En efecto, las joyas que nos deja Cohen no tienen precio y quedarán siempre para placer de propios y extraños. Invito a las nuevas generaciones que buceen en sus últimos 20 años de tesoro poético y musical.
Pero el chascarrillo es inevitable después de oír su último "Dear Heather ". Leonardo sobrelleva su longevidad profesional mucho más alla de lo aconsejable y, por lo que hace a su voz, en inmensa decrepitud, más allá del ultrasonido.