Puede parecer una coña, pero tiene sus ventajas. Como dijo el fundador del Partido Pirata (que recordemos consiguió representación parlamentaria):
Las conversaciones con los predicadores de las religiones oficiales que actúan en misión oficial son conversaciones privilegiadas, lo que significa que no pueden ser espiadas o forzadas como pruebas. Un sacerdote puede ir a la cárcel si revela algo que se dijo en confesión.
En el caso del Kopimism, los predicadores se definen como los santos facilitadores de la copia (y la remezcla), que viene a significar que la comunicación entre los operadores de los trackers (hubs) y las personas que participan en el sacramento de la copia, ahora tienen un estado confesional, por lo que es ilegal recoger evidencia en juicio.