Lazos de sangre. Capítulo 21: El verdadero Álam.

Todo estaba vacío. Mirase donde mirase, lo único que encontraba era escombros, restos calcinados y todavía humeantes de lo que antes habían sido las casas de aquel pueblo. Pero en ninguna de ellas pudo encontrar un solo rastro de sus habitantes.
Parecía cómo si todo aquel pueblo no fuese más que un viejo poblado fantasma en el que ya no viviese nadie. Lo que no sería extraño, ya que muchos pueblos como aquel habían sido abandonados durante la guerra y habían sufrido esa misma suerte. Pero él sabía que aquel no era el caso. Aquella niña dejaba claro que alguien había vivido en aquel pueblo antes de que los soldados de Nathaniel lo arrasasen. La pregunta era: ¿Dónde estaban ahora?.
Por un instante, la tentadora idea de que la gente hubiese podido huir antes del ataque cruzó la mente de Álam mientras este salía de entre las ruinad de otro de los edificios. Si aquello fuese lo que había ocurrido, todavía cabía la posibilidad de que encontrar a alguno de los habitantes del pueblo y averiguar cuales eran realmente los planes de Mariana.
Sin embargo, su experiencia le impulsaba a desconfiar de tan tentadora probabilidad. Después de ver la destrucción que había sufrido el pueblo y haberse encontrado con una patrulla de eliminación todavía allí, estaba completamente seguro de que aquella niña no era el único vampiro que todavía estaba en el pueblo cuando habían llegado los soldados. Y, si era así, lo que quedase de ellos tenía que estar todavía en alguna parte.

Pensando todavía en todo esto, Álam se detuvo una vez más en el centro de la plaza del pueblo y miró a su alrededor examinando lo que quedaba del pueblo. Había revisado ya todas las ruinas salvo la casa hacia la que había enviado a Melissa, pero después de ver salir de allí a aquellos soldados arrastrando a la niña estaba convencido de que allí ya no quedaba nadie.
Solo le quedaba un lugar por revisar: el pequeño y derruido domo agrícola que había visto al acercarse al pueblo. No estaba lejos, apenas a unos trecientos metros de las ruinas más alejadas del pueblo. Pero, antes de decidirse ir a comprobarlo, tenía que ocuparse todavía de otro asunto más importante. Ya lo había retrasado demasiado y prefería no correr más riesgos para evitar futuros problemas.
Con paso firme y decidido, Álam se puso en marcha de nuevo y se dirigió hacia el lugar en que habían dejado su nave. El helado viento de la estepa seguía soplando en el pueblo y el frío era cada vez mayor con el paso de las horas pese a la proximidad del mediodía, aunque esto no parecía afectar demasiado a Álam. Su cuerpo sentía el frío, por supuesto, y se esforzaba en avanzar lo más deprisa posible para mantener la temperatura, pero su mente estaba demasiado ocupada como para reparar en algo tan trivial. Las palabras de Melissa seguían retumbando en su cabeza cómo en su día lo habían hecho las de Mariana, aunque en esta ocasión su fuerza era mucho mayor y parecía cómo si su propia alma se estremeciese al oírlas.
Pero ya no era tan solo la idea de haberse convertido en un monstruo como aquel al que tanto odiaba lo que lo atormentaba. No, había algo más que lo obligaba a recordar una y otra vez aquel momento, algo enterrado en su pasado que había salido de nuevo a la luz al ver a aquella niña llorando aterrada junto al cuerpo decapitado del vampiro. Y ahora, al pensar de nuevo en ello, una parte de él se avergonzaba preguntandose cómo podía haber sido tan hipócrita.
Durante los últimos años lo único que había evitado que se volviese completamente loco y continuase adelante eran su venganza y la certeza de que él no era el culpable de lo sucedido en su pueblo. Se había repetido a sí mismo una y otra vez que solo era un niño, que nada de aquello era responsabilidad suya y que no podía culpase por ello. ¿Cómo podía entonces no haber sido capaz de comprender lo que le había dicho Melissa ni sentir pena por aquella pequeña?. Ella ni siquiera había hecho nada, era completamente inocente, más de lo que él había sido nunca. ¿Con qué derecho había podido entonces actuar de aquella forma?. ¿Acaso era cierto que se comportaba cómo aquel monstruo?. ¿Era realmente tan incapaz de sentir, tan cruel y despiadado como el propio Nathaniel?
