Supongo que me lincharéis, pero al ver el título del hilo no he podido evitar acordarme de Antón, Rudiger y Anna de la serie de aventuras del pequeño vampiro, de Angela Sommer-Bodenburg.
Ains... me los ventilaba uno tras otro, aquello no era normal. Incluso recuerdo una tarde mágica en la que, al ir hacia casa, me puse a leer uno de estos libros mientras caminaba, y aparecí de noche, y en la calle de mi colegio. Menudo susto me pegué, con la orientación que generalmente tengo, al no haberme dado cuenta de para dónde giraba ni por dónde estaba. Se me pasaron aquellas dos horas y media como si hubieran sido media.
Que recuerdooooooos...
PD: Cómo me emocionaba con Antón y Anna...