Los Centros de Mayores tienen que pagar a la SGAE por ver TV

Los centros de mayores tienen que pagar a la SGAE por ver la televisión
La SGAE se apoya en el artículo 20 de la Ley de Propiedad Intelectual.
"Con la ley en la mano tienen razón, pero moralmente es reprochable".
En Ripollès, los centros de jubilados pagan 20 euros al trimestre.

La Ley de Propiedad Intelectual lo permite en su artículo 20, el que habla de la comunicación pública, y la SGAE lo aplica a rajatabla. Cobra a los centros de mayores para que las personas que acuden a ellos puedan ver la televisión.
Esta práctica de la SGAE se ha conocido a raíz de que en septiembre de 2009 se reunieran los alcaldes de la comarca del Ripollès (situada en la provincia de Girona) y expusieran, entre otros temas, sus problemas con la SGAE.


En esa cita, tal y como explicó a 20 minutos el presidente del Consell Comarcal del Ripollès, Enric Pérez, se puso sobre la mesa los 20 euros trimestrales que la SGAE recibe de los casals d’avis (como se denominan allí a los centros de mayores a los que suelen acudir jubilados a pasar la tarde jugando a las cartas, leyendo la prensa, hablando...) por el uso de la televisión.

Enric reconoce que la SGAE "con la ley en la mano tiene razón, pero moralmente es reprochable". Desde la Sociedad General de Autores se explica que "tienen la obligación de recaudar" en estos casos, tal y como se dice en la ley. Pero ésta no fue la única queja contra esta entidad. Ogassa, una pequeña población de la zona, denunció que la entidad les quería cobrar los derechos de autor por su última fiesta mayor y por las de los seis años precedentes que no les había pagado. También se quejaban de la actitud del recaudador de la zona, por "fallar en las formas".

Enric Pérez informó a este diario de que se reunió con la SGAE en Cataluña y acordaron analizar la situación, y sobre el cobro de las fiestas, "poner el contador a cero". Esta noticia se suma a la polémica desatada en las peluquerías de Cataluña, que se han rebelado contra la SGAE y piden a sus clientes que acudan con sus reproductores MP3 como protesta por tener que pagar por poner música.