Ninguna de estas preguntas encontró respuesta en su mente. Álam no sabía cómo responder a todas aquellas dudas o, tal vez, no tenía el valor suficiente para aceptar la verdadera respuesta. O al menos eso creía en aquel instante. No comprendía todavía que a pesar de todo, aquellas dudas que lo atormentaban no eran en realidad una pregunta, sino una respuesta. Y, le gustase o no, su propio corazón había decidido ya aceptarla.
Sin embargo, mientras su mente no lo comprendiese, mientras su orgullo y el odio que todavía ardía con fuerza en el fondo de su alma se negasen a doblegarse ante aquellos nuevos sentimientos, lo único que podía hacer era intentar continuar con sus planes lo más deprisa posible y concentrarse en lo que estaba haciendo para tratar de alguna forma de alejar toda aquella confusión de su cabeza.
Y eso fue exactamente lo que hizo. Casi sin darse cuenta, Álam atravesó toda la plaza y, tras rodear las ruinas que la ocultaban, se acercó al fin a la nave y sacó de uno de sus bolsillos la tarjeta de activación. Con una breve pulsación sobre la superficie táctil de la misma, el cierre de seguridad se desactivó al instante y las puertas se desbloquearon permitiendo abrir una de ellas y pasar al interior.
La cabina estaba fría a causa de la falta de energía y del helado viento que había penetrado en su interior cuando ambos habían abierto las puertas al salir, pero eso no era algo que le afectase en absoluto. Sin perder un solo minuto más, Álam introdujo la tarjeta en su sitio una vez más y, mientras la nave se reactivaba lentamente, se sentó en el asiento del piloto para comenzar con sus preparaciones.
La baliza de localización de aquella nave seguía suponiendo un gran riesgo para ellos aún tratándose de la nave de un BlackHawk, por eso, ahora que tenían otra nave a su disposición había decidido librarse de ella aprovechando el sistema de piloto automático de la misma. Esto les proporcionaría además un poco más de tiempo al dar una pista falsa a todo aquel que siguiese la nave creyendo que se tratase de ellos. Aunque, para que todo saliese bien, necesitaría ajustar la ruta lo mejor posible para que la nave se alejase lo suficiente de su posición y no acabase estrellandose cerca de allí. Lo que no sería demasiado complicado dado el avanzado sistema de navegación de aquel tipo de aerodeslizador.
Gracias precisamente a este sistema y al detallado mapa que Mariana había introducido en su espada, Álam tardó apenas unos minutos en introducir los códigos de destino en el ordenador de abordo así cómo las desviaciones de ruta necesarias para despistar lo más posible a sus perseguidores y activó de nuevo los motores. Si todo iba bien, en cuanto la nave despegase del suelo le bastaría con conectar el piloto automático y esta se dirigiría por si sola hacia el Éste describiendo un gran arco hacia el sur que terminaría por despistar a todo el que intentase seguir su rumbo. Pero, antes de hacer esto, tendría que elevarla lo suficiente para desconectar el sistema de seguridad que le impedía conectar el piloto automático en el suelo.
Con la misma facilidad que la última vez, la nave se despegó suavemente del suelo impulsada por sus motores auxiliares y ganó lentamente altura conforme Álam incrementaba gradualmente la potencia de los mismos hasta elevarse unos tres metros sobre la nieve que ahora se arremolinaba bajo ella. Una vez a esa altura, Álam desconectó los cierres de seguridad de las puertas, abrió la suya usando el control manual y, tras pulsar el botón de activación del piloto automático saltó de la nave.
Mientras él caía al suelo y rodaba sobre la nieve para amortiguar la caída, el aerodeslizador giró bruscamente hacia la derecha siguiendo la programación de su mecánico piloto, conectó sus motores principales y se alejó velozmente hacia el sudeste dejando tras de sí un gran remolino de nieve y hielo que rodeó por completo a Álam mientras este tratada de ponerse en pie de nuevo. Y cuando al fin aquella turbulenta polvareda blanca se esfumó por completo y pudo abrir de nuevo los ojos, observó con una sonrisa que lo único visible ya de la nave era la estela que esta había dejado tras de sí al sobrevolar las colinas.
