A mí me salvó la vida un foro. En sentido figurado, claro.
Estaba pasando por un momento horrible de mi vida y tenía que quedarme en casa por obligación.
En ese tiempo, retomé una afición que había dejado de lado cuando empecé a trabajar. Al retomarla, con más ganas que nunca, me dio por investigar por internet y acabé petando en un foro.
Fue un enganche. Fue un alivio. Tenia con quién hablar, con quién discutir, hice amigos y hasta conocí a alguien que, aunque luego se marchó de mi vida, fue una de las historias más importantes que he tenido.
Para mí, los foros son una extraña extensión de la cafetería de la facultad, cuando te reunías con todo tipo de gente con la que igual no te acababas de llevar, pero todos hablábamos de todo y discutíamos sobre la mar y sus peces.