la nave mientras esta ascendía lentamente formando un torbellino de nieve, polvo y cristales de hielo. Una gran estela blanca que siguió a la oscura silueta del halcón hasta que esta se elevó unos metros sobre las copas completamente blancas de los árboles y se detuvo de nuevo.
Frente a ellos se extendía un interminable mar helado que, cómo si de una blanca mortaja se tratase, cubría por completo lo que tan solo hacía unas horas era un bosque verde y rebosante de vida. Y a lo lejos, justo donde este terminaba y los árboles empezaban a perder terreno frente a los arbustos y otras plantas de menor envergadura, podía verse el principio de una de las grandes planicies que formaban las estepas siberianas. Tan solo unas colinas, apenas visibles en la lejanía, interrumpían la blanca monotonía del paisaje que ambos estaban a punto de recorrer.

Sin embargo, justo en el momento en que Álam estaba ya apunto de activar el impulsor principal de la nave y desconectar los motores auxiliares para ponerse al fin en marcha, una nueva señal luminosa comenzó a parpadear en el interior de la cabina. Aunque, en esta ocasión, la señal procedía del radar de la nave y no de los indicadores de control de la misma y esto hizo que Álam se detuviese al instante y dirigiese allí su mirada
-¿Qué ocurre?. -Preguntó Melissa sorprendida. -El radar a captado algo cerca de nosotros. -Respondió Álam completamente serio mientras observaba fijamente la intermitente alarma roja en el borde superior de la pantalla. -Parecen ser un par de naves. Y por la forma en que se mueven apostaría a que se trata de naves de combate. Son demasiado rápidas para ser civiles.
-¿Crees que nos habrán descubierto?. -Insistió Melissa que ahora observaba con temor las dos brillantes señales rojas en el borde de la pantalla. -No lo sé. -Dijo Álam sacudiendo ligeramente la cabeza. -Pero enseguida saldremos de dudas.
Visiblemente preocupado por lo que aquello pudiese significar, Álam pidió al ordenador de la nave que analizase el rumbo y configuración de ambos contactos y pulsó un nuevo botón al borde de la misma. Al instante, la imagen del radar desapareció por completo y esta pasó a mostrar todos los datos obtenidos sobre las naves mientras un pequeño proyector se activaba junto a la base de la misma y un tembloroso holograma con forma de esfera aparecían entre ambos mostrando un detallado diagrama de la zona.
Tal cómo Álam había supuesto, las naves no eran civiles si no dos de los patrulleros standard usados por el ejército de los vampiros. Aunque, afortunadamente, sus rumbos parecían indicar que no los habían descubierto ya que estas se dirigían hacia el Oeste y no al Sur donde ellos se encontraban.
Pero, aún así, había un pequeño detalle que hizo que Álam desconfiase de ellas: Ambas naves se estaban alejando, sí, pero el radar indicaba que las dos volaban con las armas y los sistemas de búsqueda y seguimiento activos. Algo que solo solía hacerse en situaciones de combate.
-Esto no me gusta. -Murmuró con la mirada fija en las dos líneas rojas que atravesaban el holograma marcando las rutas de ambas naves. -Estamos muy lejos de la frontera, esas naves no deberían estar en alerta.
-Pero se están alejando. -Señaló Melissa que parecía conformarse con ver como estas se apartaban cada vez más y más de ellos. -Eso significa que no saben que estamos aquí, ¿Verdad?.
-Sí. -Asintió Álam. -Pero no es eso lo que me preocupa ahora.
Tras decir esto, y para sorpresa de Melissa que todavía no comprendía muy bien qué era lo que lo estaba preocupando, Álam sacó su espada y activó una vez más el proyector instalado por Mariana. En cuanto el mapa apareció frente a él, tomó los datos de posición del primer punto que esta había marcado en su ruta y lo apagó nuevamente para, a continuación, introducir dichos datos en el ordenador de la nave.
Desgraciadamente, el resultado fue exactamente el que él había esperado. Cuando el ordenador del aerodeslizador superpuso su destino con las trayectorias de ambas naves, ambos pudieron comprobar que estas parecían proceder exactamente de ese punto y la propia Melissa pareció entender al fin lo que sucedía.
Pero ya no dijo nada más. Al ver esto, sus ojos se oscurecieron cargados de preocupación y no supo que decir o que pensar ante aquello. Tan solo se giró una vez más hacia cristal frontal de la nave y miró con temor hacia el lejano horizonte sin saber ya que esperar realmente. Lo que hizo que Álam olvidase su propia preocupación durante unos instantes y dijese algo para tratar de animarla.
-Tal vez sea solo una coincidencia. -Dijo mientras apagaba devolvía el radar a la normalidad y guardaba una vez más su espada. -Esto no tiene por qué significar que se trate de una trampa.
-¿De verdad lo crees?. -Preguntó ella sin dejar de mirar hacia el horizonte. -No. -Negó Álam sacudiendo ligeramente la cabeza. -Pero también hay otra posibilidad.
-¿Otra posibilidad?. -Repitió Melissa visiblemente sorprendida al tiempo que se giraba una vez más hacia a Álam. -¿Cual?.
Lejos de responderle, Álam se limitó sonreír al ver cómo la tristeza y preocupación que había visto antes en sus ojos se aligeraba de golpe al oír aquello y miró una vez más hacia adelante al tiempo que colocaba de nuevo sus manos en los controles de la nave. Sin embargo, antes de iniciar al fin el tramo final de su viaje hacia el lugar marcado por Mariana, este giró la cabeza hacia ella una vez más y le hizo una última pregunta.
-Dime, ¿Confías en Mariana?.
Bastante desconcertada por la falta de respuesta de Álam y por esta última pregunta, Melissa tardó unos segundos en decidirse al fin a responder y asintió afirmativamente con la cabeza.
-En ese caso, creo que yo también lo haré
Dicho esto, Álam volvió a mirar hacia adelante y, antes de que Melissa pudiese decir una sola palabra más, aceleró de golpe la nave haciendo que esta se pusiese bruscamente en marcha y se dirigiese velozmente hacia el Norte dejando tras de sí una larga y centelleante estela de hielo y nieve.
Como ya te he comentado muchas veces, sere breve:
A destacar.. los diálogos y la accion que transcurre entre los dos personajes, me encanta esa forma de narrar, es tan tierna. :)