Solucionado esto, Álam se sacudió la nieve de la ropa y, tras echar un rápido vistazo a su nueva nave, se alejó de allí dirigiendose hacia el último lugar del pueblo que todavía no había revisado. Aunque, a decir verdad, tampoco tenía demasiadas esperanzas de encontrar a nadie allí. Y menos teniendo en cuenta la oscura humareda que brotaba por las grietas de la cúpula del domo.
Aún así, Álam continuó su camino ignorando una vez más el frío que empezaba ya a entumecer su cuerpo y tardó apenas unos minutos en llegar frente al gran portón metálico que bloqueaba la entrada al domo. Y fue justo en ese instante cuando se dio cuenta de que algo andaba mal.
Hasta ese momento todos los edificios que había revisado estaban completamente destrozados e, incluso en aquellos que todavía permanecían en pie, las puertas habían sido arrancadas violentamente de sus goznes o habían volado por los aires a causa de algún disparo. Pero esto no había sucedido con el domo, la entrada estaba intacta y la pesada hoja de metal que la cerraba no había sufrido el más mínimo daño. Incluso su cerradura permanecía activa todavía y una pequeña luz roja centelleaba intermitentemente al lado de la misma indicando que la puerta estaba cerrada.
Aquello tan solo podía significar dos cosas. Qué los soldados se habían conformado con atacar desde el aire el domo y la brigada de eliminación no había tenido tiempo de revisarlo o que, por alguna extraña razón, estos habían cerrado ellos mismos el domo para evitar que alguien entrase. Aunque esto último no parecía demasiado probable ya que aquella cerradura no supondría un gran problema para alguien armado.
Pese a todo, la idea de que allí dentro pudiese esconderse algo relacionado con el hecho de que Mariana los hubiese enviado allí hizo que Álam decidiese abrirlo de todas formas y, con un rápido y seco golpe de su espada, cortó limpiamente el grueso pestillo de metal volviendo totalmente inútil el cierre de la misma. Hecho esto, mantuvo su espada en la mano como medida de precaución y tiró lentamente de una de las hojas de la puerta hasta abrirla por completo.
Sin embargo, cuando esta se abrió del todo y el humo comenzó a salir por la nueva abertura, antes incluso de que sus ojos pudiesen distinguir nada entre la densa humareda y las llamas que todavía ardían en el interior, Álam comprendió que aquella precaución era ya innecesaria y bajó su espada.
El olor era insoportable. Un olor intenso y penetrante que se esparcía con aquel humo como las nauseabundas emanaciones de un cadáver putrefacto entremezclandose con el olor a quemado del plástico y otros materiales. El mismo olor que hacía años se había grabado a fuego en su cerebro y que, ahora, era más que suficiente para que supiese qué había realmente allí dentro sin necesidad de mirar. Pero, aún así, algo en su interior lo impulsó a hacerlo y, cómo una polilla atraída por el mortal brillo de una llama, Álam no pudo evitar dirigir su mirada hacia el interior del domo atraído por aquel nauseabundo olor.

Cadáveres. Eso era todo lo que había en el interior de aquel viejo domo agrícola convertido ahora en un gigantesco mausoleo para aquellos a los que en su día había servido cómo fuente de alimento. Por todo el enorme espacio interior de aquella gigantesca estructura con forma de cúpula podían verse los cuerpos carbonizados de los antiguos habitantes del pueblo. Agrupados en pequeños montones esparcidos por todo el recinto cómo macabras esculturas salidas de la mente de un psicópata, con las extremidades tensas y las manos alzadas hacia arriba en un agónico último esfuerzo y una desgarradora expresión de dolor en sus rostros.
Sin embargo, no fue esto lo que más impresionó a Álam, si no el significado real de lo que aquellas agrupaciones de cadáveres concentradas principalmente junto a la puerta y los respiraderos de las paredes parecían indicar. Y al mirar de nuevo hacia esta última, pudo ver algo que terminó por confirmar sus aterradoras sospechas: arañazos.
¡Los habían quemado vivos!. Por eso habían sellado la puerta, no para que nadie entrara, si no para evitar que alguien pudiese salir. En un acto de crueldad inimaginable, aquellos soldados habían encerrado a los habitantes del pueblo todavía con vida en el interior del domo para, a continuación, prenderle fuego condenándolos a una lenta y terrible muerte. Sin que estos hubiesen podido hacer nada para salvarse mientras las llamas los consumían lentamente salvo intentar desesperadamente abrir la puerta por la fuerza o encontrar otra salida en un vano intento por sobrevivir.
