La estrategia que estoy usando es la de no colgar nunca y mantener la conversación abierta el mayor tiempo posible, así mientras están ocupados conmigo, no están engañando a ninguna otra persona que podría ser vulnerable; digo muy pocas palabras (dígame, explíqueme, no entiendo) evitando decir sí, no, o confirmar mi nombre. Tampoco establezco ningún diálogo ni hago ninguna pregunta hasta reconocer la llamada como confiable y no de ventas ni encuestas ni doy ninguna información personal. Cuando empiezan a soltarme el rollo quito el teléfono de mi oído y lo dejo encima de una mesa, sin volver a decir nada. Cuando se cansan cuelgan. Más tarde, bloqueo ese teléfono y lo notifico como spam. La última llamada maliciosa fue el 18 de noviembre pretendiendo cambiarme de compañía eléctrica mediante engaños, aunque lo más probable es que buscaran mi cuenta bancaria o mi tarjeta para hacerme algún cargo, eso nunca lo sabré.
Aunque parezca mentira, funciona, y nunca había recibido tan pocas llamadas como ahora.
En el caso de teléfonos fijos, lo mejor es comprar uno con contestador automático que permita grabar las llamadas desde el primer timbrazo.