A día de hoy se está demostrando que, al menos para un usuario medio, la afectación al rendimiento por la aplicación del parche es mínima o prácticamente nula. Ya somos unos cuantos los que llevamos viviendo una semana con el parche y, yo por lo menos, no he notado nada de detrimento. Con lo que, a no ser que tengas un antivirus desactualizado (que no deberías tenerlo de todas formas), o una CPU AMD, no hay razón para postergar la actualización.
Si bien es cierto que no existe ningún programa malicioso, al menos de momento, que explote estos fallos de diseño, el no actualizar te expone a que un malware pueda acceder a la memoria del núcleo del sistema operativo y a todos los procesos que se ejecuten con procesos de administrador. ¿Qué supone esto en la práctica? Pues que un virus podría desestabilizar al sistema operativo, leer las contraseñas que puedas tener almacenadas o acceder a todo tipo de información sensible que los programas pudieran almacenar.