Al comprender al fin lo que había sucedido realmente en aquel lugar, Álam notó cómo un estremecimiento recorría todo su cuerpo y trató de darse la vuelta para apartar su mirada de aquel horrible lugar. Pero ya no pudo hacerlo.
Antes de que pudiese siquiera moverse, un terrible dolor brotó de pronto en su cabeza y este tuvo que sujetarse al borde de la puerta para evitar caerse mientras notaba cómo todo lo que le rodeaba comenzaba a retorcerse a su alrededor. La realidad misma se contorsionaba frente a sus propios ojos difuminandose como un viejo holograma mientras el dolor, aquel horrible y tan familiar dolor que no sentía desde hacía más de diez años, se hacía más y más fuerte.
El domo, los cadáveres de aquellos vampiros, el pueblo entero. Todo desapareció lentamente de su vista mientras él trataba inútilmente de conseguir que su propio cuerpo le obedeciese para salir de allí. Hasta que, al fin, algo más apareció ante sus ojos y Álam observó con horror cómo la terrible escena que había marcado su vida para siempre aparecía de nuevo ante sus ojos.
Sin embargo, esta vez algo había cambiado. Aún a pesar del horror que le suponía contemplar una vez más cómo su pueblo era consumido por aquella gigantesca columna de fuego y del dolor que sentía, Álam pudo ver algo que no encajaba en aquel espejismo que su propia mente había creado a partir de sus recuerdos.
Se vio a él mismo, de pie junto a la puerta de la habitación de sus padres, con las llamas rodeándole por completo, danzando a su alrededor cómo mortales serpientes flamígeras. Y para su sorpresa, en sus ojos no había ni rastro de las lágrimas que él recordaba. La expresión de aquel niño no era de terror, sino de furia. Sus ojos centelleaban con un extraño fulgor azul mientras el fuego que lo rodeaba lo consumía todo a su alrededor y su mano apuntaba amenazadoramente hacia su padre cuyo cuerpo se retorcía salvajemente entre las llamas junto a la vampiresa causante de todo aquello. Cómo si, de alguna forma, pudiese controlar aquel poder y dirigirlo hacia ellos.

Aquello fue demasiado par Álam. Aterrado ante lo que aquellas imágenes podían significar, trató de salir de aquel extraño sueño aferrandose con todas sus fuerzas al borde de la puerta que su mano todavía sujetaba y consiguió al fin hacer que sus músculos le respondiesen obligando a sus piernas a retroceder hasta que al fin salió del domo.
En ese instante, el gélido aire del exterior lo golpeó de lleno en la cara disipando de golpe el nauseabundo olor que lo rodeaba y devolvió a la realidad una vez más. Tan súbitamente cómo había aparecido, el dolor desapareció por completo de su cabeza al igual que aquella horrible visión y Álam calló de rodillas al suelo jadeando pesadamente a causa de la extraña y terrible experiencia que acababa de sufrir.
¿Qué demonios había significado todo aquello?. Aquel dolor... aquellas imágenes... todo había sido cómo cuando había sufrido el primer ataque cómo psíquico. Y sin embargo, el inhibidor seguía sobre su pecho, dañado aparentemente en su superficie, pero sin duda funcionando todavía o ya estaría muerto hace tiempo. ¿Cómo era posible entonces que sucediese algo así?.
Visiblemente afectado por todo aquello, Álam se puso lentamente en pie de nuevo y, mientras su mente intentaba sin éxito encontrar una respuesta a lo que acababa de suceder, cerró la puerta del domo de un golpe evitando volver a mirar al interior y se dio al fin la vuelta para alejarse de aquel maldito lugar.
Nada de aquello tenía sentido. Ni siquiera sus recuerdos habían sido los mismos, su propia imagen había sido alterada mostrándole a un joven Álam que distaba mucho de ser el pobre niño aterrado que él recordaba haber sido. Y la sola idea de que aquello fuese realmente la verdad, de que sus verdaderos recuerdos hubiesen estado escondidos durante todos aquellos años y aquel monstruo fuese realmente su pasado resultaba más aterradora que cualquiera de sus pesadillas.
