La asociación belga SABAM (cuyo homólogo español es la SGAE) lleva varios años intentando recaudar dinero en nombre de la propiedad intelectual, en ocasiones de formas bastante reprochables. Por ejemplo, en 2012 buscó cobrar a las bibliotecas por
leer libros a los niños. Ahora su objetivo ha sido intentar cobrar un “impuesto pirata” a los proveedores de Internet belgas.
Para ello, la SABAM demandó a los ISP Belgacom, Telenet y Voo reclamando el 3,4% del beneficio que sacan de las suscripciones de sus clientes como compensación por la piratería que estos permiten a través de sus redes. Según la asociación, los autores deben ser pagados por todas las “emisiones públicas” de sus composiciones musicales, incluyendo tanto las descargas ilegales como los
streamings.
En su defensa, los ISP belgas afirmaron que ellos no son los responsables de la piratería de los consumidores, ya que actúan como meros intermediarios. Los proveedores de Internet simplemente envían información, sin saber qué viaja a través de sus redes.
Esta semana la Corte de Bruselas se ha
pronunciado a favor de los proveedores de Internet. Según su dictamen, los ISP deben ser considerados intermediarios en lugar de herramientas de comunicación para emisiones públicas. Como resultado, la SABAM no puede exigir ninguna regalía a los proveedores, por lo que deberán abandonar la idea de cobrar el “impuesto pirata”.
La SABAM se ha mostrado decepcionada con la decisión del tribunal y la próxima semana considerará si apela o no el veredicto.
En Cataluña
ya se aplica una tasa similar a la rechazada en Bélgica. La diferencia de la catalana radica en que su objetivo oficial es financiar la cultura, a pesar de que desde la Acadèmia del Cinema Català no se han tenido reparos en afirmar que se trata de una compensación por la piratería que se vehicula por las redes de los ISP.