Hace cuestión de 5 años le diagnosticaron a mi abuela leucemia. Los linfocitos los tenía por las nubes. Los médicos le dijeron que no podían hacer nada por ella. No había tratamiento y que dependía mucho de cada persona los años que le quedaban de vida.
Mi abuela, os lo podeís imaginar, estaba destrozada, pero aún no había dicho su última palabra. Ella como creyente que es y reza todos los días, tenga algo o no que pedir, decía que ella no se iba a morir de eso, que Dios la iba a salvar, que confiaba en él.
Nosotros nos alegrábamos que ella estuviera tan animada, por lo menos tenía algo con lo que animarse y no hundirse cada vez más.
Tenía una foto de Jesucristo en tamaño A4 y dormia con ella en el pecho. "Cosas de abuelas" - decíamos algunos.
Pues bien, al cabo de dos años, empezó a sentirse mejor y no sabía el motivo. Volvió al oncólogo a una cita de rutina, es decir, análisis de sangre. Al cabo de unos días la llamaron del hospital. Cuando la vio la doctora le dijo que no podía creer lo que estaba viendo, que le volvía a realizar los análisis, que seguramente estaban mal. Se los volvió a hacer y el resultado fue el mismo: Linfocitos perfectos. Sin rastro de la leucemia.
De eso hace 3 años. Los médicos aún no saben cómo es que se ha curado sólo. Venció al cáncer sin fármacos, sólo con la fe.
Yo sé que no ha sido un milagro y que Dios no la ha curado pero lo que sí la ha curado ha sido su convencimiento de que Él velaba por ella. Esa fe la ha curado.
Saludos y gracias.