Durante varios minutos, Álam permaneció allí, inmóvil frente a la puerta del domo, pensando en cómo interpretar todo aquello. Y al fin, tras un buen rato, comenzó a caminar de nuevo alejándose de allí con una idea ya clara en su mente.
Fuese o no real, aquello era su pasado, solo eso. No importaba si aquel monstruo era realmente él o si tan solo era una imagen creada por su mente para aterrorizarle de nuevo, aquello no era más real que cualquiera de sus sueños y no dejaría que eso volviese a afectar de nuevo a su vida. No ahora que había encontrado al fin algo por lo que vivir... alguien por quien seguir luchando y olvidar en parte el rencor y el odio que habían creado a aquella criatura.

Decidido a no pensar más en todo aquello, Álam se alejó corriendo de allí y se dirigió de nuevo hacia el pueblo para volver con Melissa. Habían pasado ya varias horas desde que se había ido y suponía que ya estaría empezando a preocuparse por él, además, por extraño que este último pensamiento le resultase, él mismo sentía que necesitaba volver con ella. Qué solo estando a su lado podría volver a olvidar todo aquello. Y, de alguna forma, esta último pensamiento le resultaba reconfortante.
Lo que él no sabía todavía, sin embargo, era que ella ya no estaba esperándole en el interior de aquella casa cómo él le había pedido que hiciera. Para su sorpresa, al llegar de nuevo al pueblo Álam pudo ver a Melissa fuera de la casa, sola en el centro mismo de la plaza con la espalda hacia él y uno de sus hombros apoyado en la base de lo que antes del ataque debía haber sido el soporte de una gran torre de iluminación.
Sorprendido por esto, y en parte preocupado al no ver con ella a la niña, Álam dejó de correr y, temiendo que les hubiese sucedido algo, se acercó caminando a ella al ver que esta parecía no haberse dado cuenta siquiera de que estaba allí y continuaba mirando tristemente hacia el suelo.
-¡Melissa!. -la llamó tratando de atraer su atención. -¿Estás bien?.
Nada más oír la voz de Álam, Melissa levantó la cabeza de golpe cómo golpeada por un rayo y se dio inmediatamente la vuelta visiblemente sorprendida. Al hacerlo, Álam observó sorprendido que esta parecía haber estado llorando y que tenía todavía lágrimas en los ojos, lo que hizo que su preocupación aumentase todavía más y tratase de preguntarle algo más. Sin embargo, antes de que pudiese hacerlo...
-¡¡ÁLAM!!.
Sin darle apenas tiempo a reaccionar, Melissa echó a correr hacia él con aquel grito cómo única explicación para su comportamiento y lo abrazó de pronto con todas sus fuerzas llegando casi a derribarlo.
-¿Melissa?. -Cada vez más sorprendido por aquel extraño comportamiento, Álam rodeó su espalda con sus brazos tratando de calmarla al notar que esta seguía temblando todavía un poco y la miró preocupado. -¿Por qué estas llorando?.¿Qué os ha pasado?.
Lejos de responder a sus preguntas, Melissa lo abrazó aún más fuerte y continuó llorando sobre su pecho sin decir nada. Conformándose con poder estar allí, abrazándole una vez más.
-Por favor Melissa, tienes que decirme algo. -Insistió Álam cada vez más preocupado. -¿Le ha ocurrido algo a la niña?¿es eso por lo que lloras?.
Ál oír esto último, Melissa pareció reaccionar al fin y miró a Álam con los ojos todavía húmedos mientras negaba sacudiendo ligeramente la cabeza.
-¿Entonces que ocurre?. -Repitió Álam. -¿Por qué estás llorando?.
-Creía que... -Dijo al fin con la voz todavía temblorosa sin aflojar en ningún momento su abrazo. -Yo... creía que te habías ido.
-¿Qué?. -Se sorprendió Álam. -Cuando te marchaste y dijiste que querías estar solo... yo... -Continuó Melissa explicándose mientras dos nuevas lágrimas se formaban en sus ojos. -tenía miedo de que te hubieses enfadado y... cuando oí despegar la nave creí que...
