En lo más profundo de los cajones que adornan el cuarto de un joven residente en Getafe, está una caja de cristal que dice "Pro Evolution Soccer 2". Y más abajo, la manida etiqueta de "Playstation". Algo extraño ocurre. La caja se abre sola, venciendo la resistencia de miles de otras cajas vacías. El disco que contiene esta caja empieza a adquirir una forma antropomórfica, con brazos, piernas, boca y racionalidad propia. Hace el mongo bailando, pero sin videocámara que grabe a ese objeto circular ni internauta avispado que sepa subir vídeos a YouTube.
Detrás de esa serie de idioteces por parte del disco, al final él abre la boca. Y de ella sale un personaje virtual con polígonos cutres e invisible al ojo humano: Roberto Larcos, futbolista brasileño. Este jugador de balompié se teletransporta mágicamente a un hipotético escenario de batalla entre Locust y Helghast; un enorme espacio en blanco.
El bueno de Roberto ve a monstruitos dándose de tortas. Y decide finalizar tal barrabasada en cuestión de tres segundos. Una patada demoledora y un balón Nike que sale de la nada bastan para ello. Un chut fuerte mata a todos estos miserables luchadores. Fin. Se acabó esta gilipollesca batalla.