Cuando me dí cuenta de mi reflexión, ya era demasiado tarde para volver atrás... Inmune a todo, nada puede vencerme; ni los recuerdos ni las decepciones, ni las palabras ni los hechos, ni siquiera tu...
Los años se hacen notar en mi mente, madura de modo superlativo y las heridas en mi alma, que cicatrizan con rapidez inusitada, dan paso a una alegría perenne; ni la visión de ese lugar ni la reproducción de esa canción hacen mella en mi espíritu...
"¡Que le den a todo!", llegué a pensar en los malos tiempos; a día de hoy, lo único que acierto a vislumbrar es la enorme calidez del mundo que me rodea. Al fin y al cabo, todos tenemos motivos para nuestras actuaciones; insatisfacción, inseguridad... La mediocridad está en el aire.
"Me he vuelto loco, soy feliz", confesé en una ocasión a un amigo, que no acertó a comprender lo que le decía...
Sigo siendo el mismo cabrón adorable, pero ahora además sé que tenía razón...