Al oír esto, Álam comprendió de pronto lo que había sucedido y a su mente no le resultó difícil encajar las piezas de aquel extraño rompecabezas. Lo que hizo que él mismo se sintiese mal de pronto al comprender el mal rato que le había hecho pasar al comportarse así.
-Qué me había ido y os había dejado aquí solas. -Terminó Álam completando la frase por ella al ver que esta parecía empezar a sollozar de nuevo. -Sí. -Asintió ella. -Sé que no debí decirte aquello y tenía miedo de que ya no quisieses seguir conmigo, de que prefirieses viajar solo.
-Tú no has hecho nada. -La corrigió Álam sonriendo ahora aliviado por que no hubiese ocurrido nada. -Fui yo el que actuó mal. Y aunque no fuese así, jamás pensaría siquiera en marcharme sin ti. Te quiero Melissa, más que eso, te necesito. Por extraño que parezca, ahora sé que realmente te necesito para seguir adelante y que sin ti no podría continuar. Volvería a ser el mismo asesino que era antes de conocerte, un simple monstruo sin corazón cómo tu padre... y prefiero morir antes que volver a sentirme así.
-Álam... -susurró Melissa cuyos ojos temblaban todavía cargados de emoción mientras en su rostro aparecía una maravillosa sonrisa cómo respuesta a aquellas palabras. -Soy yo la que debería decir eso. Tú siempre me estás protegiendo y yo no hago nada, a veces me siento inútil al no poder siquiera ayudarte.
-¿Y de que me serviría todo eso si tú no estuvieses ahí?. -respondió sonriendo Álam. -Si no tuviese alguien a quién proteger, ¿de qué me serviría saber luchar?. No eres inútil Melissa, al contrario, tú eres la que da sentido a todo esto. Sin ti... yo no sería nada.
Dicho esto, Álam soltó al fin a Melissa que parecía haberse calmado y le secó las lágrimas con uno de sus pulgares mientras acariciaba suavemente su mejilla con su mano.
-Ahora deja de llorar, ¿De acuerdo?. Parece que lo único que hago es hacerte llorar y me gustaría ver más a menudo esa espléndida sonrisa tuya.
En respuesta a estas últimas palabras, Melissa lo soltó tal y cómo él había hecho hacía un instante y asintió con la cabeza sin dejar de sonreír tal y cómo él le había pedido. Aunque, a decir verdad, ahora que estaba más tranquila y sabía que todo había sido solo un susto, había algo que la intrigaba.
-Lo que todavía no entiendo es lo que has hecho con la nave. -Dijo mirándolo ahora con curiosidad. -¿Cómo vamos a continuar el viaje ahora?.
-Era demasiado peligroso que continuásemos usando esa nave. -Explicó Álam con calma. -Tarde o temprano acabarían descubriendonos y la baliza de posición que lleva la hace demasiado fácil de encontrar. Por eso me deshice de ella. Además, ahora tenemos algo mejor.
-¿Algo mejor?. -Repitió Melissa. -¿Te refieres a la nave de aquellos soldados?.
-Exacto. Esa nave nos será mucho más útil que la de tu amigo. -Aseguró él. -Al tratarse de una brigada de eliminación no solo no lleva emblemas de identificación, tampoco lleva ningún tipo de baliza de posición para no ser descubierta. Y eso nos vendrá muy bien, les será difícil encontrarnos con una nave así.
-Menos mal. -Dijo Melissa dejando escapar un pequeño suspiro de alivio. -La verdad es que no me hacía ninguna gracia la idea de tener que caminar entre la nieve. Y no creo que la niña lo aguantase.
-Ahora que lo mencionas, ¿Donde está?. -Preguntó Álam recordando de nuevo a la pequeña vampiresa. -Está dormida. -Respondió. -La pobre estuvo llorando todo el tiempo hasta que no pudo más y se durmió en mis brazos. La dejé en una de las camas de la casa antes salir.
-Entonces será mejor que volvamos, si se despierta y se encuentra otra vez sola se asustará mucho.
Tras decir esto, Álam se giró hacia la casa en la que Melissa había dejado a la pequeña y se dispuso a empezar a caminar hacia allí tal y cómo acababa de decirle a Melissa. Sin embargo, al hacerlo vio que esta última lo miraba de una forma un tanto extraña y se detuvo un segundo.
