Me ha sorprendido el hecho de que le puedas poner nombre a todos los objetos. Desde espadas hasta accesorios.
Lo que he sentido al poner el juego y adentrarme en el mundo de Mana solo es comparable a lo que sentí cuando pisé Gaia en FFIX. Y desde ese entonces no ha habido un juego que me haya transmitido lo mismo hasta el día de hoy.
Que alguien me libre de entrar en comparaciones acerca de estos dos juegos. Es más bien todo lo contrario, es la única referencia que he encontrado para poder describir ese aura de magia "entrañable", "variopinta", "excéntrica", "de ensueño", "donde todos los seres parecen quimeras". No se como referirme adecuadamente. Solo se que la sensación de espada y brujería es la misma que en la novena fantasía. Como de una epopeya entusiasta e indescriptible.
Hay muchos tipos de fantasía. Esta la fantasía oscura de BloodBorne por ejemplo y luego está la fantasía extravagante y colorida de mundos como el de Legend of Mana, mundos que parecen inimaginables hasta que los ven los ojos. Lo único que se es que ando completamente hechizado al mando. Como un caballero de hojalata movido bajo el embrujo de algún mago haciéndome vivir un sueño hecho videojuego, para después devolverme a la cruda realidad cuando apago la consola. Al cuerpo y a la vida.