Y en negativo, quizá algunas veces te pasas con los adjetivos en las descripciones, pero claro, es una opinion personal.

Por lo demás, ya sabes que tienes en mi a un fiel lector.

Saludos.

P.D:Y el fenix?, lo vas a subir?.
Ante todo quiero demostrar que me lo he leido con detalle :D :D :D
El solo echo de no verla allí lo preocupó


Sobre el estilo no se puede decir nada que no se haya dicho, muy en tu linea. La verdad es que no me han molestado tanto la cantidad de adjetivos, el frio de estos dias te ha inspirado bastante.....
Es un capitulo bastante tierno y no nos cuentas casi nada de la historia principal salvo lo de las aeronaves. A ver si para el proximo te estiras que el anterior me dejo muy pillado.
Sin piques eh???
Ummmmmmmmmmmm, vamo a ver

-Sobre los adjetivos:

Pos sí, la verdad es que suele irseme un poco la mano, es como una manía que tengo. Y reconozco que en este capítulo ya se ma ido muuuuucho (y eso que me controlao, ni te imaginas las cosas que se me ocurrieron jugando un poco con el efecto que podría dar la luz del sol sobre el pelo de Melissa con la cabina en penumbra. O cuando lo del beso). Creo que me gusta demasiado recargar estas cosas, pero no creo que pueda evitarloXD.

-Sobre la "cita" del tarugo de arriba:

¿Piques?. Para nada hombre, para nada. Si yo no soy un tío rencoroso, ni vengativo, ni tengo mala leche ni nada parecido. Soy un PEAZO de pan....... ¿Por cierto, cuando has dicho que colgabas tu siguiente capítulo?????????. XDXDXDXDXDXD.

-Sobre el Fénix:

¡¡¡¡¡¡¡¡¡Mira tus privados Ningunoooooooooo!!!!!!!!!!!!
Originalmente enviado por The Cragor
Conforme las tinieblas de la noche se desvanecían por completo entre las blanquecinas brumas del nuevo día y los todavía débiles rayos del Sol comenzaban a acariciar las copas de los árboles con la rojiza y tibia luz del lejano amanecer, Álam empezó al fin a despertarse.

Sus largos cabellos dorados caían delicadamente sobre su rostro cubriéndolo parcialmente, aunque sin llegar a ocultar por completo la angelical expresión de paz y tranquilidad que este reflejaba en aquel instante.


nas noches amigu jijijiji pongo estos dos q creo q son los mas representativos, dandole la razon a ninguno en cuanto a lo de los adjetivos, en mi siempre modesta opion ;), creo q esta demasiado recargado y q con menos palabras habria tenido el mismo efecto solo q mas descansao al no ir tan cargao jijijijiji. bueno pero si no lo puedes remediar pos lo entiendo, (recuerda q es solo una opinionXD), por lo demas solo decirte, al igual q mis compañeros q sigues en tu linea al describir las situaciones, muy bien por si no te lo habia dicho :)
y q a ver cuando oño nos vamos a enterar del sitio ese al q los mando mariana jijijijiji, me tienes en ascuas amigu ;)
mu buena la escena de ella despertandose... me trae recuerdos :)

taluego amigu :P

P.D. ties por ahi un acento puesto en "cómo" q pega bocaos, me he dao cuenta hasta yo XDXDXDXD
Pues a mí tu forma de narrar me encanta. Está bien meter algo de pasión de vez en cuando en las descripciones. El exceso de adjetivación no es problema, siempre y cuando no traspase un cierto límite. Yo también me paso a menudo, pero siempre me fijo en el ritmo de las palabras, en la sonoridad; y hay muchas veces que unos cuantos adjetivos encajan perfectamente en una misma acción. Todo depende lo que quieras transmitir, porque no es lo mismo decir, por ejemplo: el pelo caía sobre su cara, que decir esto:
"Sus largos cabellos dorados caían delicadamente sobre su rostro cubriéndolo parcialmente, aunque sin llegar a ocultar por completo la angelical expresión de paz y tranquilidad que este reflejaba en aquel instante."
Cualquiera que lea esto está viendo a un ángel, y no a una simple mujer con el cabello en la cara. Supongo que ésa era la idea que querías transmitir; la idea de una belleza que va más allá de la vulgaridad terrenal. A mí todo esto me encanta, a pesar de contradecir un poco a los compañeros.

Un saludo.
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