-¿Ocurre algo?. -Al oír esto, Melissa simplemente sonrió y sacudió la cabeza al tiempo que se colocaba a su lado. -Nada, solo me ha sorprendido algo que has dicho. Pero sabes, me alegro de que sea así.
Aunque un tanto desconcertado por estas palabras, Álam decidió no darle más vueltas al ver que ella cogía su mano y los dos empezaron a caminar hacia la casa. Todavía les quedaba mucho que hacer antes de poder continuar el viaje y, ahora que iban a ser tres, necesitaría más tiempo para planearlo todo. Porque, fuese humana o no, ahora sí estaba seguro de que, pasase lo que pasase, no abandonaría a aquella niña a su suerte en aquel lugar.
Buena preguntaXD. Mil perdones pal que crea que es un capítulo soso y lioso, pero forma parte de la historia como tos y ahí está. Enga, aguantad, que ya llegarán las tortas tíos.XDXD
Gran detalle por tu parte dejar un capitulillo antes de abandonarnos:)
Al grano, mas que un capitulo lioso, lo veo algo raro en cuanto a la narrativa, abusas de los "de pronto", "de repente", "sin embargo", etc. Supongo que es porque no has tenido tiempo para darle un pulido, porque esto no te suele pasar.
Bueno, esperaremos al fin de semana para que nos cuentes algo mas. Un saludito, espero que te lo estes pasando bien ( y tambien que te cundan los estudios)
Yo tambien creo que en este te lo has tomado todo muy rápido, no has pulido esas cosillas....

Pero ya sabes que a mi todo lo que hable de sentimientos me encanta, la primera parte me ha aburrido un poquitin, pero despues me ha parecido mas interesante.... aunque,,, si te digo la verdad, me he hecho un poco lio,, deberias hacer un resumencillo o sino, repetir los hechos anteriores como si pensaran los personajes... sino es complicado seguir la corriente de un hecho que paso hace tantos capitulos.

Bye.
temjin and ningunotes XDXD si os referis en eso de pulirlo un poco a q The Cragor no ha corregido algunos defectos ortograficos... eso no es por la prisa al ponerlo sino pq él es así ;), (vamos q no tiene remedio XDXDXDXDXDXD)
en cuanto a lo del capitulo en si, a mi me ha parecido muy bien, repito muy bien. daros cuenta de q practicamente no ha sucedido nada y el nos ha embaucado con su labia y nos ha descrito las cosas tan bien q nos ha hecho creer q ha escrito un capitulo ;) el muy ladino...
supongo q eso es lo q hacen los grandes escritores aunque sin esos fallos ortograficos ;) XDXDXD
yo creo q esta historia va a ser muuuuyyy larga y espero q asi sea pq a mi me gusta mucho :)

taluego y salu2

P.D como dicen los amigus espero q nos des noticias de como te ha ido amigu :)
Ok, Ok, tenéis razón. Con las prisas para acabarlo antes de irme (eto me pasa por ser güeno con vosotros) la verdad es que no me fijé mucho en como quedaba (y hoy al mirarlo otra vez me dao cuenta de que ta fatal). Pero en fins, grácias por avisar (Y sobretodo gracias a TI nayk por defenderme ante estos energúmenos, da gusto tener amigos así..... CABRONAZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOxdxdxdxdxdxdxdxd).

Bueno, lo he mirado y lo he retocado un poco para arreglarlo, pero dudo que haya solucionado mucho. Estas cosas o se reescriben del tó o poco se puede hacer, pero eso ya lo haré cuando lo termine todo y lo repase desde el principio.

P.D. Si, ya sé que ha pasado muy poca cosa, pero no es una historia corta y acelerar demasiado las cosas quedaría muy cutre. El foro te obliga a trabajar con capítulos cortos (y yo reconozco que no valgo para eso la verdad) y o hago esto o os pongo un capítulo de más de 20 hojas (en el fénix hice capítulos de más de cuarenta, haceos una idea). Sorry pero esto sí que no se puede solucionar, lo intenté en su momento y lo único que conseguí fue que todo pareciese demasiado acelerado.
encima cabronazo...
no pue ser uno bueno...

taluego :P
Pues co0mo bien dices.... deseando que lleguen las "tortas", aunque es cierto que en este capítulo no ha sucedido nada :( espero que sirva de prólogo para lo bueno que esté por llegar ;)
7 respuestas